¿Cómo la discapacidad afecta a la salud?
Pese a los adelantos de la tecnología y al progreso en materia de inclusión y respeto de la diversidad en algunos países, las personas con discapacidad siguen enfrentándose a obstáculos que repercuten en su salud física, mental, y economía. Se trata de barreras que, a su vez, dificultan su vida y desarrollo laboral, social y educativo.
Así las cosas, veamos primero que nada qué es la discapacidad.
“Se entiende por discapacidad ―según la Organización Mundial de la Salud (OMS)― la interacción entre las personas que tienen algún problema de salud (por ejemplo, parálisis cerebral, síndrome de Down y depresión) y factores personales y ambientales (por ejemplo, actitudes negativas, transporte y edificios públicos inaccesibles y apoyo social limitado)”.
El ente agregó que las personas con discapacidad, las cuales poseen las mismas necesidades que el resto de la población mundial en cuanto a asistencia sanitaria de calidad, vivienda digna ―y adaptada―, trabajo bien remunerado y con posibilidades de crecimiento, vías e infraestructuras accesibles, etc., forman parte de una serie de estadísticas nada alentadoras. Así:
- Más de 1.000 millones de personas (alrededor del 15% de la población mundial) tienen algún tipo de discapacidad. Hasta 190 millones (3,8%) de las personas de 15 años o más presentan dificultades de consideración para poder funcionar y ameritan con frecuencia los servicios de salud.
- El número de personas con discapacidad está aumentando en gran medida tanto por el incremento de la población mundial (los adultos mayores corren más riesgos de presentar algún tipo de discapacidad) como el de las enfermedades crónicas (tal es el caso de la diabetes, las enfermedades cardiovasculares, el cáncer o los trastornos de salud mental). Esto ha sido especialmente importante durante la pandemia de la COVID-19, pues ha implicado un mayor riesgo para ellos de que empeoren sus afecciones preexistentes o de que contraigan el coronavirus.
- Es probable que casi todas las personas presenten algún tipo de discapacidad (temporal o permanente) en algún momento de su vida.
- Las personas con discapacidad tienen menos acceso a los servicios de salud. Por esto, quedan desatendidas, quizás también en centros de poca calidad o con precios inaccesibles para ellos.
- La OMS hace un llamado a que se amplíen urgentemente los servicios destinados a estas personas en la atención primaria de salud, sobre todo en lo relativo a las intervenciones de rehabilitación.
“En todo el mundo, las personas con discapacidad tienen peores resultados sanitarios, peores resultados académicos, una menor participación económica y unas tasas de pobreza más altas que las personas sin discapacidad. En parte, ello es consecuencia de los obstáculos que entorpecen el acceso de las personas con discapacidad a servicios que muchos de nosotros consideramos obvios, en particular la salud, la educación, el empleo, el transporte, o la información. Esas dificultades se exacerban en las comunidades menos favorecidas”, dijeron la OMS y el Banco Mundial en el Informe mundial sobre la discapacidad, que se publicó en 2011.
Hay que saber, sin embargo, que la discapacidad no afecta a todas las personas por igual. Aun así, se debe velar por la salud, seguridad, accesibilidad y desarrollo de todos.
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Tipos de discapacidad y salud física
De acuerdo con Inclúyeme, iniciativa que tiene como fin ayudar a personas con discapacidad a formar parte del mercado laboral de algunos países de América Latina, incluyendo el Ecuador, existen cinco tipos de discapacidad: motriz, auditiva, visual, intelectual y visceral.
Discapacidad motriz: tiene que ver con la disminución total o parcial de la movilidad de uno o de más miembros del cuerpo. Esta situación implica dificultad o impedimento para llevar a cabo actividades motoras. “Esto, producto de que esta clase de discapacidad puede llegar a generar en la persona movimientos incontrolados, temblores, dificultad de coordinación, fuerza reducida, entre otros”, apuntó el ente.
La discapacidad motora se puede deber a procesos infecciosos como la poliomielitis; virales, como el síndrome de Guillain-Barré; reumáticos, como los accidentes cerebrovasculares o la artritis reumatoidea; alguna malformación neurológica como la parálisis cerebral, la espina bífida, la esclerosis múltiple, el traumatismo craneoencefálico; musculares, como las distrofias, y los que están vinculados con los traumatismos, esto es, las amputaciones, las lesiones medulares y los traumatismos craneoencefálicos.
“La mayor dificultad que se le presenta a una persona con esta discapacidad para lograr su independencia son las barreras arquitectónicas, las cuales impiden o complican su desplazamiento (cordones de vereda, escalones, puertas angostas, rampas mal diseñadas, alfombras, veredas rotas, baños no adaptados, transporte público sin rampa, entre otras). Si dichos obstáculos son superados, quienes forman parte de dicho colectivo social podrían desarrollarse con mayor facilidad en todos los ámbitos sociales, culturales y educativos de los que participan”, aseguró.
Discapacidad auditiva: tiene que ver con la pérdida total o parcial de la percepción de los sonidos, que también puede influir en el lenguaje y en la forma de hablar y de escribir.
Se puede deber a causas genéticas (hereditarias), que es la más común; adquiridas, es decir, que la discapacidad se adquiere en alguna etapa de la vida; congénitas, que se clasifican en prenatales, por ejemplo, alguna enfermedad que adquirió la madre en el embarazo (sarampión, rubeola), y perinatales a causa de traumas del parto, prematuridad, partos prolongados y anoxia (falta de oxígeno).
“La discapacidad auditiva no viene acompañada necesariamente de otra discapacidad, lo que destierra el mito de que las personas sordas tienen un intelecto menor”, afirmó.
Discapacidad visual: se clasifica en dos tipos, los cuales son la ceguera o pérdida total del sentido de la vista, y la disminución visual o pérdida parcial de este. Aunque la ceguera es la más conocida, la disminución visual es la más común (mientras que, según el organismo, hay alrededor de 280 millones de personas con discapacidad visual en todo el mundo, 40 millones tienen ceguera, y 240 millones, disminución parcial).
La discapacidad visual se debe a causas anteriores al nacimiento (prenatales); es decir, que son hereditarias o congénitas; causas que surgen durante el nacimiento (perinatales); es decir, que ocurren al momento de nacer, y causas posnatales, esto es, que la discapacidad se adquiere en algún momento de la vida y que puede tener relación con traumatismos, enfermedad o vejez.
“La discapacidad visual afecta más a personas de edad avanzada y a mujeres. Aproximadamente un 85% de los casos mundiales de discapacidad visual son evitables. Y en ese contexto, las principales causas que en el mundo llevan a la discapacidad visual son: cataratas (47,9%), glaucoma (12,3%), degeneración muscular relacionada con la edad (8,7%), opacidad corneal (5,1%), retinopatía diabética (4,8%), ceguera infantil (3,9%), tracoma (3,6%) y oncocercosis (0,8%). Excepto la degeneración muscular relacionada con la edad, el resto puede evitarse”, indicó.
Discapacidad intelectual: “Es definida como el estado de una persona, pues no puede llamarse enfermedad, ya que no se cura y acompañará al individuo durante toda su vida”, dijo.
Este tipo de discapacidad se debe a cuatro causas: hereditaria (considerada la más frecuente) como el síndrome de Down; congénitas o adquiridas durante la gestación (por, entre otros motivos, el consumo de diferentes drogas, la malnutrición, contracción de enfermedades como la rubeola o el VIH); adquiridas, debido a daños en el sistema nervioso central o en el cerebro (por golpes en la cabeza, meningitis, aspiración de toxinas, etc.).
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Discapacidad visceral: aunque poco conocida, es una de las más comunes, y se presenta en personas que afrontan deficiencias en el funcionamiento de algún órgano interno. De este modo, hace que el sujeto no pueda desarrollar su vida de manera plena, aun cuando carezca de las otras discapacidades.
“Puede afectar a las funciones de los sistemas cardiovascular, hematológico, inmunológico y respiratorio, digestivo, metabólico, endocrino, entre otros. Algunos ejemplos son la fibrosis quística de páncreas y la insuficiencia renal crónica terminal”, señaló.
Afecciones secundarias y daños a la salud mental
Los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades, de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) publicaron que la población con discapacidad puede presentar afecciones secundarias, debido precisamente a la discapacidad y a la falta de atención médica oportuna, de calidad y accesible. Pese a que algunas veces dichas afecciones se pueden prevenir, también pueden implicar dolor, depresión y un riesgo más alto de presentar otras enfermedades.
Estas afecciones pueden perjudicar, entre otros órganos, la vejiga y el intestino. En las personas con, por ejemplo, lesiones en la médula espinal, el funcionamiento urinario e intestinal se puede ver menoscabado.
La fatiga, por su parte, también puede incidir en el estado de ánimo y físico del individuo. El agotamiento emocional por enfrentarse a diario al estigma, las burlas, el maltrato y la indolencia de los demás lo puede llevar al aislamiento, la rabia, la impotencia, la tristeza y al deterioro de la autoestima.
Por otro lado, las lesiones también cobran un papel importante en este proceso. De hecho, “las lesiones (incluso, las lesiones accidentales, el homicidio y el suicidio) son la causa principal de muerte entre las personas de 1 a 44 años de edad. Las consecuencias de las lesiones pueden ser físicas, emocionales y financieras, pudiendo afectar la vida de las personas, sus familias y la sociedad”, informó el CDC.A su vez, la salud mental se puede ver afectada por casos como la discriminación, la exclusión, la violencia, el abuso sexual, los comentarios malintencionados, el aislamiento (de parte de la sociedad y de parte de la misma persona) etc. Del mismo modo, la depresión, considerada la principal causa de discapacidad en el mundo y que puede llevar al suicidio o a la muerte prematura, es una consecuencia que suele manifestarse pero para la que hay prevención y tratamiento.
“La salud mental tiene que ver con la manera en que pensamos, sentimos y actuamos al enfrentar la vida. Las personas con discapacidades notifican tasas más altas de estrés y depresión que otras personas. Hay diferentes maneras de tratar la depresión. Hacer ejercicio puede ser eficaz para algunas personas. Puede que también se necesite consejería o medicamentos”, apuntó.
De la misma manera, se corre el riesgo de que haya, entre otros problemas, sobrepeso u obesidad, dolor, diabetes, enfermedades cardiovasculares y llagas o úlceras por presión. Estas últimas se pueden presentar en quienes deben permanecer acostados o en sillas de ruedas.
Recomendaciones para afrontar la discapacidad:
- Manténgase activo. Siempre que se pueda, y de manera segura, practique alguna actividad física. Lo ayudará a prevenir el sobrepeso, la obesidad, y, por consiguiente, enfermedades crónicas que pueden causar otros tipos de discapacidad; tal es el caso de la diabetes y la pérdida del sentido de la vista o las amputaciones de miembros. También le permitirá llenarse de energía y aumentar el buen humor.
- Aliméntese adecuadamente y tome suficiente agua. La nutrición y la hidratación son esenciales para la buena salud y para disfrutar de más años de vida enriquecedora. Recuerde que al gozar de buena salud se evitan gastos excesivos e imprevistos por exámenes, tratamientos y medicinas; también, casos de depresión y estrés.
- Limite el café. Este puede empeorar el estrés y la ansiedad.
- No fume. La nicotina (y la cafeína) puede aumentar la ansiedad.
- No consuma drogas ni alcohol. Estos productos causan enfermedades prevenibles y adicciones. Pueden conducir a conductas riesgosas como tener relaciones sexuales sin protección y, así, correr el peligro de contraer enfermedades venéreas que puedan afectar al bebé. A su vez, el consumo de alcohol puede implicar el trastorno del espectro alcohólico fetal (TEAF), que puede causar discapacidades físicas, mentales y conductuales.
- Ría. El humor ayuda a liberar el estrés y a compartir.
- Comparta con sus seres queridos. La familia, y de ahí la importancia de la unión, el amor, la conciencia y el apoyo, tiene el deber de ser pilar en su proceso de superación en la vida (como en el de cualquier otra persona). Lo mismo ocurre con los buenos amigos, la pareja y los hijos. Esto es clave en todas las etapas de la vida.
- Haga lo que le guste, lo que le apasione, y crea en sus capacidades, que son muchas. Así, contribuirá a su fortaleza interior y autoestima.
- Quiera a los animales. Estos seres pueden ayudar emocionalmente a sanar heridas, a manifestar sentimientos como el amor, y el sentido de la responsabilidad. Además, si son entrenados, sirven de guías y de compañía.
- Las empresas deben abrir oportunidades de trabajo inclusivo a fin de que los ambientes sean más diversos y puedan aprovechar las capacidades, habilidades y destrezas de las personas con discapacidad.
- Los centros educativos deben crear oportunidades y formar al personal docente a fin de estén capacitados para garantizar que sus clases estén adaptadas a las necesidades de aprendizaje de todos. También, al personal administrativo, con el objetivo de que estén preparados para atender a las personas con discapacidad de manera adecuada, completa y respetuosa.
- Los centros asistenciales deben poseer personal consciente de las necesidades de atención médica a tiempo y profesional para esta población. Así, ellos pueden evitar enfermedades y asesorarse sobre cómo prevenirlas.
- Los Gobiernos deben crear políticas inclusivas en pro del buen desempeño y desarrollo de todos por igual. A su vez, deben recabar información completa y fidedigna sobre la población con discapacidad, avances, carencias y políticas.
- Como siempre decimos: busque ayuda psicológica si la necesita, o si usted ve que algún pariente la requiere, pídala.
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