Sobre la mujer y la depresión
Las mujeres, pilares fundamentales de la sociedad y del hogar, afrontan dos veces más probabilidades de presentar depresión que los hombres.
El dato es un indicador de un problema de salud mental que, además de afectar el bienestar psíquico, emocional y físico de la persona, repercute en la convivencia y el estado de ánimo de los demás miembros de la familia.
La depresión es un trastorno común en el mundo entero. Es considerado la principal causa de discapacidad, puede ocurrir a cualquier edad y llevar a la muerte prematura y al suicidio. No obstante, un tratamiento oportuno y acorde, dirigido por un especialista calificado, puede contribuir a la mejora de la persona.
“La depresión es una enfermedad de salud mental en la que una persona se siente triste (incluso llora con frecuencia), vacía o desesperanzada la mayor parte del tiempo (o pierde interés o no disfruta de las actividades diarias) por al menos dos semanas. La depresión afecta la capacidad de una persona de ir a trabajar, ir a la escuela o de relacionarse con su familia y amigos. Es una de las afecciones de salud mental más comunes en los Estados Unidos e involucra al cuerpo, el humor y los pensamientos. Puede afectar la manera en que comes y duermes, la manera en que te sientes contigo misma y la manera en que piensas sobre las cosas”, explicó la Oficina para la Salud de la Mujer, de Estados Unidos.
Las mujeres afrontan diferentes factores que las pueden conducir a la depresión. Entre ellos se destacan los cambios hormonales, los factores biológicos, las características hereditarias y los diferentes hechos de la vida.
Entre estos últimos se pueden mencionar la muerte, el divorcio, el duelo, el acoso y el abuso sexual, la violación de los derechos humanos; la discriminación, desigualdad, trata y explotación; las agresiones, el abandono y la responsabilidad de mantener sola a los hijos y el hogar; la pobreza, el desempleo o el despido, que en su caso, es mayor que el de los hombres.
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Advertencia sobre la salud mental de las mujeres y sus hijos por la COVID-19
La COVID-19, la cual se originó en Wuhan, China, a finales de 2019 pero que fue declarada como pandemia en marzo de 2020, ha causado zozobra, miedo, aislamiento y duelo en la población mundial.
Carissa E. Etienne, directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), advirtió el año pasado que se podía prever un aumento de las necesidades de las mujeres y sus hijos en lo referente al apoyo psicosocial y a los servicios de salud mental. La situación se podía deber al también incremento de los riesgos de violencia y desestabilización de las condiciones de salud mental, lo que suele ocurrir en las emergencias.
Ya antes del nuevo coronavirus, señaló Etienne, las mujeres de las Américas eran 50% más propensas de tener trastornos de depresión y afrontaban el doble de probabilidades de trastornos de ansiedad que los hombres.
A ello se suma el grave problema de que en la región se destina apenas el 2% del presupuesto de la salud al sector de la salud mental; no obstante, más del 60% es para los hospitales psiquiátricos.
“(La directiva) hizo un llamado a fortalecer las políticas, los sistemas y los servicios de salud, para garantizar que el bienestar integral de las mujeres forme parte de la respuesta de los países ante la COVID-19”, reseñó por medio de una nota de prensa la OPS con motivo de un evento virtual que se hizo el año pasado y que fue organizado por dicho ente y el Gobierno de Costa Rica.
En el evento participaron mujeres líderes de América Latina, quienes abogaron por incluir a la salud mental en la respuesta de los países ante la pandemia.
Etienne destacó que cuando la atención presencial no sea posible, deben facilitarse servicios remotos como la telemedicina y las líneas telefónicas de ayuda, como parte de las herramientas de atención.
Aunque la telemedicina y la teleterapia cobraron auge en 2020 por el confinamiento y el distanciamiento social como medidas de protección contra la nueva enfermedad, estos servicios no están al alcance de todas las personas ni tienen el mismo uso en todos los países. En los del primer mundo se emplean más que en los países en vías de desarrollo.
En el Ecuador, por su parte, la mujer también encabeza los casos de depresión en comparación con los hombres. De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) de 2015, las mujeres constituyeron el 64% de las personas atendidas por depresión.
Sin embargo, también hubo un dato positivo: el número de psicólogos y psiquiatras aumentó 198% de 2006 a 2015, pasando de 487 a 1.451.
Causas de la depresión en la mujer
Mayo Clinic, institución estadounidense dedicada a la investigación y a la atención médica, explicó que factores como la pubertad, los problemas premenstruales, el embarazo (y la depresión posparto), la perimenopausia y la menopausia pueden incidir en la aparición de la depresión.
En el caso de la pubertad, los cambios hormonales pueden incrementar el riesgo de depresión en algunas mujeres, pero los cambios de humor temporales debido a las variaciones hormonales no causan por sí solos la depresión. Debe haber otros factores que lleven a ello. Por ejemplo, los asuntos relacionados con el despertar de la sexualidad y la identidad, los problemas con los padres y el incremento de la presión para lograr el éxito en el colegio, la vida social, los deportes, etc.
En lo que respecta a los problemas premenstruales, el síndrome premenstrual (SPM) afecta a un pequeño número de mujeres que afrontan síntomas muy fuertes e incapacitantes (por ejemplo, dolor físico, como dolores de cabeza, articular o muscular, aumento de peso, estreñimiento o diarrea, etc., y estrés emocional, debido al llanto, la tensión o ansiedad, la irritabilidad, el aislamiento, etc.), hasta el punto de que interrumpen sus actividades diarias.
“En ese momento el SPM se puede convertir en trastorno disfórico premenstrual (TDP), un tipo de depresión que suele necesitar tratamiento. No está clara la relación exacta entre la depresión y el SPM. Es posible que los cambios cíclicos del estrógeno, la progesterona y otras hormonas alteren la función de los químicos cerebrales que controlan el humor, como la serotonina. Es posible que también influyan las características hereditarias, las experiencias de vida y otros factores”, enumeró.
Con relación al embarazo, existen cambios hormonales fuertes que pueden alterar el humor. Aun así, puede haber otros aspectos que incrementan el riesgo de depresión durante el embarazo o al tratar la mujer de quedar embarazada. Entre esos aspectos se encuentran los problemas en las relaciones; la depresión antes del embarazo, la depresión posparto o el trastorno disfórico premenstrual; el embarazo no planeado o no deseado, el aborto espontáneo, la esterilidad y la suspensión del tratamiento con antidepresivos.
Por otra parte, en la depresión posparto los sentimientos depresivos, como la tristeza, el enojo, la irritabilidad, el llanto, que aparecen en algunas mujeres después del parto y que tienden a durar una o dos semanas, se pueden agudizar y prolongarse. Especialmente, pueden indicar depresión posparto si los signos y síntomas comprenden factores como, por ejemplo, baja autoestima o la sensación de ser mala madre, ansiedad o falta de sensibilidad, incapacidad para cuidar al bebé, pensamientos sobre lastimarlo y pensamientos suicidas.
“La depresión posparto es una afección médica grave que requiere tratamiento inmediato. Le ocurre a un 10% o 15% de las mujeres. Se cree que está relacionada con lo siguiente: las variaciones hormonales importantes que tienen efectos sobre el humor, la responsabilidad de cuidar al bebé, una predisposición a tener trastornos de humor y ansiedad, complicaciones durante el embarazo y el parto, problemas para amamantar, complicaciones o necesidades especiales del bebé y poco apoyo social”, señaló.
Finalmente, el riesgo de depresión puede incrementarse tanto en la perimenopausia (etapa antes de la menopausia) como en la menopausia temprana o después de la menopausia.
“La mayoría de las mujeres que sufren síntomas menopáusicos molestos no desarrollan depresión. Pero los siguientes factores pueden aumentar el riesgo: sueño interrumpido o escaso, ansiedad o antecedentes de depresión, acontecimientos estresantes de la vida, aumento de peso o del índice de masa corporal (IMC), menopausia a una edad temprana, menopausia causada por la extracción quirúrgica de los ovarios”, indicó.
Situación de la depresión en la mujer en Estados Unidos
En Estados Unidos la situación tampoco es diferente. La Asociación Americana de la Ansiedad y la Depresión (ADAA, por sus siglas en inglés), basándose en los resultados del Centro Nacional de Estadísticas de Salud (NCHS) de 2013-2016, informó que más del 8% de las personas mayores de 20 años dijeron que tuvieron depresión durante dos semanas. Las mujeres, es decir, el 10,4%, tenían casi el doble de probabilidades que los hombres, o sea, el 5,5%, de haber tenido depresión.
“Todos los días las mujeres enfrentan diferentes aspectos que son estresantes tanto en su vida personal como profesional. Sentirse triste, solo y asustado son reacciones normales, pero para las personas a las que se les diagnostica depresión, estos sentimientos tienden a ser más fuertes a medida que continúan. Está comprobado que la depresión puede afectar a las mujeres de una manera distinta que a los hombres. Las mujeres tienen de dos a tres veces más probabilidades de presentar depresión”, dijo.
En el caso específico de la depresión posparto, agregó que el 13% de las mujeres pueden presentar este problema entre una semana y un mes después del parto; entre el 3% y el 5% presentarán síntomas del trastorno obsesivo compulsivo, y el 9%, el trastorno de estrés postraumático.
Antes de la COVID-19, las mujeres de las Américas eran 50% más propensas de tener trastornos de depresión y presentaban el doble de probabilidades de afrontar trastornos de ansiedad que los hombres
Carissa E. Etienne, directora de la Organización Panamericana de la Salud
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