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La salud física y mental son pilares de la vida. Sin ellas no tenemos nada

¡A cuidarnos!

Escrito por Adriana Ramirez en .

Cada día que pasa son más las noticias de personas conocidas y no que se contagian o que mueren a causa de la COVID-19 o por la falta de asistencia médica oportuna. Por tanto, algunos de los fallecimientos pudieran ser evitables y prevenir, de ese modo, problemas de salud mental ―o el empeoramiento de estos― en sus parientes y amigos.

Por eso, este 7 de abril cobra una especial importancia la salud: para que todos tengamos las mismas posibilidades de acceder a sistemas sanitarios de calidad, asequibles y accesibles, y que, así, disfrutemos de una mejor vida y que esta sea más duradera.

Este año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) celebra el Día Mundial de la Salud con la idea de que todos construyamos un mundo más justo y saludable.

En vista de que la pandemia de la COVID-19 lleva más de 132 millones de casos confirmados y más de 2.800.000 muertes en 192 países y territorios ―de acuerdo con datos del centro de monitoreo de la Universidad de Medicina Johns Hopkins, de Estados Unidos―, es más notoria ahora la necesidad de garantizar las condiciones más óptimas de alimentación, prevención, atención y cuidado para todos los habitantes del mundo por igual.

De ahí que la OMS agregue que la pandemia ha evidenciado la brecha que existe entre quienes pueden gozar de una vida más sana y tener acceso a dichos servicios de salud y quienes no debido a las condiciones en las que nacen, crecen, viven, trabajan y envejecen.

Esta situación, pues, ha llevado a complicaciones físicas, muertes prematuras y daños a la salud mental. Entre ellos, la depresión, el principal problema de salud mental a escala mundial; la ansiedad y el estrés.

Efectos y protección de la salud mental

Indudablemente, la salud física y la salud mental son indisociables: la una no puede existir sin la otra y las dos necesitan mantenerse en buen estado. 

Por eso, la pandemia también ha hecho mella en la población en general por el prolongado aislamiento y el distanciamiento social, la falta de empleo, la recesión económica desde 2020; en el personal sanitario, por la situación de estrés al que están sometidos ante la nueva enfermedad; en las personas que han perdido uno y hasta a varios familiares y amigos en poco tiempo; en los adultos mayores, las personas con síndrome de Down y aquellas que tienen enfermedades crónicas, por ser grupos que corren un mayor riesgo de contagiarse.

También en las mujeres, por llevar muchas veces a cuestas la responsabilidad de mantener solas el hogar, de ser cuidadoras y hasta blanco de violencia; en los niños, por un cambio que ha incidido hasta en el modo de aprender y de relacionarse; en personas que ya presentaban problemas de salud mental, etc.

Así las cosas, “los problemas de salud mental no suceden de forma aislada. Se ha calculado que el 46% de las personas con un trastorno mental tienen un problema físico de larga duración (Naylor, et. al, 2012)”, señaló el Observatorio de la Discapacidad Física (ODF), de Barcelona, España. 

El ODF agregó que, partiendo de datos de un estudio que se hizo al respecto, las personas que presentan una enfermedad mental grave tienen en promedio una esperanza de vida de 20 años menos que el resto de la población y que, por lo general, la causa de muerte es una causa física evitable.

De este modo, las personas afectadas por un problema de salud mental tienen más probabilidades de sufrir otras enfermedades como la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y tanto el cáncer de colon como de mama. También, por ejemplo, en el caso del alzhéimer se presentan situaciones de depresión y ansiedad, y en el de los trastornos alimentarios es posible que la persona atraviese incluso por un problema de adicciones.

Lea nuestro artículo El daño que causan los trastornos alimentarios

“La depresión es una de las grandes problemáticas de salud del mundo. La OMS prevé que en 2020, la depresión será la principal causa de discapacidad de la población a nivel mundial. Además, hay diversos estudios que relacionan la ansiedad y la depresión con el aumento del riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular y por cáncer”, dijo.

La medicación, asimismo, puede causar efectos adversos a la salud física. Por ejemplo, puede hacer que la persona con afecciones físicas o mentales aumente de peso rápidamente, por lo que esto puede llevar a daños en el organismo.


El ODF indica que suele haber confusión entre las dolencias físicas y los problemas de salud mental, pues se suele pensar que los primeros son una manifestación de los segundos, en vez de que sean analizados de manera separada. Esta malinterpretación acarrea la falta de diagnóstico oportuno y de un buen tratamiento que pueda impedir consecuencias posteriores. Tal es el caso de los pacientes con alzhéimer, quienes incluso pueden perder la capacidad de comunicación y de expresar efectos secundarios de medicamentos o molestias por otras afecciones / Crédito: Freepik

Datos sobre la salud mental en el mundo 

La Organización Panamericana de la Salud (OPS) dio varios datos que encienden las alarmas ante la precariedad en la que se encuentra el cuidado y la atención de la salud mental en el mundo, en general, y en el continente americano, en particular.

Se calcula, pues, que en promedio los Gobiernos en general gastan apenas 2,8% del presupuesto del sector de la salud en el área de los servicios de salud mental. Así, los países de pocos ingresos gastan 0,5% de su presupuesto de salud en dichos servicios, y los países de ingresos altos, alrededor de 5,1%. En el caso del continente americano, el gasto oscila entre el 0,2% en Bolivia y el 8,6% reportado por Surinam. 

“La OMS recomienda que la asignación del gasto de salud esté en proporción con la carga de enfermedad, y que haya paridad entre los aspectos físicos y mentales de la atención de la salud”, señaló.

Así las cosas, tenemos que:

  1. Los problemas de salud mental aumentan el riesgo de que haya otras enfermedades y de lesiones tanto intencionales como no intencionales.
  2. La depresión sigue siendo el principal problema de salud mental en el mundo y es dos veces más frecuente en las mujeres que en los hombres.
  3. Se calcula que entre el 10% y el 15% de las mujeres que viven en los países industrializados y entre el 20% y el 40% de las que están en los países en vías de desarrollo sufren de depresión durante el embarazo o el puerperio.
  4. Los problemas mentales y neurológicos en los adultos mayores, tal como es el caso del alzhéimer, otras demencias y la depresión, aportan en gran medida al número de enfermedades no transmisibles (ENT). Así, se calcula que en el continente americano la prevalencia de demencia de las personas de más de 60 años es de entre el 6,46% y el 8,48%. “Las proyecciones indican que el número de personas con este trastorno se duplicará cada 20 años”, advirtió.
  5. Se calcula que la media de la brecha en el tratamiento de los trastornos afectivos, de ansiedad y por consumo de sustancias en adultos es de 73,5% en todo el continente americano; de 47,2% en América del Norte y de 77,9% en América Latina y el Caribe. 
  6. En el caso del tratamiento de la esquizofrenia, la brecha en América Latina y el Caribe es de 56,9%; para la depresión, de 73,9%, y para el alcohol, de 85,1%.
  7. En promedio, el gasto público en salud mental en toda la región es de solo 2,0% del presupuesto total de salud, y más del 60% va para los hospitales psiquiátricos.

Asimismo, es muy importante romper con la barrera que significan el estigma y los prejuicios en contra de la salud mental, para que las personas con problemas de este tipo y sus familiares puedan acceder a tiempo a buenos servicios psicológicos y, así, a una mejor calidad de vida. 

¿Qué hacer para cuidar la salud mental?

Son varias las recomendaciones para que todos protejamos nuestra salud mental, sin importar la edad ni la procedencia que tengamos. Recuerda que, de acuerdo con la OMS, se calcula que 1 de cada 4 personas tendrá algún problema de salud mental en algún momento de su vida.

Así que manos a la obra y aplica los siguientes consejos:

  1. Sé prudente y llama a la prudencia. Evita accidentes y fuertes golpes en la cabeza que puedan causar traumatismos craneales graves y, así, problemas neurológicos.
  2. Lucha por un aire limpio. Estudios en humanos han determinado que la contaminación del aire, sobre todo por el humo del tráfico y la quema de madera, puede incidir en que haya un mayor riesgo de tener demencia.
  3. Aliméntate de manera equilibrada y ayuda a alimentar así a tu familia. La alimentación es clave para garantizarle al cerebro todos los nutrientes que necesita para una buena concentración, un mejor rendimiento y un mucho mejor estado de ánimo. También, para que se mantenga saludable. En estos tiempos de aún COVID-19, necesitamos alimentarnos cada vez mejor para proteger y fortalecer nuestro sistema inmunitario. Por otro lado, las mujeres en periodo de gestación se deben alimentar muy bien, pues de ello también dependerá la salud de su hijo.
  4. Evita el alcohol y las drogas. Beber de manera excesiva y consumir otras drogas lleva a problemas o a las adicciones, a no poder tomar decisiones de manera consciente, a un mayor riesgo de accidentes y lesiones, a daños en el organismo y a tanto consecuencias físicas, emocionales y mentales en uno mismo y en el entorno en el que uno se relaciona. 
  5. Practica la actividad física que más te guste, pero de manera segura. Haz ejercicio de acuerdo con tus posibilidades. La actividad física ayuda a evitar el sedentarismo, la obesidad, las enfermedades no transmisibles y a contrarrestar el estrés, la depresión y a mejorar el estado de ánimo. Ayuda, a su vez, a tener más energía.
  6. Duerme. El sueño incide en el estado de ánimo y en el bienestar corporal. A largo plazo los problemas de sueño pueden incrementar la probabilidad de tener depresión.
  7. Comparte. Las relaciones fructíferas, aquellas que nos llenan y aportan, que nos enriquecen, nos brindan emociones, buenos recuerdos y nos ayudan a liberar el estrés.
  8. Aprende actividades nuevas. El aprendizaje de idiomas o de algún instrumento musical y la lectura de temas que no son de nuestra área son algunas de las medidas que pueden llevar al cerebro a esforzarse más, asimilar y a que desarrollemos nuevas habilidades.
  9. Medita. La meditación contribuye a la atención, la conciencia, y a relajarse más. 

Las personas que presentan una enfermedad mental grave tienen en promedio una esperanza de vida de 20 años menos que el resto de la población y, por lo general, la causa de muerte es una causa física evitable

Observatorio de la Discapacidad Física

Aunque en la salud mental influyen factores socioeconómicos (como la pobreza y el bajo nivel educativo), biológicos y medioambientales, es muy importante mantener un buen estilo de vida que nos permita evitar o retrasar la aparición de enfermedades / Crédito: Freepik

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