Skip to main content
El manejo de las emociones negativas es esencial para el control personal, las relaciones, la toma de decisiones y la salud / Crédito: Freepik

El manejo adecuado de las emociones negativas

Escrito por Adriana Ramirez en .

Todos los seres humanos tienen emociones positivas y negativas. En el caso específico de las negativas, que es el tema de esta ocasión, estas son normales y tienden a surgir de vez en cuando como respuesta a situaciones determinadas.

Sin embargo, cuando, por ejemplo, emociones como la ira, el dolor, los celos, la angustia, el miedo, etc., se vuelven incontrolables, abrumadoras y recurrentes se deben tomar medidas, ser conscientes de su existencia y de cómo manejarlas.

El objetivo es evitar daños físicos, mentales y emocionales tanto a la persona que las vive como a su entorno. Para ello, es muy importante lo siguiente:

  1. Identificar las emociones negativas para saber cuándo y por qué surgen, el tiempo que duran, la manera como se manifiestan y los efectos que causan.
  2. Buscar formas de hacerles frente mediante la conciencia de su nocividad, cuando lo son, y de gestionarlas adecuadamente. De ese modo, no solo se beneficia la persona que las vive, sino también su entorno, que puede estar integrado por niños, quienes podrían imitar dichos comportamientos (un ataque de ira o de celos, agresiones, aislamiento, rechazo, etc.) y expresiones de sentimientos o palabras.
  3. Lo anterior no implica la represión de sentimientos ni de opiniones. Hay que manifestarlos, pero con cordura, sin lastimar a los demás.
  4. Buscar el modo de llevar una vida tranquila pese a las dificultades que se puedan vivir (para ello es necesario tener paciencia con respecto a la situación en sí, con uno mismo y con las demás personas, y saber adaptarse a las circunstancias, aunque lleve tiempo) y pese también al mismo estrés, que es considerado uno de los principales factores de enfermedades prevenibles hoy en día.

“Las emociones negativas nos impiden pensar y actuar de una manera racional, lo mismo que ver las situaciones desde un buen ángulo. Cuando esto ocurre, nosotros tendemos a ver solo aquello que queremos ver y a recordar solo aquello que queremos recordar. Esto, además, prolonga la rabia o el dolor y nos impide disfrutar la vida. Mientras más se alargue, peor se vuelve el problema”, indicó Better Health Channel, portal informativo australiano sobre la salud.

Muchas veces las personas no son conscientes de patrones de comportamiento que repiten, pues los han aprendido en sus entornos inmediatos, por ejemplo, la casa. 

No obstante, cuando situaciones, tal es el caso de alguna discusión, llevan a la violencia o a la agresividad como respuesta constante (o esperada, previsible), hay que prestar atención y actuar. Preguntarse por qué se actúa así, cuál es el origen intrínseco de esa acción, cómo evitarlo y en dónde buscar ayuda, ya que no siempre las personas están en condiciones de percatarse por sí mismos de sus conductas o reacciones, pueden negar la situación, o no cuentan con las herramientas necesarias para resolverlo.

También podría darse el caso de una persona que, dedicándose exclusivamente al trabajo, no se ejercita, pasa largas horas frente a la computadora sin hacer pausas, no se alimenta ni se hidrata adecuadamente, no se relaciona, no se relaja, está sumido en las preocupaciones diarias, etc., por lo que podría reaccionar de manera sobresaltada (con enojo) ante situaciones que no son de gran importancia. Es decir, que la persona, dado que no integra a su vida diaria aquellos aspectos que la van a hacer plena, deja de disfrutar, de cuidarse a sí misma y termina por expresar la insatisfacción acumulada (o de represarla) de modos que no son los más óptimos.

Sin embargo, en la medida en que pase el tiempo y la situación, independientemente de la que esta sea, surja una y otra vez, las consecuencias pueden empeorar hasta tal punto de causar traumas, depresión, accidentes, lesiones, adicciones, ruptura de relaciones, enfermedades crónicas como las del sistema digestivo y las cardiovasculares, entre otras.

Por ello, es básico tener conciencia de que las personas, muy lejos de ser máquinas o robots, deben aprender a verse a sí mismos (sus ideas, sentimientos, comportamientos) y de buscar maneras de vivir con plenitud en la medida de sus posibilidades.

La importancia de inculcar habilidades sociales

Por lo anteriormente dicho, cabe destacar la importancia de que los padres, cuidadores o profesores, siendo conscientes también de la relevancia del manejo adecuado de las emociones y lo apliquen ellos mismos, les inculquen a los niños o adolescentes el valor de habilidades sociales como la resiliencia, la empatía, la asertividad, la comunicación…

Dichas habilidades les van a permitir, primero, hacerse con la base necesaria para enfrentar y superar de la mejor manera posible (cuidándose a sí mismos, a su entorno, y no afectando a nadie) situaciones que puedan surgir en cualquier momento de la vida, por ejemplo, el acoso; segundo, fortalecerse ante la adversidad; tercero, hacer valer sus derechos y los de los demás, y, cuarto, ser solidarios.

Y, en especial, les va a permitir sentirse seguros de sí mismos, con una autoestima sana y con la firmeza y la conciencia imprescindibles para protegerse, tomar decisiones con calma, prever posibles consecuencias, valorar cada logro alcanzado y cada esfuerzo realizado, no compararse con los demás, así como tampoco subestimar a nadie, y evitar perjuicios tanto para ellos mismos como para las otras personas. Estas mismas habilidades los van a ayudar a ser líderes, socializar y trabajar en equipo.


Las habilidades sociales son una base prioritaria de todo ser humano. Los ayuda a enfrentar situaciones adversas, aprender de ellas, fortalecerse y superarlas; a saber comunicarse y relacionarse, a saber defender sus derechos y los de los demás / Crédito: Freepik

En el caso específico de la resiliencia, que es la capacidad que tiene el ser humano de afrontar situaciones adversas o problemáticas y superarlas, esta ayuda, según la Universidad de Minnesota, a salir fortalecidos y a gozar de una mejor visión de la vida.

“Las personas resilientes son capaces de vivir emociones fuertes como el dolor, la pena, la frustración y la aflicción, pero sin desmoronarse. Los resilientes no niegan el dolor o el sufrimiento que están viviendo; más bien, conservan un sentido de optimismo que los ayuda a superar los efectos negativos de su situación. De hecho, algunas personas pueden ver los malos momentos con optimismo y esperanza, y sabiendo que sus dificultades los llevarán al crecimiento personal y a una visión más amplia de la vida”, señaló. 

En fin, las habilidades sociales constituyen un cimiento prioritario en la educación de las personas, puesto que les darán las herramientas para desenvolverse en el día a día, sin dejarse derrotar por factores externos y sabiendo cómo manejar sus sentimientos para canalizarlos y expresarlos de la mejor manera posible.

Recuerde:

La inculcación de habilidades sociales les permitirán a los niños, adolescentes y a los mismos adultos:

  1. Mejorar su autoestima.
  2. Sentirse seguros de sí mismos.
  3. Fortalecer y crear nuevos lazos afectivos.
  4. Tener iniciativa.
  5. Ser independientes.
  6. Valorar los logros y los esfuerzos tanto propios como ajenos.
  7. Aprender a tomar decisiones y a actuar a tiempo.
  8. Aprender a prever consecuencias y a evitar daños.
  9. Hacer valer sus propios derechos y los de los demás.
  10. Ser solidarios.
  11. Aprender a decir no.
  12. Comunicarse eficientemente.
  13. Aprender de las caídas, pero también a levantarse.

Recomendaciones para manejar las emociones negativas

Las siguientes recomendaciones son para circunstancias generales y ello no significa que sean las únicas. Cada persona puede buscar maneras útiles para manejar sus propias emociones.

  1. Lleve un registro de sus emociones, de manera que sepa cómo ha actuado, qué las ha acarreado y cómo puede manejarlas mejor.
  2. Hay situaciones que se pueden cambiar. Busque la manera de hacerlo, aprendiendo siempre de lo vivido y preparándose para el cambio. No obstante, si hay casos que no se puedan modificar, por ejemplo, alguna condición de salud, intente aprender de ella, saque todo lo positivo que esta le enseña, cultive el sentido de la solidaridad y la empatía para con los demás, y ayude al prójimo.
  3. Es muy importante aprender a adaptarse y saber que muchas situaciones son circunstanciales, por lo que la fortaleza es fundamental para sobrellevarlas.
  4. Hable con personas en las que confíe y dígales cómo se siente. Ellas, quizás, pueden tener un punto de vista diferente y orientarlo.
  5. Deje el pasado. Pensar una y otra vez en situaciones que ocurrieron no ayuda en nada. Trate de concentrarse en el presente, en sus objetivos, expectativas realistas y metas. Tampoco es positivo dejarse abrumar por la incertidumbre que genera no saber qué va a pasar en el futuro. Nadie lo sabe.
  6. Exprese sus sentimientos, no los reprima, pero busque el mejor modo de hacerlo por medio de la calma, la palabra, respetando el punto de vista del otro, etc.
  7. Practique la gratitud. Valore todo lo que tiene a su alrededor, todo lo que ha logrado a lo largo de su vida y piense en todo lo bueno que esta le puede brindar, lo mismo que usted a ella.
  8. Recuerde que un buen especialista lo puede ayudar a entender mejor los sentimientos que vive (sin juzgarlo), el origen de estos o de su situación, a cambiar patrones de conducta y a desarrollar habilidades sociales o estrategias de afrontamiento.

Las siguientes son otras recomendaciones clave en el día a día para conseguir una adecuada calidad de vida en general.

  1. Busque la forma de relajarse mediante, entre otras actividades, la meditación, la música, la escritura, etc. 
  2. Aprenda técnicas de respiración. 
  3. Haga una cosa a la vez, no miles de cosas al mismo tiempo. Es cierto que se está en la era de la multitarea, pero eso a la larga genera estrés y la no posibilidad de desempeñarse adecuadamente en cada labor.   
  4. Comparta con su familia, amigos, pareja y haga nuevas amistades (relaciones positivas, que lo llenen y a las que usted también pueda aportar).
  5. Pruebe cosas nuevas (incluso actividades que le generen diversión, alegría) y aprenda otras habilidades.
  6. Ejercítese. El ejercicio diario ayuda a mejorar el estado de ánimo, da energía, permite mantenerse activo; contribuye a prevenir o a postergar enfermedades y ayuda a crear relaciones.
  7. Coma equilibradamente e hidrátese. Tanto la buena alimentación como el agua son esenciales para la vida, la salud. Un cuerpo bien alimentado e hidratado es capaz de funcionar adecuadamente tanto en lo físico como en lo mental, y por más tiempo.
  8. Evite el consumo de alcohol, tabaco o drogas.
  9. Trate de dormir completo. El descanso es primordial para la salud en general y el estado de ánimo. También es esencial para rendir en las actividades diarias y en el buen mantenimiento de las relaciones.


Suscríbete a nuestro boletín de noticias:

Compartir