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El manejo adecuado del dolor crónico puede ayudar a mantener una mejor calidad de vida / Crédito: Freepik

Afrontamiento del dolor crónico

Escrito por Adriana Ramirez en .

El dolor crónico es considerado un tipo de dolor continuo, intermitente o intenso que puede durar meses o años. Se trata de dolores que se deben, entre otras afecciones, a la fibromialgia, el cáncer, la diabetes o la migraña, y que pueden llevar a condiciones de salud mental como la ansiedad o la depresión, o a situaciones como el mismo estrés, problemas para dormir o a la afectación de funciones cognitivas, por ejemplo, la memoria (según algunos estudios).

Sin embargo, existen medidas y tratamientos que pueden ayudar a afrontarlo y a mejorar la calidad de vida de la persona. Por un lado, están las medidas de siempre para velar por la salud en general, por ejemplo, la alimentación equilibrada, el ejercicio físico, la meditación, las técnicas de respiración, etc., y, por el otro, la psicoterapia y los medicamentos (sin caer en la adicción a estos últimos o a la infra-, sobremedicación o  automedicación). También está la combinación de los tres recursos: medidas de cuidado diario, psicoterapia y medicación.

A su vez, se recomienda tanto al consultante como a su mismo entorno el estar informados acerca de la afección en sí. El objetivo es que, en la medida en que cuenten con mayor información, que se base en fuentes científicas y reconocidas, tendrán más posibilidades, primero, para entender mejor la situación; segundo, para ayudar a la persona y para que esta pueda hacer todo lo posible por mejorar, fortalecerse, ser cada vez más resiliente y aceptar su caso y, tercero, hacerse con estrategias de afrontamiento, de manera que la recuperación o, al menos, el mejoramiento de la calidad de vida sea más rápido y duradero, y se puedan controlar, en la medida de lo posible también, las emociones negativas para dar paso a las positivas, que le darán ánimo, energía, seguridad, orgullo, esperanza y lo ayudarán a fortalecerse aún más.

La salud integral, es decir, aquella que abarca la salud física, mental y emocional, y que necesitan todos los seres humanos para poder vivir con más plenitud, satisfacción y sentido, es un bien único y hay que protegerlo constante y conscientemente. De ahí que, aprovechando el avance de la ciencia y la tecnología, incluyendo el de la psicología (además de todo el cúmulo de información que abunda actualmente), se pueda disponer de más herramientas para cuidarse, cuidar y vivir de manera óptima.

Sin embargo, el consultante, de por sí, puede atravesar por una situación de miedo o incertidumbre cuando, por ejemplo, comienza a tener síntomas que desconoce o incluso teniendo información sobre ellos; tristeza, dolor, angustia, cuando recibe algún diagnóstico, sobre todo de alguna afección más delicada, pero cuando ni siquiera se tiene un diagnóstico preciso y confiable como tal, su estado de ánimo, mental y físico puede empeorar aún más. Por eso es tan importante acudir al especialista indicado y de forma oportuna para recibir el diagnóstico preciso y el mejor tratamiento (integral y correspondiente) posible. 

Entendiendo mejor los efectos del dolor

Ante todo, el Manual MSD indicó, como características del dolor crónico, las siguientes:

“Generalmente, el dolor se considera crónico si cumple una de las siguientes características:

  • Dura más de 3 meses.
  • Tiene una duración de más de 1 mes después de la remisión de la lesión o el problema que causaron inicialmente el dolor.
  • Se repite con intermitencia a lo largo de meses o años.
  • Se asocia a enfermedades crónicas (como cáncer, artritis, diabetes o fibromialgia) o a una lesión que no se cura.

(…)

El dolor crónico se produce a veces cuando los nervios se vuelven más sensibles al dolor. Por ejemplo, la causa original del dolor puede estimular de manera reiterada las fibras y las células nerviosas que detectan, envía y reciben las señales del dolor. Esta estimulación repetitiva puede modificar la estructura de las fibras y células nerviosas (lo que se denomina remodelación) o hacerlas más activas. Como resultado, el dolor aparece con estímulos que normalmente no son dolorosos, o los estímulos dolorosos pueden parecer más intensos. Este efecto se denomina sensibilización.

El dolor crónico también puede ser el resultado de una lesión, incluso leve si las fibras y las células nerviosas se han sensibilizado”.

A su vez, el Manual MSD señaló que, según la persona, el dolor puede ser mayor o menor (más tolerable o no), o causar condiciones de salud mental (y viceversa).

“La ansiedad, la depresión y otros factores psicológicos pueden ayudar a explicar por qué algunas personas experimentan el dolor de forma más desagradable que otras y por qué el dolor limita más sus actividades que en otras personas. Por ejemplo, las personas con dolor crónico saben que este se repetirá, y pueden volverse temerosas y ansiosas al anticiparse al dolor. El miedo y la ansiedad disminuyen la producción de sustancias que rebajan la sensibilidad de las neuronas al dolor. Estos cambios en la sensibilidad al dolor explican, en parte, la continuación del dolor después de la remisión de su causa, y el hecho de sentir un dolor superior al esperado”, explicó.

Asimismo, es posible que la persona presente otros cambios en su estado de ánimo y actividades. Es decir, que coma menos o que pierda el gusto por la comida; que tenga dificultades para dormir, se aísle o no salga; que no disfrute de actividades que antes sí le gustaban, esté irritable, preocupado o temeroso por su salud, su trabajo, su familia (el cambio de roles en el hogar), su situación económica, etc.; que pierda el deseo sexual, se sienta fatigado o presente alguna incapacitación, o que se sienta ansioso, nervioso, ante la posibilidad de volver a sentir dolor, y quiera evitarlo por todos los medios posibles. Esto último podría llevarlo a evitar situaciones o factores que pudieran generarle dicho dolor.

Por ello, es muy importante atender el caso oportunamente mediante un examen físico adecuado y a veces también de salud mental, a fin de determinar si hay condiciones de esta última que podrían llevar al dolor crónico (o si este las puede generar o afectar la salud mental en general) y cómo identificarlas, tratarlas y afrontarlas.

Por otra parte, la Mayo Clinic, institución de salud de Estados Unidos, indicó que, con respecto al tratamiento del caso específico del dolor crónico y la depresión, dos condiciones que se retroalimentan mutuamente, se sugieren la medicación antidepresiva, la terapia conversacional, las técnicas para la reducción del estrés y los programas para la rehabilitación del dolor.

“Para controlar los síntomas de dolor y de depresión, quizás necesites un tratamiento separado para cada trastorno. Pero algunos tratamientos pueden ayudarte con ambos:

  • Los medicamentos antidepresivos pueden aliviar tanto el dolor como la depresión a causa de mensajeros químicos compartidos en el cerebro.
  • La terapia conversacional, también llamada asesoramiento psicológico (psicoterapia), puede ser efectiva en el tratamiento de ambos trastornos.
  • Las técnicas para la reducción del estrés, la actividad física, el ejercicio, la meditación, escribir en un diario, aprender técnicas de afrontamiento y otras estrategias también pueden ser útiles.
  • Los programas para la rehabilitación del dolor (…) típicamente ofrecen un enfoque de equipo para el tratamiento, incluyendo aspectos médicos y psiquiátricos”.

El manejo psicológico del dolor crónico puede contribuir, entre otros aspectos, a concientizar y cambiar las creencias, los pensamientos, las conductas y las emociones que se tienen sobre el dolor en sí mismo (incluso si se toma como algo catastrófico, lo que puede dificultar más el tratamiento del dolor), a fin de canalizarlos mejor, y aprender técnicas para controlar el estrés / Crédito: Freepik

El dolor crónico y la psicología

También, según el tipo de dolor, se podría necesitar la cirugía, la rehabilitación, la fisioterapia, y la psicología en sí, por su parte, ocupa un lugar esencial en el caso del manejo específico de los pensamientos, sentimientos (incluyendo la angustia y la idea de pensar en el dolor como una catástrofe), creencias, expectativas, etc., y hasta en la forma de concebir el dolor en sí mismo.

De acuerdo con la Asociación Americana de Psicología (APA, por sus siglas en inglés), el manejo psicológico del dolor puede contribuir a sobrellevar y entender la situación y a reducir, incluso, la intensidad del dolor.

“El dolor tiene un propósito importante al alertarlo sobre lesiones como un esguince de tobillo o una mano quemada. El dolor crónico, sin embargo, suele ser más complejo. La gente suele pensar en el dolor como una sensación puramente física. No obstante, el dolor tiene factores biológicos, psicológicos y emocionales. Además, el dolor crónico puede provocar sentimientos como la ira, la desesperanza, la tristeza y la ansiedad. Para tratar el dolor de manera efectiva, deben abordarse los aspectos físicos, emocionales y psicológicos”, dijo.

El psicólogo, una vez que ha hecho un estudio acerca del consultante, decide qué plan se puede emplear para ayudarlo siempre a mejorar su calidad de vida. Sin embargo, es muy importante que tanto el consultante como su entorno cooperen, con el objeto de que el afrontamiento sea óptimo y dé resultados óptimos.


Según la APA, el estrés, que puede ser causado por el dolor crónico, puede llevar a problemas físicos como la presión arterial alta, los problemas cardiacos, la diabetes, la obesidad, la depresión y la ansiedad. También podría haber tensión o espasmos musculares que podrían aumentar el dolor / Crédito: Freepik


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