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Mujeres que sostienen el mundo: Un legado de fortaleza

Escrito por Indira Ullauri en .

En un rincón olvidado del mundo, una niña encontró un libro polvoriento. Al abrirlo, descubrió historias de mujeres que, con susurros, habían cambiado el curso de la historia. Sus nombres no siempre estaban en los monumentos ni en los libros escolares, pero su legado estaba presente en cada derecho conquistado, en cada vida transformada.

Inspirada, decidió que su voz también resonaría. Comprendió que cada mujer es parte de una historia mayor, tejida con hilos de resiliencia, sabiduría y determinación. Ese día, supo que su propio camino sería una nueva página en el gran libro de las mujeres que, sin importar la época o el lugar, han dejado huellas imborrables en la historia.

Hablar del papel de la mujer en la historia es hablar de presencia constante en la transformación de sociedades, en la transmisión del conocimiento y en la construcción del futuro. Sin embargo, su labor ha sido invisibilizada en muchos momentos, minimizada por relatos históricos que han priorizado otras voces.

Las mujeres han sido filósofas, sanadoras, guerreras, educadoras, científicas, líderes comunitarias y artífices de cambios fundamentales. Su capacidad de sostener familias y comunidades, de desafiar estructuras de poder y de avanzar a pesar de las restricciones impuestas es testimonio de su fortaleza inquebrantable.

A lo largo de los siglos, su papel ha evolucionado, desde la lucha por el acceso a la educación hasta su incorporación en la vida política, científica y cultural. Sin embargo, aún persisten desafíos en materia de equidad, reconocimiento y bienestar integral.

Actualmente, con una población mundial que supera los 8.000 millones de personas, aproximadamente 3.968 millones son mujeres (49,6 %), un dato que refuerza la importancia de garantizar su participación plena en todos los ámbitos de la sociedad.

El Día Internacional de la Mujer no nació como una celebración, sino como un reconocimiento a las mujeres que han transformado la sociedad y como una oportunidad para reflexionar sobre el presente y el futuro.

En 1911, más de 140 mujeres murieron en el incendio de la fábrica Triangle Shirtwaist en Nueva York, atrapadas en condiciones laborales inhumanas.

En 1977, la ONU estableció el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer, con el propósito de reconocer su papel en el desarrollo global y abrir espacios de reflexión sobre su presente y futuro.

Más allá de este día, el verdadero reconocimiento está en el compromiso diario de valorar y garantizar su bienestar, su autonomía y su derecho a vivir sin miedo, sin barreras y sin limitaciones impuestas por prejuicios históricos.

Uno de los aspectos menos visibilizados, pero más urgentes en la vida de las mujeres, es la salud mental. El impacto de las múltiples exigencias que enfrenta, las expectativas impuestas y la carga emocional que asume pueden generar estrés, ansiedad y agotamiento.

  • Carga mental y emocional: Muchas mujeres asumen no solo responsabilidades laborales, sino también el cuidado del hogar, de los hijos, de familiares y de la gestión emocional de su entorno. Este peso invisible, muchas veces no reconocido, puede generar un desgaste significativo.
  • Presión social y autoexigencia: Se espera que sean exitosas en su trabajo, que cuiden de sus familias, que mantengan una imagen aceptable según estándares de belleza irreales y que afronten las dificultades sin quejarse.
  • Violencia de género y traumas invisibilizados: Muchas mujeres han experimentado situaciones de violencia emocional, psicológica o física que dejan huellas en su salud mental. La ansiedad, la depresión y el estrés postraumático pueden ser consecuencias de estas experiencias.
  • Acceso limitado a espacios de autocuidado: En muchos contextos, las mujeres priorizan el bienestar de los demás antes que el suyo propio. El tiempo para el descanso, la recreación y el cuidado personal suele ser postergado.
  • Según la OMS, la depresión es dos veces más frecuente en mujeres que en hombres, en parte debido a la combinación de factores hormonales, sociales y estructurales que impactan su bienestar.
  • Darle espacio a las emociones. No es necesario ser fuerte todo el tiempo. Llorar, expresar frustración, buscar apoyo y validar las propias emociones es parte del bienestar emocional.
  • Romper con la autoexigencia extrema. La perfección es una construcción irreal. Es importante aceptar que no es necesario hacerlo todo ni hacerlo de manera impecable.
  • Buscar redes de apoyo. Contar con espacios donde poder hablar sin miedo, sin culpa y sin juicio es fundamental para la estabilidad emocional.
  • Priorizar el descanso y el autocuidado. Dormir bien, tomarse pausas, dedicarse tiempo y establecer límites son actos de respeto hacia una misma.
  • Romper el silencio y buscar ayuda profesional. Si la ansiedad, la tristeza o el agotamiento son constantes, es importante acudir a un profesional de la salud mental. La terapia no es un signo de debilidad, sino una herramienta de crecimiento y fortaleza.
  • No se trata solo de historia, sino de presente y futuro.
  • No se trata solo de reconocimiento, sino de bienestar y equilibrio.
  • Cuando una mujer está bien, todo su entorno también lo está.
  • Que cada día sea una oportunidad para valorar, respetar y potenciar la presencia de las mujeres en el mundo.


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Indira Ullauri