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La discapacidad intelectual forma parte de las llamadas discapacidades del desarrollo que comprenden, además, la parálisis cerebral y los trastornos del espectro de autismo (TEA)

Discapacidad intelectual: abordemos un tema esencial para entenderlo

Escrito por Adriana Ramirez en .

La discapacidad intelectual (DI), que anteriormente se conocía como “retardo mental”, es un tema del que hay que saber. A fin de poder entender qué es, sus tipos y causas, ahondaremos en un asunto esencial que requiere atención, conocimiento y conciencia, puesto que forma parte de la sociedad. Un tema que también tratamos en Superar Centro Integral de Psicología mediante la evaluación neuropsicológica.

La discapacidad intelectual es, pues, “una afección diagnosticada antes de los 18 años de edad que incluye un funcionamiento intelectual general por debajo del promedio y una carencia de las destrezas necesarias para la vida diaria”, publicó el MedlinePlus, servicio informativo de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.

Por otro lado, la ONG Plena Inclusión, la cual se especializa precisamente en este tema y en las discapacidades del desarrollo, agrega que, en primer lugar, la discapacidad intelectual no es una enfermedad mental.

En segundo lugar, dice que, aun cuando a las personas con este tipo de discapacidad les cuesta más para aprender, comprender y comunicarse que a los demás, sí pueden avanzar si el entorno se los permite. Esto es, por supuesto, de suma importancia para ellos y sus parientes. 

“Si logramos un entorno más fácil y accesible, las personas con discapacidad intelectual tendrán menos dificultades y, por ello, su dificultad parecerá menor”, afirmó.

Lea nuestro artículo ¿Cómo la discapacidad afecta a la salud? 

La discapacidad intelectual forma parte, a su vez, de las discapacidades o trastornos del desarrollo. Estas son consideradas todas aquellas discapacidades que surgen durante el tiempo del desarrollo; es decir, antes de los 18 años de edad. Implican limitaciones en áreas como el lenguaje, la movilidad, el aprendizaje, el cuidado personal y la vida independiente.

De acuerdo con Plena Inclusión, las discapacidades del desarrollo comprenden la discapacidad intelectual, los trastornos del espectro de autismo (TEA), la parálisis cerebral y otras situaciones que están estrechamente relacionadas con la discapacidad intelectual. 

Ahora bien, ¿cómo se manifiesta este tipo de discapacidad?

Los padres pueden saber ―de acuerdo con el MedlinePlus― si su hijo presenta discapacidad intelectual si (no obstante, se debe tomar en cuenta que estos síntomas varían de leves a graves):

  1. Falta o hay retraso del desarrollo de habilidades motoras, destrezas del lenguaje y habilidades de cuidado personal, sobre todo cuando se compara con otras personas.
  2. Carece de crecimiento intelectual o presenta un comportamiento infantil continuo.
  3. Carece de curiosidad.
  4. Se le dificulta estar al día en el colegio.
  5. Le cuesta adaptarse a nuevas situaciones.
  6. Se le hace difícil entender y acatar reglas sociales.

Por otra parte, se calcula que solo en Estados Unidos hay alrededor de 6.500.000 personas con discapacidad intelectual, que es, a decir del Healthy Children, de la Academia Americana de Pediatría (AAP, por sus siglas en inglés), el tipo de discapacidad del desarrollo más común. De esta cantidad, más de 545.000 chicos tienen entre 6 y 21 años de edad.

A su vez, Stephen Brian Sulkes, miembro del hospital de niños Golisano, de Estados Unidos, publicó en el Manual MSD que los niños con esta clase de discapacidad pueden presentar anomalías físicas o neurológicas que sean evidentes al nacer o poco tiempo después, o, por el contrario, presentar un aspecto normal pero con síntomas notorios.

“Algunos niños con discapacidad intelectual pueden presentar anomalías evidentes al nacer o poco después. Dichas anomalías pueden ser físicas o neurológicas, e incluyen características faciales inhabituales, tamaño de la cabeza muy grande o muy pequeño, malformaciones en las manos o en los pies y otras anomalías diversas. A veces estos niños tienen un aspecto normal, pero presentan otros signos de enfermedad grave, como convulsiones, letargo, vómitos, olor anómalo de la orina y trastornos en la alimentación y en el crecimiento normal. Durante su primer año de vida, muchos niños con discapacidad intelectual más grave tienen un desarrollo motor tardío y son lentos para rodar sobre sí mismos, sentarse y levantarse”, explicó.  

El especialista agregó, sin embargo, que la mayoría de estos niños no muestran síntomas perceptibles sino hasta el periodo escolar, y que, más bien, los síntomas se manifiestan antes en aquellos que presentan una discapacidad intelectual más pronunciada.

“Por lo general, el primer problema que notan los padres es un retraso en el desarrollo del lenguaje. Los niños con discapacidad intelectual son lentos para usar palabras, unir palabras y hablar con frases completas. Su deterioro social es a veces lento debido al deterioro cognitivo y a las deficiencias del lenguaje. Los niños con discapacidad intelectual pueden ser lentos para aprender a vestirse y a alimentarse por sí mismos. Algunos padres no consideran la posibilidad de alguna deficiencia cognitiva hasta que el niño está en la escuela o en un centro preescolar y se demuestra un incapacidad para mantener las expectativas normales para su edad”, dijo. 

Evaluación neuropsicológica

En Superar Centro Integral de Psicología evaluamos la discapacidad intelectual como parte de las evaluaciones neuropsicológicas, que comprenden una serie de instrumentos confiables para estudiar el funcionamiento cerebral. 

El objetivo consiste en determinar el desempeño de funciones del lenguaje, psicomotricidad, memoria, atención, funciones lógicas y ejecutivas, que puedan afectar la efectividad, el progreso y las relaciones de la persona en diferentes ámbitos.

Dichas evaluaciones neuropsicológicas abarcan problemas del desarrollo, del envejecimiento y la evaluación postrauma.

En cuanto a las evaluaciones del desarrollo, las cuales están dirigidas a niños con déficits cognitivos, nos concentramos en situaciones como la hiperactividad, el déficit de atención, la dislexia, la discapacidad intelectual y tanto los miedos como las fobias infantiles.  

También ahondamos en las evaluaciones de la inteligencia. Con estas aspiramos a establecer el coeficiente intelectual (CI) de la persona para determinar potenciales o deficiencias, las cuales pueden requerir programas de adaptación específicos en los ámbitos familiar, social, educativo y laboral.A su vez, llevamos a cabo estudios para, específicamente, el ámbito educativo, a fin de favorecer el buen desempeño del alumno mediante evaluaciones que comprenden las funciones cognitivas, psicomotrices, lingüísticas, emocionales y sociales. Así, hacemos evaluaciones que comprenden los trastornos del aprendizaje, atención y comportamiento; evaluación y orientación vocacional; trastornos de las habilidades sociales y alteración de la conducta por impulsividad

Lea nuestro artículo Acerca de las necesidades educativas especiales: el derecho a la inclusión

Tipos de discapacidad intelectual

Existen diferentes tipos de discapacidad intelectual que dependen del nivel de deficiencia cognitiva de la persona. Así, dicha discapacidad se divide en leve, moderada, grave y profunda.

Discapacidad intelectual leve: este tipo de discapacidad se caracteriza porque el coeficiente intelectual de las personas que lo presentan es de entre 50 y 70. De hecho, la mayoría de los que afrontan discapacidad intelectual, es decir, el 85%, tienen el de tipo leve.

“La gran ventaja es que estas personas, aunque presentan un retraso cognitivo y una ligera afectación del campo sensomotor, son capaces de permanecer en el sistema educativo, formarse e incluso tener actividad profesional, eso sí, su aprendizaje lleva muchísimo más tiempo que el de otras personas”, afirmó la iniciativa Inclúyeme, que aspira a brindarles a la población con discapacidad en general oportunidades de trabajo en diferentes países de América Latina.

Discapacidad intelectual moderada: las personas con esta clase de discapacidad tienen un coeficiente intelectual de menos de 50. Esto amerita que, aun cuando puedan gozar de cierto grado de autonomía gracias a las terapias, requieran supervisión constante en los estudios y en el trabajo. 

Discapacidad intelectual grave: la población con esta clase de discapacidad posee un coeficiente intelectual de entre 20 y 35. Ameritan, pues, una supervisión bastante continua, dado que también existen daños neurológicos.

“Esto hace que el individuo tenga habilidades reducidas; poca o nula comprensión lectora o numérica. Aquí, normalmente las personas se comunican con holofrases. Y legalmente se les considera incapaces de tomar sus propias decisiones”, explicó.

Discapacidad intelectual profunda: es una clase de discapacidad poco común, en la que los sujetos tienen un coeficiente intelectual de menos de 20. Conlleva un cuidado permanente y la tasa de supervivencia es muy baja, puesto que la discapacidad tiende a estar acompañada por, entre otras dificultades, algunos problemas neurológicos. Las habilidades motoras son limitadas y la capacidad comunicativa es escasa o nula.

“Si nos basamos solo en las puntuaciones obtenidas en las pruebas de coeficiente intelectual (CI), cerca del 3% de la población total presenta discapacidad intelectual (un CI inferior a 70). Sin embargo, si la clasificación se basa en la necesidad de apoyo, solo alrededor del 1% de la población presenta discapacidad intelectual significativa”, dijo, por su parte, Sulkes.  

Datos:

De acuerdo con el mismo especialista Stephen Brian Sulkes:

  1. Los niños con discapacidad intelectual tienen más tendencia que otros niños a presentar problemas de comportamiento, como, por ejemplo, crisis explosivas, rabietas, agresiones o autolesiones. Esta situación se debe, por lo general, a la frustración que les genera el no poder comunicarse y el no poder controlar los impulsos.
  2. Los niños mayores, quienes tienden a ser ingenuos y crédulos para su edad, son  presas fáciles de otras personas que se aprovechan de ellos. Por ende, acceden a ejecutar acciones que están mal vistas.
  3. Entre el 20% y el 35% de las personas con discapacidad intelectual también afrontan problemas de salud mental. Tal es el caso de la ansiedad y la depresión. Esto ocurre, sobre todo, en los niños que están conscientes de sus diferencias con respecto a los demás o que son acosados y maltratados por su discapacidad.

La discapacidad intelectual varía de leve a profunda. No obstante, los que presentan la de tipo leve, que son la mayoría, pueden mantenerse en los estudios y en el trabajo / Crédito: Pexels

¿A qué se debe la discapacidad intelectual?  

“La discapacidad intelectual puede ser la consecuencia de un problema que comienza [desde] antes que el niño nazca hasta que llegue a los 18 años de edad. La causa puede ser una lesión, enfermedad o un problema en el cerebro. [Sin embargo] en muchos niños no se conoce la causa de la discapacidad intelectual. Algunas de las causas más frecuentes de la discapacidad intelectual, como el síndrome de Down, el síndrome alcohólico fetal, el síndrome X frágil, afecciones genéticas, defectos congénitos, infecciones, ocurren antes del nacimiento. Otras causas ocurren durante el parto o poco después del nacimiento. En otros casos, la causa de la discapacidad intelectual no se presenta sino cuando el niño es mayor, tales como lesiones graves en la cabeza, accidentes cerebrovasculares o infecciones”, informaron los Centros para la Prevención y el Control de las Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).

De este modo, la discapacidad intelectual se puede deber a causas genéticas (por genes anormales de los padres, por errores cuando se combinan o por otros motivos); a trastornos hereditarios (por ejemplo, por fenilcetonuria, enfermedad de Tay-Sachs, neurofibromatosis, hipotiroidismo, síndrome del cromosoma X frágil); a problemas durante el embarazo (mal desarrollo del bebé dentro de su madre; si esta consume alcohol y otras drogas; si contrae alguna enfermedad como la rubeola, el VIH, el citomegalovirus, el virus del herpes simple, la toxoplasmosis o el virus del Zika).

También puede ser a causa de problemas durante el parto (si, por ejemplo, el bebé no recibe suficiente oxígeno); a preeclampsia y nacimientos múltiples (como gemelos o trillizos) y a problemas de salud(malnutrición, meningitis, tos convulsiva, varicela; carecer de suficientes cuidados médicos, estar expuesto a venenos como el plomo o el mercurio; traumatismo craneal grave o tumores cerebrales y sus tratamientos).   


Durante el parto puede haber riesgos para el bebé como el que este no reciba suficiente oxígeno. / Crédito: Pexels

“El término ‘retraso mental’, utilizado anteriormente, ha adquirido un estigma social indeseable, por lo que los profesionales de la salud lo han reemplazado por el término ‘discapacidad intelectual”

Stephen Brian Sulkes, miembro del hospital de niños Golisano, de Estados Unidos

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