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“La salud mental va de la mano de la salud emocional y física. Para mantener un equilibrio entre estas tres, es importante saber darle lugar y cuidado a cada una de ellas”, indicó Rodríguez

Rodríguez: Si es difícil sobrellevar el duelo, es mejor buscar ayuda profesional desde el principio

Escrito por Superar en .

―¿Por qué decidió estudiar psicología y neuropsicología?

―Desde pequeño me ha gustado la labor social y ayudar a otras personas. Adicionalmente, siempre me llamó la atención por qué la gente actúa de una manera distinta ante una misma situación. Durante los estudios pude aclarar y entender la relación entre una serie de factores, tanto internos como externos, que producen un tipo de conducta.

Al terminar mis estudios como clínico, decidí especializarme como neuropsicólogo, con el fin de entender la relación que existe entre las diferentes estructuras cerebrales con las funciones cognitivas, los procesos emocionales implicados y cómo estos impactan en la conducta de las personas. 

―¿Por qué se especializó en psicología clínica y no en otra área?

Adicionalmente a lo ya dicho, siempre me ha gustado el ámbito hospitalario. La psicología clínica me capacita para poder trabajar dentro o fuera de ello, permitiéndome atender a personas con alguna afección psicológica u emocional, así como a pacientes hospitalizados, en emergencias o en crisis.

―¿Cuántos años tiene ejerciendo su carrera y qué experiencia (o caso) lo ha marcado más?

―Me gradué en el año 2019. Desde el año 2018 comencé a realizar prácticas dentro de hospitales, donde atendí a pacientes en el área oncológica. Después de mi graduación, me mantuve trabajando y haciendo voluntariados por el lapso de dos años en el Hospital Solca, de la ciudad de Cuenca, incluso durante el periodo de la pandemia de la COVID-19.

En 2021 decidí realizar mi maestría en psicopedagogía. Por la pandemia, tuve que realizar los estudios de manera virtual. Al año siguiente continué mis estudios en Madrid en la especialización de evaluación y rehabilitación neuropsicológica, trabajando en Polibea Sur, donde tuve la oportunidad de atender a personas con diferentes afecciones neuropsicológicas, por lo que pude ampliar mis conocimientos en esta área.

En la actualidad, brindo servicios profesionales dentro del centro psicológico integral Superar, como especialista encargado de la evaluación y rehabilitación neuropsicológica de niños, adolescentes y adultos.

De los casos que he podido atender, uno que me ha llamado mucho la atención fue una paciente con cáncer de mama que tenía metástasis a escala cerebral, que valoré en el preoperatorio y luego, en el postoperatorio. Ella mostró en poco tiempo un cambio radical de conducta, lo cual despertó aún más mi interés por la neurociencia. 

―¿De qué manera la psicología y la neuropsicología se complementan y cómo pueden ayudar a la población en general?

―La neuropsicología es una disciplina que converge entre la neurología y la psicología. Esta relación permite estudiar la conexión que existe entre las diversas estructuras cerebrales, las funciones cognitivas (memoria, atención, lenguaje, funcionamiento ejecutivo, etc.) y los procesos emocionales y de la conducta. 

Aborda todas las patologías que afectan al cerebro, desde alteraciones del neurodesarrollo, enfermedades neurodegenerativas, entre otras.

La neuropsicología tiene como objetico general conocer el estado del funcionamiento cognitivo, conductual, emocional y funcional de las personas, de forma que ayuda a detectar el deterioro cognitivo en etapas primarias en personas “sanas” como al diagnóstico de patologías neurológicas con síntomas cognitivos y/o conductuales. También contribuye a valorar los efectos de una cirugía de hidrocefalia, epilepsia y tumores, así como determinar la toxicidad de ciertos tratamientos farmacológicos. 

Adicionalmente, es útil para la elaboración de informes periciales en los casos de accidentes, deterioro de la gente, incapacidad, al igual que en programas de rehabilitación neuropsicológica tras un deterioro cognitivo o daño cerebral.

―¿De qué forma lo han ayudado a usted mismo?

―La psicología en general me ha ayudado a entender que todos somos seres biopsicosociales y que, si no existe una ecuanimidad entre estos factores, siempre habrá algún malestar.

―¿Por qué trabajar en lo que respecta al acompañamiento a la muerte?

―La vida es un proceso en constante evolución, donde desde que nacemos estamos rodeados de personas hasta el día que fallecemos. Sin embargo, al final de la vida nos sentimos atados al pasado, a lo que no hicimos o lo que desearíamos aún hacer e incluso, lo que dejamos como seres humanos más allá de lo material. Un proceso de acompañamiento a la muerte, por un lado, es generar un espacio a la persona para ir hilando su situación actual, construir su autobiografía, cerrando ciclos y elaborando un legado como una trascendencia. 

Por otro lado, es facilitar a los familiares y seres queridos, espacios de entendimiento, y permitirles, principalmente, soltar pesos y responsabilidades. También, lograr, para todos, el procesamiento de la mejor manera del duelo latente, y brindar contención en cada uno de los pasos.

―¿Ha habido algún caso en particular que lo haya marcado más en ese sentido?

―Considero que todos los casos son particulares y dejan una historia en la vida. En particular, siempre recordaré uno de mis primeros casos de acompañamiento a la muerte, puesto que fue un proceso muy emotivo. En cada una de las sesiones, varios de sus hijos pudieron despedirse a sus anchas y el acompañado supo expresar muchos sentimientos guardados e incluso logramos hacer un video en el que expresaba cuánto los quería a todos ellos, dejando, así, un legado mucho más allá de lo material. Hasta el día de hoy recibo de cuando en cuando un agradecimiento de sus familiares y de lo emotivo que es recordarlo con un sentimiento de alegría, mas no de tristeza. 

―¿Qué les puede decir a los pacientes y a sus familiares que están pasando por una situación así?

―Pues, realmente nunca existen palabras ni expresiones que disminuyan el shock, el dolor y la desestabilidad que producen estas noticias. Considero que siempre puede servir el saber que existen profesionales que te permiten procesar de manera guiada esta situación mediante la generación de espacios y momentos adecuados que ayuden a expresar y a decir lo que normalmente no nos atrevemos a decir, sea por miedo, por incomodidad y que, al final, cuando esta persona no está más con nosotros, nos causa gran malestar. 

También a la persona que se encuentra en este tránsito le permite encontrar lo que le gustaría dejar como legado, más allá de lo material, a procesar la situación que se viene, acompañarla, guiarla y despejar dudas y contribuir a que se desprenda de esta vida carnal de una manera acompañada, habiendo liberado los pesos que muchas veces nos llevamos hasta el final. 

―¿Qué recomendaciones puede dar para el duelo?

―El duelo es un sentimiento que la mayoría tenemos cuando personas queridas se van. Si el duelo es difícil de sobrellevar, recomiendo buscar ayuda profesional desde el principio, permitiendo comprender la situación para recibir el acompañamiento en cada una de las etapas del duelo, buscando procesar el dolor y darle el lugar que corresponde en nuestras vidas.

―¿Qué le recomienda a la población en general con respecto al cuidado de su salud mental, física y emocional?

―La salud mental va de la mano de la salud emocional y física. Para mantener un equilibrio entre estas tres, es importante saber darle lugar y cuidado a cada una de ellas. Por lo tanto, es recomendable adquirir ciertos hábitos saludables como: 

  • Mantener una buena higiene del sueño.
  • Cultivar una dieta equilibrada.
  • Realizar actividad física de al menos 10 minutos diarios de cardio.
  • Limitar el tiempo de trabajo a lo que está establecido.
  • Hacer actividades que generen disfrute y bienestar.

Ante cualquier malestar, hay que acudir al profesional pertinente o de confianza. 


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