La delgada línea que separa el buen descanso de los problemas del sueño
Dormir placentera y profundamente es una verdadera fortuna. Lo sabemos cuando podemos disfrutar de un buen descanso nocturno y levantarnos al día siguiente con excelente ánimo y energía.
Sin embargo, cuando no podemos dormir como es debido, es decir, con la profundidad y el tiempo necesario para ello, según la edad (en promedio, en el caso de los adultos, se recomienda entre siete y ocho horas), es como si estuviésemos viviendo una pesadilla; es entonces cuando cruzamos la delgada línea que divide la dulzura del buen sueño y la calamidad de los problemas para dormir.
Dichos problemas, que pueden afectar a personas de cualquier edad, implican, por un lado, hacer un diagnóstico completo y abordar la situación de manera cabal, y, por el otro, adoptar medidas para ayudarnos a nosotros mismos o a los demás a descansar.
Y es que el sueño es precisamente uno de los factores esenciales para la salud y la buena calidad de vida… para poder funcionar y responder a las exigencias diarias. Dormir y descansar es una de las recomendaciones que siempre hacemos en Superar Centro Integral de Psicología con el objetivo de evitar graves efectos como, por ejemplo, el estrés, el cual también puede causar dichas dificultades.
Lea nuestro artículo Daños que causa el estrés:
Así, el sueño reparador y reconfortante nos permite descansar de la larga jornada de todos los días; contribuir al estado de ánimo, la concentración, la memoria y el rendimiento, y evitar enfermedades y el mal semblante.
Cuando, por el contrario, atravesamos por problemas del sueño, nos exponemos a consecuencias como el cansancio, la pesadez, el mal humor, la desconcentración, la disminución del rendimiento, el sueño diurno, las afecciones y el aumento del riesgo de cometer errores o hasta de tener accidentes, tal como es el caso de los siniestros de tránsito.
“Dormir bien no es fácil. Existen muchos trastornos del sueño, muchos de ellos poco conocidos. Por ello, el tratamiento de los trastornos del sueño debe ser supervisado por un especialista para obtener el máximo beneficio terapéutico y minimizar el riesgo de efectos adversos”, señaló Arantza Campo Ezquibela, responsable de la Unidad del Sueño de la Clínica Universidad de Navarra (CUN).
Campo Ezquibela acotó que los problemas del sueño no son una patología grave en sí misma. No obstante, existen más de 100 problemas de este tipo y su origen es diverso. Además, así como pueden ser la consecuencia de enfermedades, también pueden ser un factor de riesgo para la aparición de otras.
Pese a que los efectos de dichos problemas tienden a ser similares entre sí, cada uno contiene sus propios síntomas.
“El sueño incrementa la reproducción de las células que participan en la formación de la mielina, material que permite que los impulsos eléctricos se transmitan de manera rápida y eficiente a lo largo de las neuronas, por tanto, su calidad es fundamental para el organismo y la salud del cerebro, ya que esta cumple una función restauradora, de lo contrario el no dormir por muchos días puede deteriorarte poco a poco mental y físicamente produciéndote cansancio, debilidad, irritabilidad, fatiga mental, etc.”, acotó Paola Escobar, especialista en psiquiatría y salud mental, y coordinadora de investigación del Instituto de Neurociencias del Ecuador.
La Agencia Fe, de Santa Fe, Argentina, informó, por su parte, que la Organización Mundial de la Salud (OMS) dijo a principios de 2020 ―cuando aún no se había declarado la pandemia de la COVID-19, la cual también ha incidido en la salud física, mental y en el descanso de la población mundial― que el 40% de dicha población presentaba problemas para dormir. De hecho, el mismo organismoconsidera esta situación como una epidemia en el mundo.
Problemas del sueño más comunes
Los problemas del sueño que tienden a ser más comunes, de acuerdo con Campo Ezquibela, son el sonambulismo, la apnea del sueño, el insomnio, el síndrome de las piernas inquietas, los terrores nocturnos, la hipersomnia y la narcolepsia.
Sonambulismo: tiene que ver con caminar de manera semiinconsciente mientras se está durmiendo.
Apnea del sueño: tiene que ver con la dificultad para respirar adecuadamente mientras se está durmiendo.
De acuerdo con el Instituto Nacional de la Salud del Niño y del Desarrollo Humano Eunice Kennedy Schriver, de Estados Unidos (Nichd, por sus siglas en inglés), que citó, asimismo, a la Fundación Nacional del Sueño (NSF, por sus siglas en inglés), indicó que alrededor de 18 millones de estadounidenses presentan esta condición, pero que pocos han sido diagnosticados.
Agregó que los cambios físicos, tal como es el caso de las modificaciones en la acumulación de grasa, o la pérdida del tono muscular por el envejecimiento, pueden ser una causa.
En casos así, suele haber, entre quienes lo presentan, ronquidos fuertes, obesidad y mucha somnolencia durante el día. El tratamiento de la apnea del sueño comprende la disminución del peso corporal y evitar que la persona duerma boca arriba.
“Otra opción es utilizar un dispositivo especial o realizar una cirugía para corregir la obstrucción en las vías respiratorias. Las personas con apnea del sueño no deben tomar sedantes o píldoras para dormir, ya que estos medicamentos pueden impedir que se despierten para respirar”, advirtió el Nichd.
Insomnio: problemas para dormir, despertarse en medio de la noche o despertarse de manera prematura.
Según Escobar, el insomnio se debe a causas primarias y secundarias. Entre las primarias se pueden nombrar el envejecimiento, los diferentes estilos de vida, algunas medicinas, las hormonas, los estimulantes como el café y las bebidas energéticas, los antidepresivos, el alcohol, las drogas, el tabaquismo y el ruido.
Con respecto a las causas secundarias, mencionó enfermedades como los trastornos respiratorios, los trastornos pulmonares, la anorexia nerviosa, la disfunción tiroidea, las cefaleas, el párkinson, la demencia, el trastorno bipolar, el estrés y la ansiedad.
Por otro lado, y partiendo de información del Nichd, el problema del insomnio aumenta con la edad y afecta alrededor del 30% de los hombres y al 40% de las mujeres en algún momento de la vida. En este también puede influir el desfase horario y la alimentación.
Síndrome de las piernas inquietas: enfermedad que tiende a ser hereditaria y que causa hormigueo y picazón en las piernas y en los pies. Esto hace que se sienta la necesidad de moverlos para calmar la sensación. Las personas con esta condición pueden mover ambas partes del cuerpo durante el día y la noche. Ello puede causar problemas del sueño.
Aunque los síntomas pueden surgir a cualquier edad, el trastorno es más pronunciado durante la vejez. Según el Nichd, muchas de las personas que presentan dicho síndrome, también tienen el llamado trastorno del movimiento periódico de las extremidades. Esto hace que las extremidades, piernas, y algunas veces los brazos, se muevan de manera continua y descontrolada.
El síndrome de las piernas inquietas se puede deber a la anemia ferropénica, la insuficiencia renal crónica, la diabetes mellitus o el párkinson.
Terrores nocturnos: episodios de terror que también comprenden gritos y agitación. A su vez, puede haber sonambulismo.
Hipersomnia: el sueño habitual se incrementa, de acuerdo con Campo Ezquibela, un 25%. Se trata de una somnolencia excesiva que puede ser síntoma de alguna enfermedad. Acotó que las causas pueden estar vinculadas a la ansiedad o a una depresión grave, al abuso de hipnóticos o a la apnea del sueño.
Narcolepsia: esta condición se da mediante “ataques de sueño” que le dan a la persona, pese a haber dormido bien durante la noche. Dichos ataques ocurren en momentos inesperados durante el día y pueden durar desde segundos hasta 30 minutos o más. Estas personas también pueden presentar pérdida del control muscular en situaciones emotivas o tener alucinaciones, parálisis temporal y cambios en el sueño durante la noche.
“La narcolepsia tiende a ser hereditaria en familias con antecedentes de trastornos del sueño y también se observa en algunas personas que sufrieron una lesión o un traumatismo en la cabeza”, dijo el Nichd.
Asimismo, se puede deber, dijo Campo Ezquibela, a una hipersomnia crónica que haya ocurrido a una edad temprana.
Recomendaciones para dormir bien
Tal como hemos hecho en otras ocasiones, recomendamos tomar conciencia de la importancia que cobra el sueño en nuestras vidas. A veces por razones de trabajo o de estudios nos desvelamos y esa situación puede durar varios días seguidos, pero después, al día siguiente, sentimos que no funciona y nos damos cuenta de los efectos de este cambio en nuestro organismo y en nuestra mente.
Así que por eso te aconsejamos:
- Fija un horario regular para dormir.
- Procura que la habitación tenga una ventilación e iluminación adecuada.
- Procura que no haya ruidos molestos.
- Evita o reduce el consumo de cafeína y alcohol, que puedan impedir el buen sueño. También se recomienda no consumir dichas bebidas pocas horas antes de dormir (lo mismo pasa con el té y el chocolate).
- Ejercítate, pero no de manera fuerte justo antes de dormir.
- Aliméntate equilibradamente y toma agua. A veces cuando no tomamos suficiente líquido sentimos calambres en las piernas.
- Cena de manera ligera.
- Mantén una buena postura al dormir (en posición fetal y con la cabeza elevada mediante una almohada).
- Asegúrate de usar un buen colchón: ni muy duro ni muy blando, de manera que no se doble ni que se hunda profundamente.
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