Cristóbal tenía 15 años y sentía que no encajaba en ningún lado. Con sus amigos, fingía ser seguro y bromista, en casa, evitaba hablar de lo que sentía. Frente al espejo, veía un rostro cambiante, un cuerpo que no terminaba de definirse, una voz que sonaba diferente cada día. A veces, al deslizarse por las redes sociales, se preguntaba si algún día alcanzaría esa versión idealizada que todos parecían proyectar. Se sentía atrapado en un limbo entre lo que era y lo que aún no sabía que podía ser.
La salud mental en la adolescencia es un tema fundamental que nos recuerda que esta etapa es más que una simple transición. Es un tiempo de construcción, incertidumbre y búsqueda, donde el bienestar emocional juega un papel esencial en la forma en que los jóvenes se perciben a sí mismos y al mundo.
Cuando la mente de un adolescente pide ayuda
El Día Mundial del Bienestar Mental para Adolescentes fue establecido en 2020 por The Hollister Confidence Project, con el objetivo de visibilizar la importancia de la salud mental en los jóvenes y promover estrategias de apoyo.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), uno de cada siete adolescentes entre 10 y 19 años padece un trastorno mental, siendo la ansiedad y la depresión los más comunes (OMS, 2021). Además, el suicidio es la cuarta causa de muerte entre personas de 15 a 29 años.

Los datos reflejan que no se trata de casos aislados ni de simples “crisis pasajeras”, sino de un fenómeno global que requiere atención urgente. El entorno, la educación y el acceso a recursos psicológicos adecuados pueden marcar la diferencia en la vida de un adolescente.
Entre el espejo y la incertidumbre
La adolescencia ha sido descrita como un “territorio de confusión”, donde se produce una ruptura con la infancia y una reestructuración de la identidad.
Desde la perspectiva de Erik Erikson, el adolescente atraviesa la crisis de identidad vs. confusión de roles. Este proceso de búsqueda se divide en cuatro estados según James Marcia (1966):
- Logro de identidad: exploración profunda que lleva a un compromiso claro con ciertos valores y creencias.
- Moratoria: el adolescente sigue explorando sin haber tomado una decisión firme sobre su identidad.
- Difusión de identidad: falta de exploración y compromiso, generando confusión e incertidumbre.
- Cierre prematuro: adopción de una identidad sin haber explorado otras opciones.
En un mundo donde la identidad parece estar mediada por filtros digitales y la validación externa, ¿qué ocurre cuando un adolescente no encuentra respuestas dentro de sí mismo?
Cuando la imagen de uno mismo se construye en pantallas
El impacto de las redes sociales en la salud mental adolescente ha sido ampliamente estudiado. Según la Fundación Salud y Comunidad (2023), el uso excesivo de plataformas digitales está relacionado con un aumento de la ansiedad, la depresión y la baja autoestima.

Algunos de los efectos más comunes incluyen:
- Comparación social constante, que genera insatisfacción con la propia imagen.
- Hipervigilancia digital, donde la validación depende de “me gusta” y comentarios.
- Desconexión de la realidad, creando expectativas inalcanzables sobre el éxito y la felicidad.
Las redes sociales no son el enemigo, pero su uso sin un criterio crítico puede reforzar la sensación de insuficiencia y presión social.
Cuando crecer significa perder lo que se fue
El psicoanálisis describe la adolescencia como un proceso de duelo: se deja atrás la infancia, pero aún no se habita la adultez. Sigmund Freud hablaba de la “metamorfosis de la pubertad” como un periodo donde la energía psíquica se redistribuye y aparecen conflictos internos intensos.
Jacques Lacan plantea que la identidad nunca es un objeto fijo, sino un reflejo de la mirada del otro. En la adolescencia, este fenómeno se intensifica, pues el joven intenta reconocerse en los ojos de sus pares, de sus padres y de la sociedad.
Desde esta perspectiva, la crisis de identidad no es un problema que deba ser “corregido”, sino un proceso que debe ser acompañado. La angustia no desaparece con respuestas rápidas, sino con el tiempo necesario para formular las preguntas adecuadas.
Guía para sostener la salud mental en la adolescencia
Para los adolescentes:
- Aprender a reconocer y nombrar las emociones.
- Cuestionar lo que ves en redes sociales.
- Establecer límites digitales.
- Buscar apoyo.

Para los padres y educadores:
- No minimizar el malestar de un adolescente.
- Crear espacios de escucha.
- Promover hábitos saludables.
- Estar atentos a señales de alerta.
Para las instituciones educativas:
- Implementar educación emocional.
- Reducir la presión académica extrema.
- Fomentar la conexión fuera de las pantallas.
Referencias
- Organización Mundial de la Salud. (2021). Salud mental en adolescentes. OMS.
- Marcia, J. E. (1966). Development and validation of ego-identity status. Journal of Personality and Social Psychology, 3(5), 551-558.
- Fundación Salud y Comunidad. (2023). El Día Mundial del Bienestar Mental de los Adolescentes.
- UNICEF. (s.f.). Salud mental en la adolescencia y la juventud: qué saber. UNICEF Uruguay.
- El País. (2025). Cuidar el sueño, esencial para preservar la salud mental de niños y adolescentes.
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