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Hablemos de Salud Mental sin Miedo: El precio del silencio y la urgencia del cambio

Escrito por Indira Ullauri en .

Hablar sobre la salud mental sigue siendo un desafío. No porque no haya información o porque el malestar no exista, sino porque nos han enseñado a guardarlo en silencio. En una sociedad que glorifica la fortaleza y la autosuficiencia, admitir el sufrimiento es casi un acto de rebeldía. Pero, ¿qué consecuencias tiene este silencio? ¿Cómo impacta en nuestras vidas y en nuestra salud psicológica?

Mario llevaba semanas sin dormir bien. Se levantaba cansado, su mente llena de pendientes y preocupaciones que parecían no tener fin. Pensó en hablarlo con alguien, pero siempre encontraba un motivo para callar: ‘No quiero preocupar a mi familia’, ‘Seguro es solo estrés’, ‘¿Qué van a pensar en el trabajo si digo que no puedo más?’.

El problema no era solo la falta de descanso, sino la sensación de que tenía que enfrentarlo solo. Hasta que un día, durante una conversación trivial, su mejor amigo le dijo: ‘Últimamente te noto distinto. Si necesitas hablar, estoy aquí’. Y en ese momento, Mario se dio cuenta de lo mucho que había cargado en silencio.”

Hablar sobre la salud mental no significa debilidad. Significa reconocer la humanidad de nuestras experiencias. Pero la cultura del rendimiento y el miedo al estigma han convertido el malestar en un tema tabú, dejando a muchas personas atrapadas en una lucha interna sin herramientas para afrontarla.

El impacto del silencio sobre la salud mental es evidente en las cifras. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los trastornos de ansiedad y depresión han aumentado en un 25% desde la pandemia, y el suicidio se ha convertido en una de las principales causas de muerte entre jóvenes.

Desde una perspectiva psicológica, Daniel Kahneman en Pensar rápido, pensar despacio expone cómo la sobrecarga de información y la presión social pueden distorsionar nuestra percepción del bienestar. Byung-Chul Han, en La sociedad del cansancio, sostiene que el modelo neoliberal ha convertido la salud mental en un problema individual, ignorando que la ansiedad y la depresión son síntomas de una estructura que exige productividad constante, dejando poco espacio para la introspección y el descanso.

A nivel social, el Banco Mundial y la OCDE han señalado que la falta de acceso a atención psicológica sigue siendo un problema global. La salud mental no es solo una cuestión personal, sino un reflejo del contexto en el que vivimos.

Freud, en El malestar en la cultura, advertía que el sufrimiento humano no puede ser erradicado por completo, pero sí comprendido. Sin embargo, en la sociedad contemporánea, en lugar de entender el dolor, lo evitamos o lo reducimos a una serie de consejos rápidos: “Piensa positivo”, “Haz ejercicio”, “Agradece lo que tienes”.

El problema es que esta visión simplificada no solo es ineficaz, sino que refuerza el estigma. Al final, muchas personas terminan sintiéndose culpables por su propio sufrimiento, creyendo que es una falla individual en lugar de un problema que merece ser tratado con seriedad.

Viktor Frankl, en El hombre en busca de sentido, plantea que el sufrimiento solo se vuelve insoportable cuando no tiene un propósito. Pero para encontrarle significado, primero es necesario aceptarlo y compartirlo. Hablar sobre salud mental no es una moda ni un privilegio, es una necesidad.

Para transformar la conversación sobre salud mental, primero debemos cuestionar los discursos que la rodean. 

Reflexionar sobre estas preguntas puede ser un primer paso:

  •  ¿Cuándo fue la última vez que te permitiste expresar lo que realmente sientes?
  • ¿Qué creencias sobre la salud mental has aprendido desde niño?
  • ¿En qué espacios te sientes seguro para hablar sin miedo al juicio?

Hablar de salud mental no significa compartir todo con todo el mundo. Significa construir espacios donde podamos ser honestos sobre lo que sentimos, sin temor a ser minimizados o ignorados.

  • Vigilar y castigar – Michel Foucault: Cómo las estructuras de poder moldean nuestra percepción del malestar.
  • El arte de amar – Erich Fromm: La importancia del vínculo en la construcción del bienestar emocional.
  • El capitalismo de vigilancia – Shoshana Zuboff: La influencia de la tecnología en nuestra salud mental.
  • Artículo en The Lancet Psychiatry: Relación entre la hiperconectividad y el aumento de los trastornos de ansiedad.

La salud mental no es un tema secundario ni un lujo. Es una condición fundamental para una vida digna. Pero mientras sigamos evitando el tema o reduciéndolo a soluciones superficiales, el sufrimiento seguirá siendo una carga individual en lugar de una responsabilidad colectiva.

Hablar sobre salud mental no significa debilidad. Significa valentía. Porque lo que no se nombra, no desaparece. Solo se vuelve más difícil de soportar.

En Superar, creemos que hablar de salud mental es un derecho. Si sientes que necesitas apoyo, estamos aquí para acompañarte en este proceso. No hay nada de qué avergonzarse. Hay mucho por transformar.

“La salud mental no es solo un problema individual. Descubre por qué hablar sobre lo que sentimos es una necesidad urgente y cómo podemos romper el silencio sin miedo.”


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Indira Ullauri