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Depresión

Hablemos de cerca sobre el estrés crónico y la depresión

Escrito por Adriana Ramirez en .

“Hablar” es la palabra clave para tratar a tiempo problemas de salud mental como el estrés crónico y la depresión, puesto que estadísticas indican que los pacientes no suelen hacerlo en su debido momento y, mientras tanto, el problema y sus consecuencias se van agravando. “Hablar” y “ayudar”, “apoyar”, son todas palabras clave para afrontar esta situación.

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Todos, en algún momento, nos sentimos estresados.

Si la relación de pareja no funciona, nos estresamos, enojamos y nos sentimos mal; ante una entrevista de trabajo importante, nos estresamos, nos ponemos nerviosos, quizás nos sentimos inseguros; si un familiar fallece o nos enteramos de alguna enfermedad grave, también nos estresamos, sufrimos, podemos sentir angustia y hasta culpa.

Sin embargo, el estrés también puede ser un motor para darnos una dosis de buena energía a fin de lograr un propósito; por ejemplo, esforzarnos por hacer un muy buen trabajo; organizar nuestra boda, para que sea inolvidable; participar en una competencia y dar lo mejor de nosotros mismos con la intención de ganar justamente.

No obstante, hay casos en los que el estrés sí es crónico y puede generar tanto ansiedad como depresión. Por tanto, es necesario reconocer el problema a tiempo y hablar, pedir ayuda, aunque, en ocasiones, no sea tan sencillo.

Hablemos, por tanto, de forma cercana del estrés, en general, y del crónico, en particular (pese a que hay distintos tipos de estrés):

“El estrés se describe con frecuencia como una sensación de agobio, preocupación y agotamiento.

El estrés puede afectar a personas de cualquier edad, género y circunstancias personales y puede dar lugar a problemas de salud tanto física como psicológica.

Por definición, el estrés es cualquier ‘experiencia emocional molesta que venga acompañada de cambios bioquímicos, fisiológicos y conductuales predecibles’.

A veces, un poco de estrés viene bien porque da el empuje y la energía que se necesitan para sobrellevar ciertas situaciones, como tomar un examen o cumplir con algún plazo en el trabajo.

Sin embargo, una cantidad excesiva de estrés puede tener consecuencias sobre la salud y afectar adversamente el sistema inmunitario, cardiovascular, neuroendocrino y nervioso central”

(Asociación Americana de Psicología, que cita, a su vez, otra obras de especialistas).

“Es necesario reconocer el problema a tiempo y hablar, pedir ayuda”

La APA, asimismo, especifica otros daños a la salud por el estrés crónico:

  • Ansiedad
  • Insomnio
  • Dolor Muscular
  • Presión Alta
  • Debilitamiento del Sistema Inmunitario.

Estos son, por tanto, daños que pueden incidir perjudicialmente en el organismo, las relaciones y la productividad de la persona. “Las consecuencias del estrés crónico son graves, particularmente porque este contribuye a la ansiedad y la depresión. Las personas que tienen depresión y ansiedad tienen un riesgo dos veces mayor de tener enfermedades cardiacas que las personas que no tienen estas afecciones.6 Además, las investigaciones han demostrado que hay una relación entre el estrés crónico o agudo y el abuso de sustancias adictivas7” (APA).

Vea también nuestro servicio de Evaluación y Diagnóstico: Evaluación Psicológica Emocional y de Personalidad

  • Estrés crónico
  • Depresión
  • Trastornos de ansiedad
  • Estrés postraumático – evaluación de emergencia
  • Trastornos alimentarios
  • Adicciones

Otra consecuencia: el burnout

Como una consecuencia del estrés crónico en el trabajo es el burnout o síndrome del quemado laboralmente.

En 2019 se publicó que el burnout entraría en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11) en 2022 como un problema relacionado con el empleo o el desempleo, de acuerdo con el diario El País, de España.

“El síndrome de desgaste emocional, como se cita en la nueva clasificación (en comparación con la descripción en el catálogo de 1990, en el que aparecía pero de manera inconcreta y estaba relacionado con la dificultad en el control de la vida, según el mismo periódico) está asociado al estrés crónico en el trabajo, se caracteriza por una despersonalización de las tareas, un desgaste emocional y físico, y bajo rendimiento.

Los expertos estiman que el burnout afecta al 10% de los trabajadores y, en sus formas más graves, a entre el 2% y el 5%” prosigue el medio.

Se espera que el cambio de la OMS contribuya a visibilizar más el burnout, se facilite la gestión de bajas e incapacidades, pues está relacionado con el trabajo, y que se tomen más en cuenta los factores psicosociales y los psicosociales de riesgo en las empresas y organizaciones.

Consulte nuestra guía Conociendo los factores psicosociales y factores psicosociales de riesgo en el trabajo: causas, intervención y prevención.

En vista de que el estrés crónico está vinculado a la ansiedad y la depresión, le mostramos datos que pueden dar luces acerca de la gravedad de esta última:

  • Más de 350 millones de personas sufren de depresión, pero solo el 10% recibe tratamiento (OMS)
  • Las mujeres tienen casi el doble de probabilidades de sufrir esta enfermedad que los hombres
  • El trastorno bipolar tiende a presentarse por igual en hombres y mujeres. Sin embargo, en los hombres se manifiesta más la manía; en las mujeres, la depresión
  • Una persona común con una enfermedad mental se tarda más de diez años en pedir ayuda en Estados Unidos (Dra. Helen Farrell-Instituto de Salud Mental de Estados Unidos)
  • “Un aumento en la inversión también es necesario. En muchos países, no hay, o hay muy poco, apoyo disponible para las personas con trastornos de salud mental. Incluso en los países de ingresos altos, casi el 50% de las personas con depresión no reciben tratamiento.
    En promedio, solo el 3% de los presupuestos de salud de los países se invierte en salud mental, variando de menos del 1% en los países de bajos ingresos al 5% en los países de altos ingresos” (OMS y la Organización Panamericana de la Salud)
  • La depresión puede llevar a la incapacidad y hasta al suicidio.

De hecho, la depresión es considerada la primera causa de problemas de salud y discapacidad en el mundo, según la misma OMS.

Hay que tener muy presente que la depresión, por ende, puede ser una enfermedad crónica, que se manifiesta de forma leve, moderada o grave. Por eso, es idóneo hablar de un espectro depresivo, que incluye, además, diferentes etiologías (causas).

“La depresión es un desorden mental común que afecta a personas de todas las edades, de todas las profesiones, en todos los países.

La pobreza, el desempleo, situaciones como la muerte de un ser querido o la ruptura de una relación, enfermedades físicas y problemas causados por el consumo de alcohol y drogas aumentan el riesgo de desarrollar una depresión.

El hablar con personas de confianza puede ser el primer paso hacia la recuperación de la depresión”, indicó la OMS.

Por otro lado, en este trastorno influyen factores de tipo genético, la neurobioquímica y ambientales, de los que puede saber más en nuestro artículo Descubre tu Fortaleza Interior: campaña para la prevención y el tratamiento integral del estrés crónico y la depresión.

“La depresión, que también se conoce como trastorno depresivo mayor o depresión clínica, es una de las enfermedades mentales más comunes en los Estados Unidos. Según el Instituto Nacional de Salud Mental (National Institute of Mental Health), en el 2014 un estimado de 15.7 millones de adultos —aproximadamente el 6.7 por ciento de la población adulta estadounidense— sufrió de al menos un episodio depresivo mayor” (APA).

¿Y qué sucede en Ecuador?

El Ministerio de Salud Pública (MSP) señala las siguientes cifras acerca de la depresión en el Ecuador:

  • En el país, la depresión afecta, en mayor medida, a las mujeres (este dato calza con la tendencia mundial de este trastorno: las mujeres tienen casi el doble de probabilidades de sufrir de depresión más que los hombres).
  • De la atención ambulatoria del ministerio, el número de casos de mujeres triplica al de los hombres.
  • Partiendo de los datos de 2015, hubo 5.379 personas con diagnóstico presuntivo y definitivo por depresión: 36.631 corresponden a mujeres y 13.748 a hombres.
  • En 2016 la depresión fue la segunda causa de llamadas al número 171 por trastornos afectivos, después de las llamadas por ansiedad.

La depresión es, en sí misma, una enfermedad múltiple y diversa en sus formas de presentación, puede ser generalizable en las manifestaciones clínicas pero siempre tendrá un componente individual que no debe ignorarse a la hora de intervenir.

El encuadre multidisciplinario y el manejo conjunto de farmacoterapia, psicoterapia y psicoeducación familiar probablemente sea el idóneo o al menos el más próximo a la curación, sobre todo en los casos de nivel moderado a grave.

Por esto, un diagnóstico exhaustivo que sugiera el nivel de gravedad será determinante en la elección del tratamiento.

“La falta de apoyo a las personas con trastornos mentales, junto al miedo al estigma, impide que muchos accedan al tratamiento que necesitan para vivir vidas saludables y productivas”, dice la OMS.

El encuadre multidisciplinario y el manejo conjunto de farmacoterapia, psicoterapia y psicoeducación familiar probablemente sea el idóneo o al menos el más próximo a la curación, sobre todo en los casos de nivel moderado a grave

Así, cada 10 de octubre es el Día Mundial de la Salud Mental, y en el año 2012 la OMS hizo un llamamiento para acabar con la estigmatización de la depresión y de otros trastornos mentales. A su vez, el objetivo también apuntó a mejorar el acceso a los tratamientos para todas las personas que los requieran.

En Superar creemos en el ser humano en todo su potencial y en su derecho de vivir plenamente, en el derecho de todos como personas para potenciar nuestra capacidad para producir, trabajar, rendir y sentirnos plenos.

Por ello, hablar es la clave: busque ayuda o ayude mediante información y la asistencia de los mejores.


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