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Actualmente, la población mundial vive más tiempo gracias a los adelantos científicos, la mejora de la calidad de vida y de la alimentación

La vejez, etapa importante de la vida

Escrito por Adriana Ramirez en .

La vejez es una etapa de la vida tan importante como cualquier otra. Por ende, amerita atención y cuidado tanto físico como mental. Las estadísticas hablan de ello y la situación que vemos a diario también.

Países como Venezuela afrontan un cambio notorio en cuanto a su población. Aun cuando la mayor parte de sus habitantes son jóvenes, los más de 5 millones de migrantes de la última década ―estos han salido, en su mayoría, a los países de Suramérica por, sobre todo, razones políticas y económicas― han hecho que se sienta que la nación se está vaciando cada vez más rápido, y que los adultos mayores vivan solos. Algunos, incluso, se encuentran desamparados, pues carecen de la asistencia de sus familiares, la protección social es exigua y el poder adquisitivo se ha deteriorado en gran medida por la hiperinflación y la dolarización de facto. 

Aunado a eso, hay que agregar otros problemas como el aislamiento, debido a, entre otros factores, la pandemia de la COVID-19 y la falta de gasolina, para poder desplazarse; también la soledad, la incertidumbre por un presente y un futuro inseguros, y por la falta de Estado en todos los ámbitos, pero, entre ellos ―y cobrando, con esto, aún una mayor relevancia―, el de la salud.

Aun así, los problemas de salud mental en los adultos mayores de todo el mundo son frecuentes. Las razones son varias, pese a que tanto la salud mental como el bienestar emocional cobran tanta importancia en la vejez como en cualquier otra etapa de la vida.

“Los problemas de salud mental son comunes entre las personas mayores y pueden comprender aislamiento, desórdenes afectivos y de ansiedad, y sicosis, entre otros. Como resultado de desórdenes físicos o de intervenciones quirúrgicas, muchos adultos mayores también pueden padecer problemas para dormir y desórdenes de comportamiento, deterioro cognitivo o estados de confusión”, afirmó la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

El organismo agregó que diferentes investigaciones hablan de la importancia que cobran las buenas relaciones sociales para las personas de la tercera edad. Sin embargo, ellos también tienden a sufrir tanto por la ruptura de dichas relaciones, bien sea por separación, duelo por la muerte de parientes o amigos, o abandono, como por la soledad.

Esta misma situación ha cobrado un mayor auge en estos días de la COVID-19 por el empleo de medidas de protección para evitar contagios; por ejemplo, el distanciamiento social y el confinamiento. Esto ha llevado a que la población en general se encuentre aislada, pero más aún quienes presentan enfermedades crónicas, entre ellos, las personas con síndrome de Down, y los adultos mayores.

Lea nuestro artículo Una fecha especial para celebrar a las personas con síndrome de Down:

Para que nos hagamos una idea más clara sobre los problemas de salud mental a los que se exponen estos últimos, la OPS habla de varios datos:

  1. Al menos 1 de cada 4 adultos mayores presenta algún tipo de desorden mental, como depresión (el problema de salud más común en este grupo), ansiedad o demencia (por ejemplo, la enfermedad de Alzheimer).
  2. Dado el rápido envejecimiento de la población, se espera que el número de las personas mayores con problemas de salud mental se duplique para 2030.
  3. Las personas de 85 años y más tienen las tasas de suicidio más altas con respecto a los demás grupos etarios.
  4. Dos tercios de los adultos mayores con problemas de salud mental no acceden al tratamiento que requieren.

Los servicios de salud para las personas mayores son extremadamente limitados en la mayoría de los países del continente americano.


Cuando fue declarada la pandemia de la COVID-19 a principios de 2020, en países como España e Italia las muertes de personas mayores en los ancianatos y hospitales fueron noticia por la gran cantidad que hubo / Crédito: Pexels

No al abuso ni al maltrato contra la vejez

El 15 de junio, por cierto, es el Día Mundial de la Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez.

La fecha sirve para evitar la violencia física, psicológica, emocional y económica (incluyendo el despojo de bienes y la explotación) en contra de este grupo de la población mundial. 

“El maltrato de las personas mayores es un problema social que existe en los países en desarrollo y desarrollados y, por lo general, no se notifica suficientemente en todo el mundo. Tan solo en unos pocos países desarrollados hay tasas de prevalencia o estimaciones, que se sitúan entre un 1% y un 10%. Aunque se desconoce la magnitud del maltrato de los ancianos, su importancia social y moral es indiscutible. (…) En 2017, aproximadamente 1 de cada 6 personas sufrieron algún tipo de abuso en sus comunidades”, apuntó la Organización de las Naciones Unidas (ONU). 

En este sentido, en algunas sociedades tradicionales obligan a las mujeres mayores que son viudas a que se casen otra vez, o en otras las mujeres mayores que viven solas son acusadas de practicar la brujería. Por tanto, el estigma y el rechazo las pueden perjudicar física y mentalmente.

Sin embargo, la vejez, siendo la última etapa de la vida, debe ser vista no de manera estigmatizante o apocalíptica, tampoco lastimera, sino más bien como un periodo de sabiduría y descanso, pero también de entretenimiento, buenas relaciones y de todavía productividad. 

Un hecho, pues, para aplaudir: hay personas mayores que todavía se ocupan de sus negocios, teletrabajan, con lo que usan las nuevas tecnologías y los dispositivos electrónicos; estudian, enseñan, aportan a sus comunidades mediante labores humanitarias o asistenciales, y a sus familias. La vejez, así, no tiene por qué ser sinónimo de declinación. Por tanto, hay quienes se sienten plenos, orgullosos y satisfechos por su pasado y su presente, y por los logros alcanzados.

Lea nuestro artículo ¡Salud mental y empleo, aliados en la vida!: 

No obstante, la ONU acotó que menos del 20% de las personas en edad de jubilación reciben una pensión.Por otro lado, el diario Primicias, del Ecuador, informó que se esperaba que en el país aumentara el total de personas mayores para finales de 2020. Basándose en información del Instituto de Estadísticas y Censos (INEC) de 2019, indicó que esta pasaría de 988.000 personas en 2010 a 1,3 millones en 2020. De esta manera, se prevé que la población ecuatoriana, al igual que el resto de la población mundial, envejezca aceleradamente con el transcurso del tiempo.

“A pesar de que cada día hay más adultos mayores en el país, sus condiciones de vida no son las mejores. Los ingresos promedio disminuyen conforme avanza la edad. Entre los 66 y los 85 años de edad los ingresos bajan de USD 362 a USD 144, pues no existen fuentes de empleo, ni programas orientados a mejorar el poder adquisitivo de este segmento poblacional. (…) Debido a la falta de ingresos económicos, 2.975 personas de la tercera edad viven en condiciones de pobreza y otras 60.000 se encuentran en situación de extrema pobreza”, dijo.

El diario acotó que alrededor de 550.000 personas de la tercera edad habían sufrido algún tipo de violencia. Esto representaba el 44% de la población adulta mayor, que había sido blanco de maltrato, abandono o despojo de sus bienes.

Rodrigo Tenorio, psicólogo que trabaja con personas mayores, indicó que la violencia que sufren estos individuos de parte de su familia los lleva a mayores problemas psicológicos.

Más datos sobre el envejecimiento y tanto la salud física como mental de los adultos mayores

“Desde un punto de vista biológico, el envejecimiento es la consecuencia de la acumulación de una gran variedad de daños moleculares y celulares a lo largo del tiempo, lo que lleva a un descenso gradual de las capacidades físicas y mentales, un aumento del riesgo de enfermedad, y, finalmente, a la muerte”, explicó la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El ente agregó que por primera vez en la historia de la humanidad la mayor parte de la población tiene una esperanza de vida que es igual o superior a los 60 años de edad. También, que actualmente hay 125 millones de personas de 80 años o más en todo el mundo. 

Se espera, pues, que los adultos mayores asciendan a los 2.000 millones de personas en 2050. Con esto habría un aumento de 900 millones de personas con relación a 2015. Además, se prevé que para el mismo año 2050 el 80% de las personas mayores viva en países de ingresos bajos y medios. Por ende, estos últimos están en la imperiosidad de garantizar buenos sistemas de salud, pensiones, política fiscal y protección social a su población.

Pese a esta información, no se puede hablar aún, según el organismo, de mejor salud. 

“Los reducidos datos científicos no permiten afirmar que las personas mayores gocen en sus últimos años de mejor salud que sus padres. Si bien las tasas de discapacidad grave se han reducido en los países de ingresos altos a lo largo de los últimos 30 años, no se ha registrado cambio alguno en la discapacidad ligera o moderada en el mismo periodo”, dijo.

No obstante, el aumento de la esperanza de vida se debe a los avances científicos que permiten prevenir y tratar las enfermedades; a la mejora de las condiciones de vida y a la calidad de la alimentación. 

Fertilidad, mortalidad y migración

“El tamaño y la composición por edades de una población se determinan a través de tres procesos demográficos a la vez: la fertilidad, la mortalidad y la migración. 

Todas las regiones han experimentado un aumento considerable en la esperanza de vida desde 1950. Al aumentar la esperanza de vida al nacer, la mejora en la supervivencia de las personas mayores explica la proporción cada vez mayor en la mejora generalizada de la longevidad.

La reducción de la fertilidad y el incremento de la longevidad son, por tanto, factores clave del envejecimiento mundial de la población, pero no hay que olvidar que la migración internacional también ha contribuido al cambio de las estructuras de edad en varios países y regiones. En los países con grandes flujos migratorios, la migración internacional puede retrasar el proceso de envejecimiento, al menos temporalmente, ya que los migrantes suelen ser jóvenes en edad de trabajar. Sin embargo, los migrantes que se quedan en el país terminarán formando parte de la población de mayor edad”.

ONU

Con relación a las afecciones más comunes en esta población, cabe destacar la pérdida de la audición, las cataratas y los errores de refracción, los problemas de movilidad, los dolores crónicos, los dolores de la espalda y del cuello, la osteoartritis, las neumopatías obstructivas crónicas, la diabetes, la depresión, la demencia y el consumo problemático de sustancias. A su vez, a medida que se envejece, también van aumentando las probabilidades de presentar varias afecciones al mismo tiempo. 

“Más de un 20% de las personas que pasan de los 60 años de edad sufren algún trastorno mental o neural (sin contar los que se manifiestan por cefalea) y el 6,6% de la discapacidad en ese grupo etario se atribuye a trastornos mentales y del sistema nervioso. Estos trastornos representan en la población anciana un 17,4% de los años vividos con discapacidad. La demencia y la depresión son los trastornos neuropsiquiátricos más comunes en ese grupo de edad”, explicó.

Asimismo, los trastornos de ansiedad inciden en el 3,8% de estas personas y el consumo problemático de sustancias psicotrópicas, en casi el 1% (pero este último se tiende a pasar por alto o a diagnosticar mal). Igualmente, se calcula que alrededor de una cuarta parte de las muertes por daños autoinfligidos corresponden a las personas de 60 años o más. 

No obstante, la OMS aseguró que existe otro inconveniente. El personal sanitario y las mismas personas mayores no reconocen los problemas de salud mental en su verdadera dimensión, y el estigma en contra de las enfermedades mentales hace que las personas sean todavía más reacias a buscar ayuda. Pero esta situación juega en su contra. Mientras más tiempo pase, dichos problemas seguirán avanzando.

“Además de las causas generales de tensión con que se enfrenta todo el mundo, muchos adultos mayores se ven privados de la capacidad de vivir independientemente por dificultades de movilidad, dolor crónico, fragilidad u otros problemas mentales o físicos, de modo que necesiten asistencia a largo plazo. (…) La salud mental influye en la salud del cuerpo, y a la inversa. Por ejemplo, los adultos mayores con enfermedades como las cardiopatías presentan tasas más elevadas de depresión que quienes no padecen problemas médicos. Por el contrario, la coexistencia de depresión no tratada y cardiopatía en una persona mayor puede empeorar esta última”, dijo. 

Con relación a la demencia, cabe destacar que la primera afecta a un promedio de 47,5 millones de personas a escala mundial. No obstante, se espera que aumenten a 75,6 millones en 2030 y a 135,5 millones en 2050. La mayoría de esos pacientes vivirán en países de ingresos bajos y medios.

“La demencia es un síndrome que se caracteriza por la mengua de la memoria y la capacidad de pensar, trastornos del comportamiento e incapacidad para realizar las actividades de la vida cotidiana. Afecta principalmente a los ancianos, pero no es una parte normal de la vejez. (…) Las presiones físicas, emocionales y económicas pueden agobiar a las familias. Tanto las personas aquejadas de demencia como quienes las asisten necesitan apoyo sanitario, social, económico y legal”, aseguró.

Con respecto a la depresión, la depresión unipolar repercute en el 7% de los adultos mayores. Aun así, los centros de atención primaria de salud no diagnostican ni tratan la depresión como es debido.

“Es frecuente que los síntomas de este trastorno en los adultos mayores se pasen por alto y no se traten porque coinciden con otros problemas que experimentan los adultos mayores”, acotó. 

La depresión es considerada, pues, la principal causa de discapacidad en el mundo y puede llevar a la muerte prematura.


En la vejez se pueden presentar varias afecciones físicas y mentales. Entre estas últimas, sobresalen la depresión, la ansiedad, la demencia y el consumo problemático de sustancias / Crédito: Pexels

Recomendaciones para tener una buena vejez

Es posible y necesario hacer que nuestra vida sea óptima en los últimos años. Por eso, se recomienda hacer ejercicio con regularidad y evitar el sedentarismo; alimentarse de manera equilibrada; no fumar, llevar las cosas con calma, mantener las buenas relaciones, capacitarse, leer, oír música, bailar, pintar, tejer; hacerse los exámenes médicos cada año y proteger tanto la salud física como mental. 

También es muy importante que se pida asistencia psicológica cuando se necesite. Para ello, hay que evitar el estigma en contra de los problemas de salud mental y de la asistencia psicológica.

De acuerdo con la profesora y especialista en psicología gerontológica, Rocío Fernández-Ballesteros, tener una buena vejez depende de uno mismo en un 75%. Así, el 25% restante, de acuerdo también con la ONG Envejecer Activos, depende de la genética de las personas.

Para la especialista, pues, es muy importante alcanzar un buen control del estrés, disfrutar de relaciones de calidad y procurar darles un sentido positivo a los años por venir. De esta manera, empleamos maneras óptimas de disfrutar de una buena vejez.


Compartir es uno de los mejores alimentos para el cerebro y el buen estado de ánimo, y los adultos mayores también se valen de la nueva tecnología para disfrutar de ello / Crédito: Pexels

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