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La Organización Mundial de la Salud declaró la pandemia por la COVID-19 a mediados de marzo de 2020 y desde entonces han surgido una serie de emociones que van desde el miedo hasta el dolor

Fatiga pandémica: claves para superarla

Escrito por Adriana Ramirez en .

A más de un año de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la pandemia por la COVID-19, se habla de la fatiga pandémica y sus efectos en la población mundial. También, de la necesidad de tomar medidas para contrarrestarla o evitarla tanto en este momento como en el futuro.

El distanciamiento social, el confinamiento, el miedo al contagio, el duelo por las muertes imprevistas, la violencia, la ansiedad, la depresión, la falta de vacunas, además de la situación propia de cada persona y de cada país, han hecho mella en la salud física y mental de la población mundial.

Esto ha conducido a una fatiga, o agotamiento emocional, que ha incidido en el estado de ánimo, la conducta y las relaciones de algunas personas como consecuencia de una crisis que lleva ya mucho tiempo y ante la cual aún se espera una solución definitiva.

Así las cosas, para octubre del año pasado, Hans Henri P. Kluge, director regional de la OMS para Europa, informó que, con base en los resultados de encuestas que se hicieron en países de la región, la fatiga estaba aumentando en algunos encuestados. Para entonces, se calculaba que en líneas generales había pasado del 60% en algunos casos.

La recopilación de datos de países de la organización se basa en una herramienta de información conductual que tiene como fin medir la fatiga, pero partiendo del grado en que las personas perciben el riesgo de contraer la enfermedad, qué hacen para protegerse y si siguen tanto las políticas como las medidas sociales.

Este punto es de suma importancia en un momento en el que se habla de varias olas y variantes del virus que causa la enfermedad de la COVID-19, pero también de desconfinamientos y confinamientos continuos. Por ello, las personas, blanco del cansancio emocional, podrían bajar la guardia ante los contagios y, así, tener complicaciones.

Según el centro de monitoreo de la COVID-19 de la Universidad de Medicina Johns Hopkins, de Estados Unidos, van más de 148 millones de casos confirmados y más de 3 millones de fallecimientos en 192 países y regiones. 

Ahora bien, ¿qué es la fatiga pandémica?

La fatiga pandémica, un concepto creado por la misma OMS, se entiende como el bajo estado de ánimo debido al cansancio y a la incertidumbre por una situación, en este caso, la pandemia, que se ha prolongado en el tiempo y que ha tenido un fuerte impacto en la actividad emocional, cognitiva y conductual de las personas por las muertes y complicaciones tanto de salud como económicas a escala mundial. 

Una situación, además, que hace que los individuos se sientan indefensos, puesto que no la pueden controlar, y solo les queda tomar las medidas de protección necesarias para evitarla y esperar por las vacunas. 

Briceida Morales es una periodista venezolana que vive en el estado Barinas, el cual se encuentra en el interior de Venezuela. Para Morales, la fatiga pandémica tiene que ver con un prolongado proceso de cambios que ha implicado tensión pero también lo que debe ser la concienciación sobre la importancia de la información veraz, en general, y, en este caso en particular, en lo relacionado con la salud. 

La fatiga pandémica se vincula a “un largo proceso de entender y no ceder ante las incomodidades que estamos viviendo en este momento de nuestras vidas. El tener que acostumbrarse al uso del tapabocas, siempre atenta al uso del alcohol con gel, pendiente de establecer la distancia de dos metros, estar alertas a los sitios donde entramos. Aparte de eso, se le suma el tener cuidado en los medios de transporte que usamos en un país donde el problema con el combustible (en Venezuela, que es un país petrolero, ha escaseado la gasolina en los últimos meses) dificulta la movilización. (También) es buscar información en internet cuando sientes algún síntoma extraño en el cuerpo, pero información realmente cierta. También nos hemos convertido en rastreadores de información cierta, y creo que esta es una responsabilidad que tenemos en este momento, más allá de si somos o no periodistas, pues cualquier información falsa que circule tiene sus impactos y no sabemos de qué manera pueda ser el nivel de estos”, dijo.  


La población debe estar muy consciente del tipo de información que difunde, entre otros medios, en las redes sociales, a fin de evitar la sobreinformación y las informaciones falsas, alarmistas y sin base, que alimentan el miedo, la discriminación, la xenofobia y la fatiga pandémica / Crédito: Freepik

Por otro lado, el Colegio Oficial de la Psicología de Madrid (Copmadrid) indicó que, como una consecuencia de la situación por la pandemia, el 80% de las enfermeras de España tiene síntomas de ansiedad, y la mitad del personal sanitario afronta un alto riesgo de presentar problemas de salud mental.

Agregó que la Oficina del Censo de los Estados Unidos hace encuestas semanales sobre precisamente la salud mental y determinó que a finales de noviembre del año pasado el 69% de los encuestados tenían síntomas de nerviosismo, ansiedad y sensación de sentirse al límite. Sin embargo, cuando la pandemia empezó, la cifra era del 25%.

Lea nuestro artículo Depresión y ansiedad en el ámbito laboral, en general, y en el sanitario, en particular: claves para protegernos:

¿Cómo reconocer la fatiga pandémica?

El Copmadrid apuntó varios síntomas que se pueden ir presentando debido a la pandemia y al agotamiento mental. Entre otros, se encuentran la apatía, la depresión, la desmotivación, la desconcentración y el alejamiento de los demás. 

Dichos síntomas pueden llevar a problemas como la poca productividad, la desconcentración, el incumplimiento de deberes y el retraso en los objetivos, y, por ende, a dificultades en el trabajo, con un consecuente despido y problemas económicos; en los estudios, con un consecuente retraso, deserción o repitencia, y en la misma casa, con un consecuente conflicto y malas relaciones con otros miembros. 

“De manera general, si no han aparecido con anterioridad, se pueden desarrollar patrones sintomatológicos de estados de ánimo bajo, depresión, falta de motivación y atención. Nos alejamos de la esperanza y la ilusión, dando paso a la tristeza y la preocupación, que desembocan en conductas disfuncionales que están relacionadas en muchos casos con mal uso y abuso de tecnologías, sustancias tóxicas, fármacos, alimentación o sueño, entre otras, además de otros síntomas psicosomáticos que iremos desarrollando”, enumeró.

La asociación habló, asimismo, de otras posibles reacciones o comportamientos más comunes que están vinculados con esta situación. Estas son la tendencia al aislamiento, con lo que la persona no quiere hablar del tema ni mantenerse informada o se aísla en actividades o pasatiempos; manifestar un control excesivo, con lo que la persona está demasiado atenta al problema, a la espera de noticias o a la señal de un cambio inmediato, por lo que tiende a ser muy rigurosa con las medidas recomendadas por las autoridades, y su conducta presenta mayor inquietud y ansiedad al querer controlar todas las variables del caso; habituación conductual, es decir, cuando el sujeto se relaja con respecto a las medidas de seguridad, dado que cree que no tiene por qué contagiarse en este momento si no lo ha hecho antes, por lo que sale, por ejemplo, sin la mascarilla puesta, y la orientación hacia la negación, es decir, el negacionismo de aquellos que descalifican la existencia del virus y que lo atribuyen a estrategias de centros de poder para dominar.

“En personas mayores encontramos un cuadro sintomatológico más grave aún ante el aislamiento y la soledad impuesta. El miedo al contagio, escuchar continuamente las malas noticias, la poca o nula movilidad llevan a cronificar ‘cuadros’ de deterioros cognitivo, demencias, ansiedad, irritabilidad emocional y depresiones. Se agudizan enfermedades psicosomáticas como artrosis, enfermedades cardiovasculares, musculares, respiratorias, obesidad, diabetes y enfermedades autoinmunes, entre otras, que se suman al hecho de no ser atendidos adecuadamente por los médicos especialistas al encontrarse saturados los centros sanitarios y hospitalarios”, explicó.

A su vez, las personas que presentan algún tipo de afección crónica como, por ejemplo, algunos que tienen síndrome de Down, y las personas con discapacidad se ven afectadas por un lado, por el virus en sí, y, por el otro,  por medidas como el distanciamiento social, el confinamiento y la poca movilidad. 

En el caso de estos últimos puede haber impedimentos para que se puedan comunicar por el uso del tapabocas, por ejemplo, en lo que respecta a las personas con discapacidad auditiva, puesto que no pueden leer los labios, o para desplazarse, si se trata de personas con movilidad reducida. Por tanto, pueden encontrar barreras que obstaculicen el que los atiendan oportunamente o que se sientan desanimados para ir a la consulta.

Por otro lado, el personal sanitario se ha visto muy afectado por el sobreexceso de trabajo, el temor al contagio, la escasez de medidas de seguridad, de equipos e insumos; las muertes de compañeros y pacientes, y el tener que enfrentarse a una situación inesperada y extensa como lo ha sido la pandemia. Todo ello conlleva riesgos de estrés, depresión y de cometer errores. 

Claves para protegernos 

Marisabel Parada, psicóloga de la salud y fundadora de Psicólogos Sin Fronteras Venezuela, organización no gubernamental que está conectada en red con otras organizaciones de Psicólogos Sin Fronteras del mundo, habla de fatiga pandémica emocional. La razón estriba, explicó, en que se trata no de una fatiga física, sino de tipo emocional que repercute en la salud y en el comportamiento de las personas.

Esto se puede ver mediante el aumento de los casos de depresión y de ansiedad, lo que también han afirmado entes como la Organización de las Naciones Unidas (ONU). 

Tanto la depresión como la ansiedad, cuando son vistos como problemas de salud mental, son muy comunes y se pueden presentar de manera conjunta. La depresión, por ejemplo, es considerada la principal causa de discapacidad en el mundo. Por eso, es muy importante tomar medidas para paliar daños mayores lo antes posible.

Por esta razón, Parada advierte que las principales consecuencias que puede haber, si no se atienden la depresión y la ansiedad que sufre la población mundial en este momento, es que dichas secuelas puedan durar a lo largo del tiempo y convertirse en depresión mayor o en alteraciones como ataques de ansiedad, minusvalía emocional y conflictos de tipo familiar y laboral.

Por eso, agregó que como no hay suficientes centros de atención de salud mental ni geriátricos en los países, en general, y que como los adolescentes han quedado relegados a los teléfonos y a las redes sociales, los Gobiernos deben crear más centros hospitalarios, centros de salud mental para la atención profesional de casos de personas emocionalmente inestables y centros tanto recreativos como culturales para el esparcimiento.

Por otro lado, y para evitar la fatiga pandémica en este momento y más adelante, recomendamos, tal como hecho en otras ocasiones:

  1. Haz ejercicio e hidrátate.
  2. Aliméntate adecuada y equilibradamente.
  3. Duerme y descansa.
  4. Mantén la calma, practica meditación, ejercicios de respiración y relajación.
  5. Evita fumar, beber y el consumo problemático de otras drogas.
  6. Mantente activo, el movimiento corporal produce alivio y restaura el ánimo.
  7. Cumple con tus horarios y deberes planifica sin forzar el límite.
  8. Relaciónate, así sea a distancia.
  9. No te agobies por el exceso de información selecciona una fuente de noticias y un horario para informarte.
  10. No difundas información sin corroborar o que sea falsa, selecciona.
  11. Evita el alarmismo y la información negativa. 
  12. Relájate mediante actividades beneficiosas como el mindfulness y el yoga.
  13. Contempla la naturaleza y conéctate con las bondades del Universo.
  14.  Evita los conflictos en el hogar, fortalece el encuentro y la comunicación a través de las actividades cotidianas. 
  15. Ayuda a tu pareja, a tus hijos y a tu familia en todo lo que puedas.
  16. Ayuda a quien lo necesite, pero protegiéndote, la solidaridad nos fortalece.
  17. Aprende algo nuevo y haz lo que más te guste sin que se convierta en presión.
  18. Protégete y protege a los tuyos, continúa con los cuidados.

Finalmente, Briceida Morales cuenta lo que hace para contrarrestar los efectos de la pandemia. Por ello, practica caminatas diarias, lo que la ayuda a mantenerse en forma, drenar el estrés, relacionarse con amigos y distraerse. También sale con sus padres, a quienes acompaña en su última etapa de la vida, y se capacita en el aprendizaje del francés, lo que ha hecho desde 2016. Son maneras de desconectarse del exceso de teletrabajo, modalidad que se ha impuesto debido a la pandemia.

“Trato de hacer ejercicios todos los días, bien sea caminatas largas de una hora con un grupo de amigos. Hacemos distintos recorridos y vamos conversando de temas varios. También podemos ver que muchos están en nuestra misma movida. Si no puedo ir a la caminata, pues, me pongo a hacer ejercicios desde mi casa. También tengo mis clases de francés desde el 2016. Esto me ha permitido mantener mi mente activa y atenta en cumplir con otras responsabilidades, más allá de la faena de trabajo. Cuando puedo, salgo a tomar un café en un centro comercial cercano y al aire libre. Paso algunas horas allí conversando con mis padres de cualquier cosa y despejando nuestras mentes. Y con los cambios que hemos tenido en este nuevo modo de vida, pues, ahora todos los trabajos son prácticamente virtuales y no me da casi tiempo de despegarme de la PC”, contó.


La naturaleza es una obra de arte en todo el sentido de la palabra. Nos brinda oxígeno, alimentos, agua, belleza y vida / Crédito: Freepik

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