La adicción, consecuencias para la salud mental
Cuando vemos a una persona conocida pero que está en la calle como consecuencia de la adicción a las drogas, muchas veces no la podemos reconocer por el deterioro físico y mental que muestra. Esa situación lamentable nos hace pensar en qué la pudo haber llevado a tal punto. Nos compadecemos, sentimos angustia, impacto, miedo de que le pase algo, y queremos hacer todo lo posible por ayudarla. También nos preguntamos cómo estará su familia y cómo será su vida.
Lo mismo nos pasa cuando sabemos de personas con problemas de alcoholismo, y las graves consecuencias que implica, tales como la violencia (en este caso, la violencia de género), el menoscabo de su salud y de sus relaciones, el riesgo de sufrir o de causar accidentes, alguna discapacidad o de cometer delitos, el de perder su empleo o empresa, y la crisis económica que están propensos a atravesar.
También ocurre esa situación cuando parientes o amigos fuman mucho y nos enteramos de los fuertes riesgos que corren de que sufran enfermedades pulmonares, cardiovasculares y cánceres, que los pueden conducir a la muerte.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), las siguientes cifras ponen en evidencia la magnitud de la situación:
1. Por lo menos 4,4 millones de hombres y 1,2 millones de mujeres de América Latina y el Caribe sufren trastornos causados por el uso de drogas, como dependencia y otros padecimientos, en algún momento de su vida.
2. 3 millones de personas mueren cada año a causa del consumo nocivo de alcohol en todo el mundo.
3. Más de 5 millones de personas fallecen anualmente por el consumo de tabaco y esta es la principal causa de muerte evitable.
Así las cosas, las adicciones deben llamar a la reflexión y a saber cómo dañan nuestra salud física y mental.
“La adicción es una enfermedad, al igual que las enfermedades cardíacas o el cáncer. No es una debilidad. No significa que la persona adicta sea una mala persona. Le puede suceder a gente de todo tipo y clase. No importa si la persona es rica o pobre. Ni donde vive. No importa si fue a la universidad o no. La adicción puede sucederle a cualquiera, a cualquier edad. Pero las probabilidades son mayores cuando una persona comienza a drogarse cuando es joven”, advirtió el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas, de Estados Unidos.
El mismo ente afirmó que la adicción, entendida como un trastorno cerebral, puede implicar graves daños. Las drogas cambian, pues, la manera en que funciona el cerebro; dichos cambios pueden durar mucho tiempo y acarrear problemas en el comportamiento del consumidor, por lo que este puede ponerse de mal humor, presentar pérdidas de memoria o dificultades para pensar y tomar decisiones.
Cabe destacar que parte de las personas con adicciones tienen problemas de salud mental y pueden presentar casos de depresión, ansiedad, trastorno bipolar, trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH) o trastorno de personalidad antisocial.
Para entender mejor el caso, echemos un vistazo rápidamente a las características básicas de cada tipo de trastorno.
En la depresión, la persona atraviesa por un cuadro de tristeza, vacío, desesperanza; en la ansiedad, enfrenta sentimientos de ansiedad, nerviosismo, preocupaciones, pánico; en el trastorno bipolar, el individuo puede vivir cambios en el estado de ánimo que van desde el entusiasmo o el enojo hasta el decaimiento y el cansancio.
A su vez, en el TDAH, a la persona se le complica prestar atención (se le hace difícil quedarse quieto y concentrarse), y en el trastorno de personalidad antisocial se le dificulta mantener buenas relaciones y preocuparse por los sentimientos de los demás.
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“El consumo de drogas y los problemas de salud mental afectan las mismas partes del cerebro. En parte, este es el motivo por el cual algunas personas tienen ambos problemas. Además, alguien que se siente muy mal puede tratar de sentirse mejor consumiendo drogas pero por lo general eso no funciona por mucho tiempo. Al contrario, esa persona se puede volver adicta a las drogas y entonces se siente peor que antes. Un problema de drogas puede empeorar un problema de salud mental y un problema de salud mental puede empeorar un problema de drogas. Una persona que tiene ambos problemas necesita tratar los dos al mismo tiempo para mejorar”, agregó el ente.
Por su parte, el MentalHealth.gov, también de Estados Unidos, acotó que los trastornos mentales y del uso de sustancias comparten algunas causas subyacentes. Tal es el caso de los cambios en la composición del cerebro, los factores genéticos y el contacto con situaciones de estrés o trauma.
El tratamiento que deben recibir ambos problemas puede comprender rehabilitación, medicamentos, grupos de apoyo y terapia conversacional.
“Una droga es una sustancia química que puede modificar la forma en que funcionan el cuerpo y la mente. Las drogas que pueden ser peligrosas son las que la gente usa para lograr un estado de euforia o ‘high’ y modificar la forma en que se sienten. Pueden ser drogas como la marihuana, la heroína o la cocaína, o drogas que se venden legalmente a personas adultas en todos lados como el alcohol o el tabaco. Los medicamentos también se usan en forma indebida cuando la gente los toma para sentir euforia en vez de tomarlos como lo indicó el médico”.
Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas
Adicciones en los adolescentes
“Las sustancias psicoactivas son diversos compuestos naturales o sintéticos, que actúan sobre el sistema nervioso generando alteraciones en las funciones que regulan pensamientos, emociones y el comportamiento. Existen regulaciones para el control y fiscalización del uso de estas sustancias, ya sea para uso recreativo, como el alcohol o el tabaco; para uso farmacológico, como los tranquilizantes o analgésicos opiáceos o, de uso general, como los solventes industriales. Hay un grupo cuyo uso es considerado ilícito y solo autorizado con fines médicos o de investigación, como el caso de la cocaína y sus derivados”, explicó la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
En el caso de los adolescentes, la adicción puede causar un efecto diferente en comparación con lo que ocurre con los adultos. Esto, porque los cerebros de los jóvenes se están desarrollando y por eso pueden aprender diferentes cosas rápidamente. Por tanto, sus cerebros se pueden adaptar con facilidad a las drogas y al alcohol.
Aunque el consumo de sustancias puede ayudarlos a calmar en poco tiempo las sensaciones de desesperanza, ansiedad, irritabilidad y los pensamientos negativos, estas mismas sensaciones se pueden incrementar después y conducir al abuso o dependencia. Se parte de la idea de que en los adolescentes el consumo de sustancias pasa mucho más rápido de la experimentación a ser un trastorno grave en comparación con lo que ocurre con los adultos y es más probable que dicha progresión suceda en niños con trastornos de salud mental que en otros que no.
Así lo informó Caroline Miller, autora del artículo Trastornos de salud mental y el uso de sustancias en la adolescencia, en el que aborda los efectos del consumo en situaciones de depresión, ansiedad social, TDAH y psicosis.
“Un estudio realizado en el 2016 con 10.000 adolescentes descubrió que dos tercios de los que desarrollaron trastornos por consumo de alcohol o sustancias habían experimentado al menos un trastorno de salud mental”, dijo.
Los menores de edad que fuman marihuana o beben y que, a la vez, presentan ansiedad social, se pueden sentir más calmados para participar en grupos. También tienen la ventaja de que no se caiga en la estigmatización, porque otros también consumen estas sustancias, lo que no ocurre con la ingesta de medicinas.
Asimismo, reseñó que los menores que están deprimidos pueden consumir alcohol o marihuana para animarse y calmar la irritabilidad propia de la depresión adolescente.
Por otro lado, el alcohol los afecta de una manera distinta que a los adultos, pues los vuelve más enérgicos, agresivos, y su comportamiento es más riesgoso. Esto es particularmente delicado en el caso del TDAH, en el que el chico ya es impulsivo, pero que el consumo de sustancias hace que los adolescentes deprimidos sean más proclives a la conducta de tipo suicida-impulsiva.
Con-Dicción, Dispositivo Ambulatorio para Consumos Problemáticos de Alcohol y Otras Drogas
En Superar Centro Integral de Psicología ofrecemos Con-Dicción, Dispositivo Ambulatorio para Consumos Problemáticos de Alcohol y Otras Drogas. Su objetivo consiste en generar cambios terapéuticos en los consultantes con adicciones, incluyendo a sus familias, quienes, a pesar de que se ven afectadas psicológicamente, también pueden ser un factor de riesgo o de protección. Por tanto, se requiere un trabajo conjunto para el bienestar y avance de todos sus miembros.
Mediante la dotación de un espacio de abordaje terapéutico para la atención del sufrimiento y los síntomas que estén relacionados con el uso problemático de alcohol y otras drogas, brindamos un tratamiento integral de modalidad ambulatoria intensiva que dura al menos tres meses. Su proceso de intervención comprende evaluación; terapia individual, grupal, familiar, e intervenciones complementarias (dependiendo de cada caso) como el mindfulness, el yoga, la terapia psicocorporal y los grupos de apoyo para familiares de personas que consumen alcohol y otras drogas.
En los casos en los que la familia puede ser un factor de riesgo o de protección, es muy importante tanto el proceso de psicoeducación (para entender el problema de la adicción de otra manera, es decir, alejado del prejuicio) como los procesos terapéuticos. El fin de estos últimos es trabajar en la responsabilidad de la familia en cuanto a la producción y mantenimiento de la patología, y la recuperación.
Finalmente, los grupos de apoyo desempeñan un papel clave: se trata de un espacio de reunión de varias personas que comparten experiencias sobre el malestar que viven debido a la adicción de familiares o amigos cercanos. Con dichos grupos, se aspira a aliviar el síntoma, entender que no son los únicos que sufren el problema, comprender mejor la situación y aprender nuevos estilos de afrontamiento, de manera que ello se traduzca en apoyo continuo.
Adicciones y la COVID-19
La Organización de Estados Americanos (OEA) y el Observatorio Interamericano sobre Drogas (OIT) publicaron el artículo Consideraciones para la investigación sobre drogas y COVID-19 a fin de dar luces acerca de la posible relación que puede haber entre ambos aspectos.
Tomando en cuenta que la COVID-19 es una enfermedad reciente, señalaron que, por ejemplo, el Centro Canadiense para el Abuso de Sustancias (CCSA, por sus siglas en inglés) hizo una encuesta telefónica en la que preguntó sobre la impresión que tenían los consultados acerca del consumo de sustancias mientras duraba el confinamiento.
Aunque la muestra era pequeña, la encuesta determinó que el 18% de las personas que se quedaron en casa dijo que habían consumido más alcohol; el 12%, que lo disminuyó, y el 70%, que había ingerido prácticamente lo mismo que antes. Quienes dijeron que habían tomado más lo atribuyeron al aburrimiento, la falta de un horario regular, el estrés y la soledad.
Por su parte, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) afirmaron que, aun cuando se ignora si quienes consumen drogas o tienen un trastorno por uso de sustancias corren un mayor riesgo de enfermarse gravemente de la COVID-19 que aquellas personas que no presentan adicciones, se puede decir que las enfermedades preexistentes, como las pulmonares y las cardiacas graves, podrían aumentar dicho riesgo.
Así, enumeró una serie de daños que pueden acarrear el empleo de sustancias en el organismo:
“1. El uso de opioides puede causar insuficiencia respiratoria y respiración lenta que podrían provocar una disminución de oxígeno en la sangre, daño cerebral o muerte.
2. El uso de estimulantes como cocaína, anfetamina y metanfetamina puede causar problemas de salud agudos como accidentes cerebrovasculares, ataques al corazón, ritmo cardiaco anormal y convulsiones, así como otras afecciones crónicas como daño pulmonar o cardiaco.
3. El consumo de drogas a través del cigarrillo o vapeo (p. ej., cocaína, heroína, crack, marihuana) puede causar enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), asma y otras afecciones pulmonares más graves.
4. Otras afecciones que afectan la respuesta inmunitaria, como el VIH o una enfermedad hepática (hepatitis viral), son más comunes entre las personas que consumen drogas, especialmente entre aquellos que se inyectan drogas”.
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