Conociendo el TDAH
“El trastorno de déficit de atención/hiperactividad se caracteriza por lapsos de breve o escasa atención y/o actividad excesiva y una impulsividad inadecuada para la edad del niño que afecta su funcionamiento o su desarrollo”, afirmó Stephen Brian Sulkes, miembro del hospital de niños Golisano, de Estados Unidos, y autor del artículo Trastorno de déficit de atención/hiperactividad (TDAH).
El TDAH es considerado, pues, un trastorno cerebral, que, primero que nada, surge desde el nacimiento, o que se desarrolla poco tiempo después, y que puede durar hasta la edad adulta. Algunas personas con TDAH afrontan déficit de atención, concentración y dificultad para completar los deberes; otras, conductas hiperactivas e impulsivas, y otras, ambos casos.
Sin embargo, a veces el TDAH no se diagnostica a tiempo sino cuando ya la persona llega a la adultez. Esto sucede por razones como, por ejemplo, el desconocimiento que hay en general sobre los problemas de salud mental, que es tan importante como la salud física; la ignorancia y desatención de parte de la familia y los profesores, y el estigma con relación a estos trastornos y en contra de la atención psicológica.
Pero así como existe la falta de diagnóstico oportuno, también se enfrenta otra dificultad: el sobrediagnóstico.
Actualmente, se piensa que hay un sobrediagnóstico de los casos de TDAH, que, si bien puede, por un lado, ayudar a conocer y concientizar más sobre el trastorno, también puede, por el otro, hacer que se crea que hay más casos de los que en realidad existen; que no se diagnostiquen ni analicen bien los síntomas y sus significados (esto, además, puede incidir en el retraso de la intervención y el tratamiento acordes y, por consiguiente, en la recuperación o la toma de medidas para una mejor calidad de vida para la persona), y que se difunda información errada o estigmatizante que distorsione el conocimiento de la afección.
En este sentido, Indira Ullauri, psicóloga clínica y gerente de Superar Centro Integral de Psicología, considera que el sobrediagnóstico del TDAH tiene que ver con el hecho de que solo se registran los síntomas, sin que estos se analicen de manera más cabal, lo que puede llevar a intervenciones inadecuadas y a posteriores consecuencias.
“Hay un sobrediagnóstico del TDAH porque se registran solo los síntomas y no se analizan de forma más profunda. Por tanto, además de hacer un diagnóstico equivocado, también se establecen intervenciones erradas y, en lugar de que el problema se resuelva, el síntoma aumenta, pues se está tratando sin escuchar o analizar lo que verdaderamente significa”, afirmó.
Por su parte, Sulkes indicó que el TDAH es dos veces más frecuente en los niños que en las niñas y que, en efecto, existe controversia sobre el número de afectados; sin embargo, habla de que se calcula que entre el 8% y el 11% de los niños que están en edad escolar presentan la afección.
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Acotó, asimismo, que la gran mayoría de estos niños se convierten en adultos creativos y productivos, y que se pueden adaptar mejor al trabajo que a las actividades académicas.
No obstante, hay que tomar en cuenta que si este problema no recibe un buen diagnóstico, intervención y tratamiento desde la infancia, pueden aumentar los riesgos de alcoholismo, drogadicción y suicidio. También, los riesgos de tener una baja autoestima, depresión, ansiedad, bajo rendimiento académico, problemas en el aprendizaje de conductas sociales adecuadas, problemas judiciales, poca tolerancia a la frustración, malas relaciones y pérdida de puestos de trabajo.
Síntomas y causas del TDAH en niños y adultos
El Healthy Children, de la Academia Americana de Pediatría (AAP, por sus siglas en inglés), informó que los síntomas de comportamiento del TDAH, que pueden ser de leves a graves, se clasifican según el tipo de trastorno que se presente. Así, dichos síntomas son (hay que acotar, sin embargo, que no todas las personas poseen todos los síntomas):
- Falta de atención: se caracteriza por la falta de atención, concentración y culminación de labores. Por tanto, la persona sueña despierta, pareciera que no escuchara cuando se le habla, se distrae fácilmente, se equivoca por descuido, no sigue instrucciones, tiende a perder objetos como los lápices y los teléfonos celulares, tiende a olvidar cosas, evita hacer aquello que requiera un esfuerzo mental constante y puede afrontar problemas de aprendizaje. Este tipo de TDAH es más común en las niñas que en los niños y los síntomas suelen pasarse por alto, pues la persona no interrumpe en clases ni en otras actividades. No obstante, un niño se puede hiperconcentrar en actividades que le agradan, y desconcentrarse en otras.
- Hiperactividad: la persona se mueve constantemente, se retuerce, no puede jugar con tranquilidad, habla mucho, salta, trepa y corre cuando no está permitido, y no se mantiene sentado. Aunque el tipo de TDAH hiperactivo/impulsivo se caracteriza por un comportamiento hiperactivo e impulsivo al mismo tiempo, la persona sí puede prestar atención. Cabe destacar, además, que este es el tipo de TDAH menos frecuente y que tiende a afectar a los más jóvenes.
- Impulsividad: la persona tiende a actuar y hablar sin pensar, puede salir corriendo hacia la calle pero sin mirar a los lados (también puede exponerse a otros peligros), tiende a irrespetar los turnos, se le hace difícil esperar, responde antes de que el interlocutor termine de preguntar e interrumpe a los demás con frecuencia. Los niños con síntomas de falta de atención, hiperactividad e impulsividad tienen el tipo de TDAH distraído, hiperactivo e impulsivo, y la mayor parte de la gente identifica esta clase de TDAH cuando piensan en alguien con dicho trastorno.
A su vez, “los niños y las niñas con TDAH muestran síntomas de otros trastornos mentales y podrían sufrir también de problemas de aprendizaje y del lenguaje”, afirmó el ente.
Por su parte, Sulkes añadió que, en relación con los niños preescolares, puede haber problemas de comunicación y parecen tener dificultades para la interacción social.
En el caso de los adultos, los síntomas no siempre son tan claros y, así como la hiperactividad puede disminuir, la impulsividad, la inquietud y la dificultad para prestar atención sí pueden seguir, apuntó Mayo Clinic, institución de investigación y atención médica estadounidense.
“Muchos adultos con TDAH no saben que lo tienen; solo saben que las tareas cotidianas pueden resultarles difíciles. Los adultos con TDAH pueden tener dificultades para concentrarse y establecer prioridades, lo que suele ocasionar que no cumplan con fechas límite y se olviden de reuniones o eventos sociales. La incapacidad para controlar los impulsos puede oscilar entre tener impaciencia al esperar en una fila o al conducir con mucho tránsito, y tener cambios de humor y arrebatos de ira”, dijo.
Con relación a las causas, se sabe que los factores genéticos (herencia genética) tienden a influir en gran medida. De hecho, la ONG Understood, también de Estados Unidos, la cual se especializa en personas que piensan y aprenden de manera diferente, calcula que los niños con TDAH tienen 25% de probabilidades de que uno de sus padres también lo tenga. Estos, a su vez, se pueden sentir culpables, pero deben saber que no son responsables de esa condición.
Asimismo, influyen otros factores como el bajo peso al nacer (menos de 1.500 gramos), los traumatismos craneales, las infecciones encefálicas, la prematuridad, la falta de hierro, la apnea obstructiva del sueño, la exposición al plomo (este tóxico se halla, sobre todo, en la pintura y las cañerías de los edificios viejos) y la exposición prenatal al alcohol, al tabaco o a la cocaína.
Definiciones del trastorno del neurodesarrollo y del trastorno de la conducta
Para Stephen Brian Sulkes, miembro del hospital de niños Golisano, de Estados Unidos, el TDAH es un trastorno del neurodesarrollo y, aunque los niños con dicha afección se comportan, por lo general, de una manera hiperactiva e impulsiva, el TDAH no es un trastorno de la conducta.
Así pues, pasaremos a explicar qué son ambos tipos de trastornos.
Trastorno del neurodesarrollo: “El término trastornos del desarrollo debe sustituirse por el término trastornos del neurodesarrollo, [que es] más preciso. Los trastornos del neurodesarrollo son trastornos con base neurológica que pueden afectar la adquisición, retención o aplicación de habilidades específicas o conjuntos de información. Consisten en alteraciones en la atención, la memoria, la percepción, el lenguaje, la resolución de problemas o la interacción social. Estos trastornos pueden ser leves y fácilmente abordables con intervenciones conductuales y educativas, o más graves, de modo que los niños afectados requieran un apoyo educativo particular”, explicó Sulkes.
Los trastornos del neurodesarrollo abarcan el TDAH, los trastornos del espectro autista, los problemas de aprendizaje como, por ejemplo, la dislexia; la discapacidad intelectual y el síndrome de Rett.
Trastornos de la conducta: pese a que los niños desarrollan muchas habilidades, pueden presentarseproblemas del comportamiento que repercutan en su desarrollo social, emocional e intelectual y en sus relaciones con el entorno. Estos problemas comprenden los espasmos del llanto o del sollozo, los problemas con la alimentación, el rechazo a ir a la escuela, los trastornos del sueño, las rabietas y la violencia.
“Alrededor del 20% al 60% de los niños con TDAH presentan problemas de aprendizaje que afectan a la lectura, las matemáticas o el lenguaje escrito, y la mayoría tienen problemas académicos como malas calificaciones debidas a la desorganización o a las tareas incompletas (habilidades ejecutivas). El trabajo puede ser desordenado, con errores por descuido y ausencia de pensamiento razonado. Los niños afectados suelen comportarse como si su mente estuviera en otra parte y no escuchan. No suelen seguir las instrucciones ni terminan las tareas escolares, las labores domésticas u otros deberes. Cambian constantemente de tareas, dejándolas incompletas”, agregó.
Diagnóstico y tratamiento
El diagnóstico se basa, según Sulkes, en la cantidad, la frecuencia y la gravedad de los síntomas. Para ello, debe haber seis o más síntomas de falta de atención o de hiperactividad e impulsividad (o seis de cada grupo en el caso del TDAH que aúna falta de atención, hiperactividad e impulsividad) y dichos síntomas se deben manifestar en al menos dos ámbitos separados, que pueden ser la casa y la escuela.
Acotó que los síntomas deben ser más pronunciados en relación con el grado de desarrollo del niño y que se deben presentar durante un periodo de seis meses o más tiempo.
En el caso de los niños que solo presentan falta de atención, es importante saber que sus síntomas pueden pasar desapercibidos y solo mostrarse cuando ya están en la escuela, donde su rendimiento se puede ver afectado.
“No existe una prueba de laboratorio para la detección del déficit de atención/hiperactividad. Los cuestionarios acerca de diferentes aspectos del comportamiento y del desarrollo ayudan a los médicos y psicólogos a establecer el diagnóstico. Dado que los trastornos del aprendizaje son frecuentes, muchos niños son sometidos a pruebas psicológicas para determinar la presencia del trastorno de déficit de atención/hiperactividad, así como para detectar la presencia de un trastorno del aprendizaje concreto, ya sea como causa de la falta de atención o como problema coexistente”, explicó el especialista.
En este sentido, Superar Centro Integral de Psicología lleva a cabo evaluaciones neuropsicológicas que abarcan áreas como los problemas del aprendizaje, los problemas del envejecimiento y la evaluación postrauma.
Dichas pruebas neuropsicológicas tienen como objetivo estudiar el funcionamiento del cerebro de la persona a fin de determinar las funciones del lenguaje, la psicomotricidad, la memoria, la atención y tanto las funciones lógicas como las ejecutivas.
En lo referente a los problemas del aprendizaje, analiza precisamente la hiperactividad, la dislexia, la discapacidad intelectual, el déficit de atención y tanto los miedos como las fobias infantiles.
Lea nuestro artículo ¿Qué son las evaluaciones neuropsicológicas y cómo pueden ayudar?
Por su parte, Ullauri aclara que la falta de concentración, la distracción, la inquietud no siempre debe ser entendida por el diagnóstico del TDAH, puesto que se puede deber a otras causas pero la persona solo halla esa manera de expresar lo que siente y por lo que está atravesando.
“Algunas veces estos comportamientos son la forma de manifestar algo que angustia o aflige, y esa respuesta es la única forma de expresarlo, algunas veces, sobre todo, en los niños, pues no tienen palabras aún o recursos para expresar lo que les angustia. (…) Muchos niños y niñas utilizan la distracción como la única forma que tienen de evitar contenidos internos perturbadores. Entonces, la idea es que, si bien clarificamos un diagnóstico que atender, exponemos el cuidado que hay que tener de no confundirnos y de no colocar a todos los niños desatentos o inquietos en la misma clasificación”, afirmó.
A su vez, se refirió a la importancia de hacer evaluaciones completas, que incluyan la valoración de destrezas, mas también tomando en cuenta el análisis de la historia del niño y su condición psicológica y emocional. También, tener muy presente qué significa la inquietud o la distracción de la persona; es decir, estar en la capacidad de poder determinar cuál es el significado del síntoma (en el caso del TDAH y de los demás trastornos y problemas de aprendizaje) pero partiendo de un análisis profundo.
“Apuntalamos la importancia de hacer evaluaciones completas que incluyan la valoración de destrezas pero también el análisis de la historia del niño y su condición psicológica emocional. Invitamos a preguntarnos de forma más profunda por lo que la inquietud o la distracción del niño significa, lo que eso expresa o lo que evita con ello. Es muy importante que siempre se amplíe esto, para lograr una mirada no solo sintomática de los trastornos, sino motivar el pensar profundo y la escucha cuidadosa a lo que el síntoma expresa y, por supuesto, revelar que siempre en el síntoma se revela lo particular de la historia de cada consultante”, ahondó.
Por otro lado, el equipo de investigación de Understood habla de que en los últimos años se han llevado a cabo estudios sobre las posibles causas de este trastorno y que estudios de imágenes cerebrales han hallado diferencias y similitudes en personas con y sin este.
“Los estudios han mostrado que el desarrollo cerebral es muy parecido, pero que las áreas relacionadas con las funciones ejecutivas tardan más en desarrollarse en personas con TDAH. Por eso los niños con TDAH pueden actuar como si fueran de uno a tres años menores que los niños de su edad. La investigación también reporta algunas diferencias en el funcionamiento del cerebro. Estas diferencias no tienen nada que ver con la inteligencia. Las personas con TDAH son tan inteligentes como las personas que no lo tienen”, aseguró.
A su vez, el TDAH puede ser tratado mediante la terapia conductual, los fármacos o una combinación de ambos. Además, se recomienda el uso de estructuras, rutinas, horarios, terapias alternativas como el mindfulness y el yoga, el deporte, el arte, las terapias asistidas con animales (TAA), un plan de intervención escolar y de intervención familiar.
Por último, se debe agregar que el diario quiteño El Comercio informó que para 2017 el Ministerio de Educación del Ecuador había registrado 7.918 chicos con TDAH en instituciones educativas del Estado.
“Apuntalamos la importancia de hacer evaluaciones completas que incluyan la valoración de destrezas pero también el análisis de la historia del niño y su condición psicológica emocional. Invitamos a preguntarnos de forma más profunda por lo que la inquietud o la distracción del niño significa, lo que eso expresa o lo que evita con ello”
Indira Ullauri, psicóloga clínica y gerente de Superar Centro Integral de Psicología
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