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El alzhéimer es una afección que puede llevar a la dependencia total del paciente para con su cuidador o familiares

Hablemos del alzhéimer

Escrito por Adriana Ramirez en .

¿Sabías que el alzhéimer no solo ocurre en la vejez, sino también en otros casos como el síndrome de Down? ¿Sabías que las mujeres tienen más probabilidades de afrontar esta afección? ¿Sabías que las personas con esta enfermedad, también pueden sufrir de estrés, ansiedad y depresión? 

Al abordar un tema como el alzhéimer surgen muchas interrogantes que no solo están relacionadas con el caso como tal, que ya es importante, sino con el estado emocional y físico de quien lo padece, su cuidador y el entorno.

El alzhéimer es un trastorno neurológico, irreversible, que avanza en diferentes fases y que causa cambios en el cerebro, aun cuando hoy en día existan fármacos que mejoren temporalmente los síntomas o que ralenticen su desarrollo. 

El alzhéimer, pues, conduce a un deterioro en las capacidades y habilidades de la persona, lo que le impide valerse por sí misma a medida que va pasando el tiempo. 

“La enfermedad de Alzheimer es un trastorno neurológico progresivo que hace que el cerebro se encoja (atrofie) y que las neuronas cerebrales mueran. La enfermedad de Alzheimer es la causa más común de demencia, un deterioro continuo en el pensamiento, el comportamiento y las habilidades sociales que afecta la capacidad de una persona para vivir de forma independiente”, explicó Mayo Clinic, centro de investigación y atención médica de Estados Unidos.

De acuerdo con el organismo, actualmente hay cerca de 50 millones de personas con demencia en todo el mundo. De esta cantidad, se calcula que entre el 60% y el 70% tiene alzhéimer. En el caso específico de Estados Unidos, se dice que alrededor de 5,8 millones de personas de 65 años o más presentan dicha afección (de estos, el 80% tiene 75 años o más). 

De hecho, esta enfermedad suele ocurrir desde los 65 años en adelante, aunque los cambios en el cerebro pueden empezar diez años antes o más desde que se manifiesten los problemas de memoria u otros problemas cognitivos. 

El alzhéimer también se puede presentar en gente con síndrome de Down, debido a su alteración genética. 

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Aun así, la edad es considerada el principal factor de riesgo de tener alzhéimer y, en la medida en que va pasando el tiempo, el deterioro de las funciones cognitivas y funcionales va aumentando.

 “Por ejemplo, según un estudio, cada año había 4 nuevos diagnósticos por cada 1000 personas de 65 a 74 años; 32 nuevos diagnósticos por cada 1000 personas de 75 a 84 años, y 76 nuevos diagnósticos por cada 1000 personas de 85 años o más”, dijo.

Pese a ello, cabe destacar que el alzhéimer no es propio del envejecimiento normal. Según la Asociación del Alzhéimer, alrededor de 200.000 personas de Estados Unidos tienen alzhéimer de inicio temprano o precoz, es decir, que surge antes de los 65 años.

“El Alzheimer es un tipo de demencia que causa problemas con la memoria, el pensamiento y el comportamiento. Los síntomas, por lo general, se desarrollan lentamente y empeoran con el tiempo, hasta que son tan graves que interfieren en las tareas cotidianas”, agregó la asociación.

De este modo, los síntomas de demencia van progresando a lo largo del tiempo hasta el punto de que en los primeros inicios la memoria se va perdiendo levemente, pero al final la persona pierde la capacidad de mantener conversaciones y de responder al entorno, depende de otras personas y pasa la mayor parte o todo el tiempo en cama, por lo que el cuerpo también se deteriora.

Así, las complicaciones debido a la pérdida grave de la función cerebral en las últimas etapas de la enfermedad pueden llevar a la deshidratación, malnutrición o infecciones, y con ello, a la muerte. De hecho, la pérdida de la memoria y del lenguaje, el deterioro del juicio y otros cambios cognitivos pudieran hacer que la persona no pueda, por ejemplo, expresar dolor, seguir las instrucciones de los tratamientos, informar de síntomas de otra enfermedad y los efectos secundarios de los medicamentos.  

Por otro lado, se calcula que un paciente con alzhéimer puede vivir —después de que los síntomas se vuelven evidentes— entre 4 y 8 años, aunque ha habido casos de hasta 20 años; sin embargo, el tiempo de vida también depende de otros factores, tales como la edad y otras afecciones coexistentes.

Para saber un poco más sobre la demencia

“La demencia es la pérdida de la capacidad de pensar, recordar y razonar, y de las habilidades de comportamiento hasta tal punto que interfiere en la vida y las actividades diarias de una persona. La demencia no es una enfermedad en sí, sino un grupo de síntomas causados por ciertas enfermedades o trastornos, tales como la enfermedad de Alzheimer.

Dos de las formas más comunes de demencia en las personas mayores son la enfermedad de Alzheimer y la demencia vascular. Actualmente, estos tipos de demencia no pueden ser curados. 

(…)

En la demencia vascular, las lesiones en los vasos sanguíneos que suministran sangre al cerebro llevan a la muerte del tejido cerebral, a menudo después de un derrame cerebral o de una serie de derrames cerebrales. Los síntomas de la demencia vascular pueden variar, pero, por lo general, empiezan repentinamente, dependiendo de la ubicación y gravedad del derrame cerebral”.

Instituto Nacional de la Edad (NIA, por sus siglas en inglés)  

Síntomas y factores de riesgo de tener alzhéimer

La pérdida de la memoria es un síntoma clave en esta enfermedad. Los primeros síntomas, no obstante, varían de persona a persona, y comprenden problemas para recordar eventos o conversaciones recientes. En la medida en que la afección va avanzando, los problemas de memoria también van empeorando y se van presentando otros síntomas.

Los cambios que el alzhéimer genera en el cerebro causan problemas que se van incrementando con los años y que pueden afectar la memoria, el pensamiento y el razonamiento; la evaluación de situaciones y la toma de decisiones; la personalidad y la conducta.

Con respecto a este último punto, la personalidad y la conducta, puede haber cambios en tanto el estado de ánimo como en el comportamiento del individuo, y generar: 

  • Depresión
  • apatía, 
  • aislamiento, 
  • cambios de humor, 
  • desconfianza, 
  • irritabilidad, 
  • agresividad, 
  • cambios en los patrones de sueño, 
  • desorientación (la persona deambula, se pierde),
  • pérdida de la inhibición, 
  • delirios (como creer que otros le robaron) y alucinaciones, 
  • problemas para hablar, tragar y caminar,
  • problemas de comunicación, para expresar síntomas y efectos secundarios de medicinas. 

Por otro lado, algunas personas con problemas de memoria tienen lo que se conoce como deterioro cognitivo leve. Este se caracteriza por el hecho de que las personas enfrentan más problemas de memoria que los que normalmente tienen otras personas de su edad, pero los síntomas son menos pronunciados que los del mal de Alzheimer, y aún así estas pueden llevar a cabo sus actividades diarias. 

De acuerdo con estudios, son más los que tienen este trastorno, y que pueden presentar alzhéimer, que aquellos que no. No obstante, y aun cuando es considerado un factor de riesgo, es posible que algunos recuperen su cognición normal.

“Las dificultades de movimiento y los problemas con el sentido del olfato también se han relacionado con el deterioro cognitivo leve. Las personas mayores con deterioro cognitivo leve tienen mayor riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer, sin embargo, no ocurre en todos los casos. Algunos incluso pueden volver a la cognición normal”, expuso.

Con relación a los factores de riesgo, los científicos siguen investigando, pero piensan que, en la mayoría de los casos, el alzhéimer se debe a una mezcla de factores genéticos, ambientales y de estilo de vida que afectan el cerebro con el paso de los años.

“Menos del 1% de las veces, la enfermedad de Alzhéimer ocurre por cambios genéticos específicos que prácticamente garantizan que una persona padecerá la enfermedad. Estos casos raros suelen dar lugar a la aparición de la enfermedad en la mediana edad. El daño comienza más a menudo en la región del cerebro que controla la memoria, pero el proceso comienza años antes de los primeros síntomas. La pérdida de neuronas se extiende en un patrón algo predecible a otras regiones del cerebro. En la etapa avanzada de la enfermedad, el tejido cerebral está considerablemente reducido”, dijo Mayo Clinic.

También son factores de riesgo los antecedentes familiares y la genética (el riesgo es un poco más alto si un pariente de primer grado, padre o hermano, ha tenido alzhéimer); el síndrome de Down (se presume que la relación entre esta condición genética y el alzhéimer se deba a tener tres copias del cromosoma 21 y luego tres copias del gen para la proteína que lleva a la creación de beta-amiloide, que es esencial en el funcionamiento del cerebro. Los síntomas del alzhéimer tienden a aparecer entre 10 y 20 años antes en las personas con síndrome de Down que en el resto de la población), y las mujeres tienden a presentar más casos de alzhéimer que los hombres porque suelen vivir más años.

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Asimismo, se habla de otros factores de riesgo como el deterioro cognitivo leve, los traumatismos craneales graves, la contaminación del aire (según estudios en humanos, la exposición a la contaminación del aire, sobre todo por el humo del tráfico y la quema de madera, se vincula a un mayor riesgo de demencia); el consumo excesivo de alcohol, los malos patrones de sueño (problemas para dormir o para mantenerse dormido); el estilo de vida y la salud del corazón (investigaciones han establecido que los mismos factores de riesgo de la enfermedad cardiaca también están relacionados con los de alzhéimer; por ejemplo, la falta de ejercicio, la obesidad, el fumar o el ser un fumador pasivo, la presión arterial alta, el colesterol alto y la diabetes tipo 2 mal controlada), y tanto la educación permanente como la participación en actividades sociales (se cree que las personas que tienen un nivel educativo inferior a la formación secundaria son más propensas a sufrir la enfermedad).   


Aunque el alzhéimer es visto como la sexta principal causa de muerte en Estados Unidos, el NIA indicó que, partiendo de datos recientes, es la tercera causa de muerte (después de las enfermedades cardiacas y el cáncer) de los adultos mayores en ese país / Crédito: Pexels

El alzhéimer y la ansiedad

La ansiedad también es un síntoma que se presenta, sobre todo, en las primeras etapas de la enfermedad y es vista, si es considerado trastorno, como una preocupación, ansiedad, nerviosismo, tensión, miedo desproporcionado en comparación con la realidad del momento.

 “Hace más de un siglo el psiquiatra y neurólogo alemán Alois Alzheimer presentó por primera vez a la comunidad científica el caso de Auguste Deter. Ella era la primera paciente afectada por la enfermedad que heredó su apellido. Augusta comenzó a padecer la enfermedad a los 50 años, con un cuadro de ansiedad, agitación y constante confusión. Según Alois Alzheimer, ‘examinarla resultaba imposible’, pues Auguste era cada vez más temerosa y ansiosa. Su condición se volvió tan abrumadora y debilitante que su familia ya no pudo cuidar de ella”, explicó la investigadora Simona Sacchini.

Acotó que la ansiedad afecta a entre el 8% y el 71% de las personas con alzhéimer. La ansiedad, pues, se manifiesta mediante la inquietud, la necesidad de moverse constantemente y hasta con molestias en algunos entornos.

Otros dos datos importantes sobre la ansiedad en este caso también tienen que ver con, primero, los síntomas son mayores en el alzhéimer temprano que en el tardío, y, segundo, los hombres con alzhéimer precoz también tienen una mayor tendencia a presentar ansiedad.

“Lamentablemente, el ejemplo más común lo encontramos en el síndrome de Down. Las personas con síndrome de Down pueden padecer alzhéimer precoz y desarrollar trastornos psiquiátricos y ansiedad”, afirmó.

A su vez, la ansiedad disminuye de manera gradual en las etapas graves de la demencia y existen tratamientos farmacológicos y no que procuran minimizar este síntoma.

Sacchino también habló de lo útil que es, según estudios, la musicoterapia en tanto la ansiedad como la depresión en pacientes con alzhéimer leve o moderado. También, que controlar lo que decimos y la manera de relacionarnos con la persona pueden contribuir a disminuir estos síntomas. 

La investigadora señaló que, así como la ansiedad puede ser un síntoma de la enfermedad, puede ser, asimismo, una causa de esta por diferentes condiciones médicas o por desgaste emocional. 

Sin embargo, se refirió a la neurobióloga italiana Rita Levi Montalcini, Premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1986 por el descubrimiento del factor de crecimiento nervioso. La neurobióloga confirmaba que, aun cuando murieran algunas neuronas, existía la posibilidad de que nacieran otras conexiones; su descubrimiento, a su vez, fue crucial para estudiar y entender el alzhéimer. 

“Mantén tu cerebro ilusionado, activo, hazlo funcionar y nunca degenerará”, dijo Levi Montalcini, quien afirmaba que ejercitar el cerebro ayudaba a prevenir la degeneración neuronal y a que las neuronas fueran más eficientes. 

El psicólogo y el alzhéimer 

Indira Ullauri, psicóloga clínica y gerente de Superar Centro Integral de Psicología, habla del trabajo del psicólogo en el caso del alzhéimer y los retos que este representa con diferentes actores. En primer lugar, se refiere al paciente, sobre todo en las primeras etapas, y, en segundo y tercer lugar, al cuidador y a la familia, respectivamente.

En este sentido, el psicólogo ejerce como una especie de valla de contención para ayudar al paciente a hacerle frente a la situación y a aportar a su estado de ánimo, que es fundamental en su calidad de vida.

“El psicólogo tiene varios retos en los cuales enfocarse y prepararse cuando se trata de un paciente con alzhéimer. En primer lugar con el paciente, para brindar contención a su sufrimiento, primordialmente en las primeras etapas cuando está consciente de algo de lo que le sucede y se esfuerza por ocultar pero en ocasiones forzando límites, que, en lugar de ayudar, agravan la condición de salud integral debido a la activación de síntomas de estrés, ansiedad y hasta de depresión”, afirmó. 

De acuerdo con el ámbito de su desempeño profesional, agregó, el psicólogo podrá brindar estimulación cerebral, que se organiza en secuencias, las cuales están ordenadas desde las más simples hasta las más complejas, pero siempre respetando la condición del paciente y sin forzar el límite (para ello, se toman en cuenta las prioridades de la persona).

La estimulación cerebral profunda (ECP), usada en casos de problemas neurodegenerativos como la enfermedad de Parkinson, es un procedimiento que consiste en insertar una serie de electrodos en el cerebro a través de la cirugía. La idea es que los electrodos modulen las señales eléctricas en el área del cerebro en la que se hayan implantado, informó la Confederación Española de Alzhéimer (Ceafa).    

A su vez, Ullauri indicó que el psicólogo también está en la capacidad de brindarle contención y apoyo al cuidador, es decir, la principal persona que se encarga de asistir al paciente, bien sea como empleado o no. 

Advierte, así, del riesgo que corre este sujeto de enfermarse y de sufrir lo que se conoce como el síndrome de burnout o de desgaste profesional. Este se entiende como el desgaste mental, emocional y físico de una persona por fuertes exigencias, estrés crónico e insatisfacción laboral. 

El psicólogo también atiende a la familia, pieza esencial en el buen cuidado y comprensión del paciente, en la procura de protección y amor, en la paciencia y acompañamiento, pero también es una esponja que absorbe mociones, tensión, preocupación, resignación, estrés y dolor.

“El psicólogo puede acompañar a la familia y al entorno próximo al paciente con alzhéimer a través de programas de psicoeducación, contención emocional y acompañamiento terapéutico”, explicó. 


Es fundamental el buen trato hacia la persona con alzhéimer y las relaciones satisfactorias / Crédito: Pexels

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