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Carlos Vallejo y la importancia del bienestar físico y mental

Escrito por Adriana Ramirez en .

Carlos Vallejo, coordinador técnico del Centro Especializado de Tratamiento a Personas con Consumo Problemático de Alcohol y otras Drogas (Cetad) y quien forma parte del equipo de Superar Centro Integral de Psicología, es psicólogo y psicorrehabilitador. 

Hoy en día se interesa por la psicoeducación para una vida saludable, aspecto fundamental para, primero, entender la importancia de cuidar la salud física y mental, y, así, tener una mejor calidad de vida, y, segundo, tomar decisiones acertadas y conscientes en beneficio de la persona y su familia.

La psicoeducación, en principio, es una herramienta informativa, orientadora y hasta lúdica que sirve para dar a conocer la situación de salud mental por la que esté atravesando la persona, de manera que esta y su familia entiendan el caso, las estrategias de afrontamiento y el pronóstico.

A su vez, la educación para la salud es un proceso de información y participación individual, colectiva y familiar, en el que se educa sobre la salud, hábitos, actitudes, prevención, tipos y tratamiento de enfermedades, y la disminución de conductas y situaciones de riesgo, a fin de que se fomente y defienda la salud, se mejore la calidad de vida y se viva mejor.

Ambos aspectos son abordados en la siguiente breve entrevista que se le hizo a Vallejo y en la que habla de sus principales enseñanzas, retos y vivencias como profesional de la psicología; de cómo sí se puede llevar una vida saludable pese a la publicidad y la premura del día a día, y de cuán importante es, entre otros aspectos, evitar el estrés y fortalecer el sistema inmunitario, en especial, hoy en día cuando aún siguen los contagios por la COVID-19.

―¿Cuáles han sido las principales enseñanzas, retos y vivencias que ha tenido como psicólogo y psicorrehabilitador?

―La principal enseñanza que tengo de mi profesión es que las profundas transformaciones que hoy experimentamos en contextos sociales sumamente cambiantes, propios de la globalización, ponen a prueba todos los paradigmas imperantes.  De hecho, la condición de cambio, a diferencia de la de estabilidad, es el rasgo fundamental de la sociedad que hoy nos toca vivir y esto implica que la sociedad, sus integrantes, sus conceptos, la ciencia y todos los profesionales debemos estar en un proceso continuo de transformación que se encuentra en constante cambio y expansión. 

El reto ha sido entonces contender con las situaciones reales que son propias de un contexto profesional en cambio permanente, que se caracterizan por la incertidumbre, la singularidad y la presencia de conflictos de valor, y hacerlo dentro del  reconocimiento irrestricto de la diversidad y la equidad.

La psicología estudia a las personas, interactúa, interviene con  lo humano;  entonces esta profesión me ha puesto en contacto permanente con personas, con su vida y su dramática. De contactos así, uno solo puede obtener dos cosas: experiencias y  lecciones. En mi caso particular, estas me han sido, por demás, gratas.

―¿Cuál es la razón de que le guste la psicoeducación en cuanto a la vida saludable y de qué manera puede usted y la psicoeducación contribuir al mejoramiento de la calidad de vida de las personas?

―Me gusta por dos cosas. Uno, la psicoeducación es una aproximación terapéutica en la cual se proporciona, sobre todo, información (científica, actual y relevante) y da a la otra persona el poder de decidir con base en esta. Ello es muy respetuoso de la capacidad de elección y raciocinio del “otro”. Dos, porque pone al profesional en el papel de un facilitador antes que en el de “experto”.

Me  interesé por la “vida saludable”, debido a un quebranto de mi salud. Investigué por más de un año y encontré un enfoque (la medicina del estilo de vida) que me dio resultado y quise compartirla con otras personas, a las que pueda serles de utilidad. La psicoeducación, en este caso, es el medio que considero más adecuado.

¿Es muy difícil tener una vida saludable?

―No sé si “muy”, pero puede llegar a ser difícil. Una causa es que todos queremos tenerla, pero todos damos por sentado que es así…. Hasta que nos falta o falla….

Hay que formar hábitos. Y formar un hábito cuesta (dicen que se necesitan 21 días de esfuerzo consciente haciendo aquella conducta que quieres convertir en hábito).  

Vivimos en una sociedad muy acelerada, en la que es más fácil comprar comida lista (que no necesariamente es saludable), y que ha hecho tan atareada la agenda diaria, que cuesta abstraerse e ir a por lo que nuestro cuerpo realmente necesita para vivir bien.

Por otro lado, está también el que estamos sometidos a un constante bombardeo de publicidad, inspirados mayormente por las ganancias de la empresa, que por el bienestar de los consumidores.

Lo positivo es que cuando uno descubre los enormes efectos potenciales de determinadas intervenciones en el estilo de vida sobre la mortalidad, morbilidad y costes sanitarios, son motivación más que suficiente para el interés actual en la medicina del estilo de vida.

―¿Qué consejos le da a la gente para que lo pueda lograr?

―Un proceso para mejorar los hábitos de alimentación, generalmente, pasa por reflexionar, sustituir y reforzar.

REFLEXIONAR sobre todos sus hábitos de alimentación, tanto buenos como malos, así como en las cosas que desencadenan que coma en forma poco saludable.

SUSTITUYA sus hábitos alimentarios poco saludables por otros más saludables.

REFUERCE sus nuevos hábitos de alimentación.

―¿Cómo llevarlo a la práctica en esta época en la que aún estamos lidiando con la COVID-19?

―Qué mejor momento. Una de las dificultades que se suele decir de la comida saludable es que necesita más tiempo de elaboración… entonces, hoy, que estamos obligados a pasar más tiempo en casa, es un buen momento para iniciar y probar. 

Y, la mejor defensa contra el coronavirus: mejorar el sistema inmunológico.

Una dieta equilibrada con alimentos frescos y ricos en vitamina C, A, D, E y zinc es suficiente para fortalecer el sistema inmunológico y protegernos mejor de contagios de enfermedades como el COVID-19 o cualquier enfermedad relacionada con el sistema respiratorio.

Otro aspecto importante es que las personas cuiden su salud mental y emocional, pues el estrés o ansiedad puede afectar el sistema inmunológico. Esto es posible mediante una administración adecuada del tiempo, mantener la mente ocupada, tener actividad continua y, por supuesto, mantener las medidas de higiene, distanciamiento, etc., para evitar el contagio que han recomendado las autoridades de salud. 

Y no olvidar la actividad física y recreativa como complemento fundamental para mejorar el sistema inmunológico, pues generan endorfinas, una sustancia química que ayuda al cuerpo a sentirse mejor y tener una sensación de bienestar, además de que ayuda a tener un gasto de energía.

¿Cómo inculcarles a los niños y adolescentes el tener una vida saludable?

―A través, fundamentalmente, de la educación para la salud, entendida como “el proceso educativo, dirigido a dotar a las personas y a la comunidad de la capacidad de aumentar su control sobre los factores que tienen influencia sobre su salud”.

Y educación para la salud no solo desde el contexto escolar. La familia es el motor más importante para que niños, niñas y adolescentes sepan, pero también que quieran y puedan comportarse de forma saludable.  

Si en la infancia se adquieren unos hábitos de alimentación y actividad física adecuados, se mantendrán en gran medida a lo largo de la vida.  

“Si en la infancia se adquieren unos hábitos de alimentación y actividad física adecuados, se mantendrán en gran medida a lo largo de la vida” 

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