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Créame, después fue lo peor… 

Escrito por Superar en .

Escrito por Jorge Masson Palacios

Psicólogo clínico graduado de la PUCE. Máster en Neurociencias y Biología del comportamiento de la UPO en Sevilla-España. Destacado ex deportista, representante mundial y olímpico en natación. Actual. coordinador nacional de psicólogos de atención a víctimas en la Defensoría Pública del Ecuador.


 La pregunta “¿Por qué y cuándo empezar terapia?” puede ser compleja de responder. Cuando llega un paciente a terapia se vuelve evidente que cada persona es distinta. Esto se debe a que cada sujeto ha vivido situaciones particulares durante su vida, por ello, ve la vida de forma distinta y resuelve sus problemas en la manera en la que ha aprendido a resolverlos. 

Esta condición de particularidad del ser humano, hace que cada persona sea “única e irrepetible”; pone sobre la mesa lo complejo de esta profesión; cada sujeto busca en terapia una “solución” a su problemática que es esencialmente única por su contexto personal, familiar, económico y social. 

Es inquietante entender que la “solución” a nuestros problemas está en nosotros mismos, y en consecuencia con esta premisa, quien tiene la responsabilidad de encontrar la “solución” y de lograr un “cambio” eres tú mismo. 

¿Qué sucede durante la terapia que permite encontrar aquella esperada “solución”? 

Como cada sujeto es único, encontrar la respuesta a este misterio es un reto que solo puede ser resuelto por nosotros mismos durante la terápia; el/la psicólog@ será solo un canal o un intérprete. 

Intentaré sumergirlos en una experiencia terapéutica en donde aquella “solución” aun no logra ser evidente. Espero no causar demasiada angustia. 

Respira profundo… Sé que es complejo estar en terapia y hablar con un completo desconocido sobre ti y sobre tu vida. Pero tranquila, lo que me interesa el día de hoy es escucharte. Cuando te sientas lista puedes empezar. 

X: No puedo más (llanto)… he pasado llorando todos los días en este último mes, tengo ganas de acabar con todo, me duele la cabeza todo el tiempo, no puedo ni siquiera dormir, tengo algo, como una sensación de angustia en el pecho y me duele, me duele todo… me duele la espalda y el cuello, estoy harta, no puedo más. 

Comprendo que te sientes mal en este momento “X”, que bueno que estés aquí en busqueda de ayuda. Por favor intenta respirar profundamente, inhala por la nariz y suelta el aire por la boca lentamente. Tomar un vaso de agua suele ayudar a controlar el llanto, aquí tienes… Me gustaría que me expliques mejor por qué te sientes de esta manera. 

Si necesitas pañuelos puedes tomar los que necesites, están aquí sobre la mesa. 

X: (respiración profunda) Gracias… 

Cuéntame ¿Qué pasó? 

X: Es que no sé por dónde empezar. 

Empezar un tratamiento psicológico es un acto de valentía en sí mismo, es enfrentar tus miedos y emociones frente a una persona que no sabe nada sobre quien eres y lo que has vivido. Este esfuerzo por poner en contexto al terapeuta, activa todos nuestros mecanismos con los que explicamos y justificamos nuestra forma de actuar y de pensar; estos “mecanismos” (entendidos distintos en cada teoría) están estrechamente conectados con nuestro inconsciente y por ello, dicen de nosotros mismos incluso más que propio lenguaje o “discurso” del paciente. La experticia del terapeuta permitirá darles nombre, identificarlos y a veces también entenderlos. 

Continuemos.. 

X: No sé por dónde empezar, … es que son tantas cosas (llanto / suspiro profundo). De pequeña sufrí muchos abusos… A mí me criaron mis abuelos, pero yo nunca sentí que ellos me querían, de hecho, casi siempre pasaba sola en la casa. De vez en cuando mi mamá venía y me traía juguetes, pero nunca se quedaba a pasar tiempo conmigo, yo no sabía nada de ella, bueno, hasta ahora no sé… ni siquiera se en donde vive. Tampoco sé quién es mi papá, bueno… solo sé su nombre. 

Cuando era pequeña pasaba mucho tiempo con el vecino porque él tenía una bebé y yo le ayudaba a cuidarle a veces; el me trataba bien y a veces me daba de comer. Él fue la primera persona que abuso de mí. Yo no sabía lo que él me hacía; yo era una niña. Pero bueno… (traga saliva) creo que eso lo tengo superado; no me gusta hablar de eso. 

Me escape de la casa cuanto tenía como 12 o 13 años porque ya no me gustaba vivir ahí, mis abuelos nunca estaban y cuando llegaban en la noche o madrugada siempre estaban borrachos y eran groseros conmigo; a veces me pegaban. Cuando tenía como 10 años mis abuelos empezaron a consumir más, casi nunca me dejaban comida, ni dinero; a veces no los veía dos o tres días…; como que yo no les importaba. 

Les conté a mis abuelos lo que me pasó con el vecino pero ellos no hicieron nada. Mi abuela ni siquiera me pregunto si estaba bien, solo me culpó, me dijo “eso te pasa por estar metida una casa que no es tuya”, ese día me pegó también, pero fue por otra cosa. Que ellos no hicieran nada me dolió mucho (llanto), ¿cómo pudieron hacer nada?, incluso les dije que estaba sangrando (llanto)… 

Empecé a vender dulces sin que ellos sepan, yo ya sabía cocinar un par de cosas, porque si no, no tenía que comer… En cuanto pude me fui de la casa… 

Me metí a una casa que estaba abandonada que estaba cerca de la quebrada, y ahí viví como 4 años; seguía yendo al colegio todo ese tiempo…; cuando estaba ahí todo se sentía normal, nadie sabía ni me preguntaba nada; yo casi no hablaba con nadie. 

Les vi a mis abuelos algunas veces en esos años porque mi colegio era en el centro mismo, y ellos sabían pasar ahí pidiendo caridad a la gente y tomando, pero yo no les saludaba, a veces ellos me reconocían y como que me intentaban seguir, pero yo me escapaba… No quería volver con ellos. 

Me gustaba vivir sola, esa casa era grandota. Le adopté a un perro que le encontré en la calle, se llamaba “choco”; yo le daba solo arroz y a veces huesos que encontraba, era así pequeñito… 

Siento que siempre he estado sola, nadie me ha cuidado realmente. Creo que por eso no sé cómo ser mamá y no sé ni siquiera cómo jugar con mis hijos. Me da pena de ellos, que tengan una madre tan mala y dañada…(llanto) 

Viviste entonces en una casa abandona desde los 12 a los 16 años, ¿Verdad? ¿Qué sucedió en ese tiempo? 

X: Si más o menos unos 4 años (traga saliva). 

En esa casa abandonada me violaron, yo creo que tenía unos 16 cuando pasó. Un día se metieron a la casa unos tipos por la noche, eran 3. No lo recuerdo muy bien porque creo que me drogaron. Esos hdp también le mataron al “choco”, me acuerdo que le escuché cuando le estaban pegando porque él lloraba…, fue horrible (llanto). 

Yo intenté hacer como si nada…; me fui de ahí y seguí yendo al colegio, pero me dolía un montón mis partes. Solo tenía ganas de llorar todo el tiempo; me llevé todas mis cosas al día siguiente y nunca volví a esa casa porque tenía miedo de que estos tipos estén por ahí, así que empecé a dormir en la calle igual cerca del centro. 

Había una señora que le conocía a mi abuela que me dejaba que deje mis cosas en su casa y que me bañe. Estuve durmiendo en la calle como 5 o 6 meses y después me di cuenta que estaba embarazada, así que ahí volví donde mis abuelos y ahí me enteré que mi abuelo se había muerto. Como que esa noticia no me afectó, aunque yo creo que si le quería, porque a pesar de todo él era bueno conmigo; él nunca me pegó. 

Yo no quería quedarme en esa casa con mi abuela porque ella era ful grosera conmigo y me traba como empleada. Pero yo estaba embarazada y no sabía que más hacer, no quería dormir en la calle porque a veces habían peleas y era peligroso. Mi abuela se dio cuenta de que estaba embarazada; ella me dijo que aborte, pero yo no quería; ella intentó varias veces llevarme obligada a abortar y me obligaba a tomarme un té que era feísimo que creo que era para abortar porque unos días después de que me tomé empecé a sangrar así que me toco ir al hospital. 

Como un mes después de eso mi Antoni nació bien por suerte. Yo nunca le conté a nadie que me violaron, me daba vergüenza. Ni siquiera a mi abuela, sabía que ella no iba a hacer nada y capas me botaba de la casa. 

Volver a la casa de mi abuela fue la peor decisión que he tomado en mi vida (llanto), habría estado mejor estar por mi sola o viviendo en la calle. 

Lo siento mucho “X”, es trágico escuchar que fuiste abusada sexualmente cuando eras una niña y que te violaron a tus 16 años. ¿Dices que volver a la casa de tu abuela fue la peor decisión que has tomado en tu vida? 

X: Si… (Esbozo de sonrisa) (llanto). Créame, después fue lo peor… 

Este es un fragmento de un peritaje que ha sido reconstruido; puede causar estremecimiento. Es normal experimentar angustia frente a la tragedia. En este texto se encuentran latentes los mecanismos de afrontamiento de una mujer, sus fortalezas, sus debilidades, sus traumas, su dolor actual y el que está ubicado en su pasado. Es un caso trágico que expone una realidad que coincide con muchas personas en el Ecuador; el abandono infantil, el maltrato infantil, la negligencia, la drogodependencia, el abuso sexual, el trauma, la violación, y creo que lo más importante que se expone en este texto es la resiliencia: La capacidad del ser humano que permite adaptarse a las situaciones adversas del entorno y lograr un resultado positivo. 



Tras la angustia que experimenta el lector se preguntará, ¿Resiliencia? “X” ha vivido diversas situaciones potencialmente traumáticas, sin embargo, desde temprana edad ha encontrado formas de resolver sus problematicas, logró adaptarse a un entorno que no cuidaba de ella e incluso logra alejarse de estímulos aversivos, en su presente muestra interés por mejorar su maternidad y reconoce la necesidad de “ayuda” llegando a terapia y exponiendo su dolor, su tragedia y lo que espera del proceso. 

Como psicólogo y como paciente, he logrado comprender que el proceso terapéutico es arduo; nos enfrenta con el sufrimiento y el dolor, con la perdida de respuestas en nuestra vida y con el miedo a encontrar nuevas preguntas que aún no podemos resolver. Embarcarse en terapia es de valientes; eventualmente este proceso te lleva a hacer frente a tus propios miedos, inseguridades y traumas; te confronta con las posibles consecuencias de tu historia de vida, tus decisiones, tu personalidad y pensamiento. 

Hay pacientes que llegan a terapia preparados para enfrentar la situación que los aqueja; son aquellos que están en crisis existenciales, personales, de pareja, de familia o postraumáticas. Por otro lado, están los pacientes que aún no comprenden que es los ha llevado a sentir aquel tipo de sufrimiento personal o relacional en su vida, y que debido a ese desbalance, llegan a terapia. 

¿Cuál soy? Creo que todas las personas son ambos en diferentes contextos y momentos de sus vidas, el caos parece ser parte inherente del ser humano, es una 

condición que nos indica que algo no funciona bien o que es importante de entender, soltar, perdonar o cambiar. 

En conclusión, empezar en terapia es un reto, ¿Estas list@? 


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