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El estrés es un problema que puede incidir en, por ejemplo, niños muy pequeños cuando sus padres se separan o divorcian

Estrés en niños y adolescentes

Escrito por Adriana Ramirez en .

El estrés no es solo un problema que afecta a adultos. También causa perjuicios en niños y adolescentes por diferentes razones. Tal es el caso de los divorcios, los problemas económicos en la familia, la falta de vivienda, la violencia doméstica, el bullying o acoso escolar, etc.

Aunque, en cierto modo, el estrés puede ser positivo, pues impulsa a actuar rápida y eficientemente ante situaciones como, por ejemplo, un examen o competir en una carrera, es decir, querer alcanzar un logro gracias al esfuerzo, también puede ser negativo.

Así, el estrés, considerado un estado físico y mental que se refleja, entre otras manifestaciones, por medio de la angustia, el miedo, la irritabilidad, el aislamiento ante situaciones que representen una amenaza, una gran exigencia o un profundo cambio, se expresa de diferentes maneras y conduce a la modificación en el comportamiento de la persona. Por eso, tanto padres, hermanos y demás cuidadores como maestros deben estar atentos a los cambios de conducta que manifiesten los niños y los adolescentes en casa y en la escuela, respectivamente.

En este sentido, la pandemia de la COVID-19 y, con ella, la fatiga pandémica, también han repercutido en el estado de ánimo y en la conducta de este grupo de la población debido a diferentes causas, aunque no en todos del mismo modo (ni en la población en general tampoco).

Entre esas causas se destacan el miedo al contagio, las muertes o el agravamiento de enfermedades preexistentes, los problemas de pareja, el desempleo y la recesión económica, el distanciamiento social y la cuarentena prolongados, el cambio del modelo educativo presencial al digital y viceversa, la falta o inestabilidad de servicios como el Internet para garantizar las conexiones a las clases, etc.

Lea nuestro artículo Fatiga pandémica: claves para superarla

Esta situación en particular ha repercutido, a su vez, en personas con discapacidad. Esto, por diferentes razones. En el caso de, por ejemplo, las personas con síndrome de Down, porque sus mismas condiciones genéticas pueden hacerlos proclives a enfermedades. En lo que respecta a las personas con discapacidad auditiva, porque el uso de tapabocas les dificulta leer los labios y entender lo que dicen los demás, lo que afecta más su comunicación y tranquilidad. En el caso de las personas con movilidad reducida, porque la falta de transporte y el no poder ir de un sitio a otro les impiden, entre otras cosas, hacerse exámenes médicos oportunos. 

De este modo, la Unesco y la Cátedra Unesco de Gestión Comunitaria de la Discapacidad (Universidad de Calicut, de la India) publicó en mayo de 2020, poco después de haber sido declarada la pandemia a mediados de marzo del mismo año, una guía para ayudar a padres de niños con diferentes tipos de discapacidad a aprender a llevar la situación en casa.

La vida en tiempos de COVID-19, una guía para los padres de niños y niñas con discapacidad aborda once áreas de atención y expone herramientas para controlar el estrés. Dichas áreas son la limpieza, los hábitos alimentarios y la salud, los ejercicios físicos, dormir, las medicinas, aprender nuevas habilidades, las responsabilidades y los deberes, y el entretenimiento. Asimismo, abarca aspectos conductuales que están relacionados con la discapacidad en sí y, finalmente, el bienestar psicológico, fisiológico y emocional de las personas que están a cargo o los cuidadores.

“Cómo manejar el estrés de una inesperadamente larga y continua estancia en casa es una pregunta que todos nosotros estamos luchando por responder hoy en día. Más allá de las otras ocasiones en las que nos vemos obligados a permanecer en casa durante largos periodos, la actual crisis del coronavirus (COVID-19) es mucho más grave y ha complicado aún más el asunto. No cabe duda de que todos nosotros estamos soportando un gran estrés en estas circunstancias. En medio de esta crisis, una persona con discapacidad, alguien que sufre un problema de salud grave o una persona mayor en nuestro hogar puede convertirse en un gran contribuyente a nuestra angustia. Las personas que cuidan a niños y niñas con discapacidad y/o problemas emocionales y de comportamiento están pasando por un momento difícil. Después de todo, en circunstancias normales su carga habría sido compartida por centros de atención, escuelas inclusivas, centros de formación profesional y otros espacios”, aseguró el texto en mayo del año pasado, pero que todavía se puede poner de manifiesto en diferentes países donde aún no se ha declarado el fin del confinamiento.

Causas del estrés en niños y adolescentes  

“El estrés es una función de las demandas que tenemos y de nuestra capacidad para satisfacerlas. (…) Las presiones a menudo provienen de fuentes externas (como la familia, los amigos o la escuela), pero también pueden surgir de la persona. La presión que nos imponemos también puede ser muy significativa, porque a menudo hay una discrepancia entre lo que creemos que debemos estar haciendo y lo que hacemos realmente en nuestras vidas”, señaló el KidsHealth, de Estados Unidos.

El ente, especializado en la salud de la niñez, agregó que el estrés puede afectar a personas de cualquier edad, incluyendo a los niños más pequeños, quienes se pueden sentir ansiosos por la separación o el divorcio de los padres. Por otro lado, en el caso de los niños más grandes, factores como el querer ser aceptados por los demás compañeros del colegio o vecinos puede llevarlos a sufrir estrés y a que su autoestima y seguridad en sí mismos se vean incluso lastimadas.


Nico es un chico con asperger que habla de la necesidad de que las personas sean más empáticas y de que aprendan a tolerar las diferencias de los demás, pues todos los seres humanos son diferentes, y en la diferencia está precisamente la variedad, la diversidad, la riqueza / Crédito: Revista La Galería

También influyen las múltiples actividades académicas y extraacadémicas que deben hacer los niños, por las que se pueden sentir agobiados, sobreexcedidos y sin tiempo para recrearse.

“Hable con sus hijos sobre cómo se sienten respecto de sus actividades extracurriculares. Si se quejan, conversen sobre los pros y los contras de dejar alguna actividad. Si no es posible que la dejen, analicen maneras de organizar el tiempo y las responsabilidades de su hijo a fin de que no le generen tanta ansiedad”, aconsejó.

Otras causas del estrés en los niños pueden ser oír a los padres hablar de problemas económicos o discutiendo (pueden sentir incluso que dichos problemas son por su culpa), hablar de problemas en el trabajo o por la enfermedad de algún pariente. El asunto radica en que los niños se dan cuenta de la ansiedad que sus padres sienten debido a esas dificultades. Por tanto, también se pueden sentir ansiosos, preocupados, anticiparse a situaciones que les produzcan miedo e incertidumbre, etc. El estrés, incluso, se puede manifestar en el hecho de que el niño se orine en la cama, que llore o que le den rabietas.

Lea nuestro artículo Daños que causa el estrés:

Los divorcios son, asimismo, otro factor que los puede llevar a sentirse mal. El ver que su hogar se desestructura y el que ello conlleva cambios indeseados ―y hasta repentinos― les puede generar desorientación, nervios, temor, agresividad… Por ello, es muy importante que los padres sepan manejar la situación de la manera más cordial y prudente posible, y que nunca obliguen a los hijos a decidir con quién quedarse ni tampoco los expongan a comentarios negativos sobre cualquiera de los dos padres.

La Academia Americana de Psiquiatría de Niños y Adolescentes (AACAP) indicó, por su parte, que los adolescentes también se pueden ver estresados por situaciones como las exigencias y frustraciones que les generan los colegios, los pensamientos y sentimientos negativos sobre sí mismos, los cambios que experimentan sus cuerpos, los problemas con los amigos y compañeros, vivir en un sitio inseguro, la separación o el divorcio de sus padres, una enfermedad crónica o los problemas fuertes en la familia, la muerte de un pariente, mudarse o cambiar de colegio, muchas actividades académicas y extraacadémicas a la vez o albergar expectativas demasiado altas, tener que encargarse de los hermanos y de la casa, y los problemas económicos del hogar.

“Algunos adolescentes se sobrecargan con el estrés. Cuando ello sucede, el estrés manejado de manera inadecuada puede llevarlos a la ansiedad, el retraimiento, las agresiones, las enfermedades físicas o destrezas inadecuadas para confrontarlos, tales como el uso de las drogas y/o del alcohol”, acotó.

En cuanto al cuerpo humano, el estrés se puede ver, según el mismo AACAP, mediante el aumento de los latidos del corazón y en el número de veces que se respira; en el incremento de la cantidad de la sangre que fluye hacia los brazos y las piernas; las manos y los pies se enfrían y sudan; el estómago se revuelve, y se siente terror o pánico. También, en problemas para dormir, pesadillas y en cambios en los hábitos alimentarios.

Por eso se recomienda que los adultos sepan manejar el estrés de la mejor manera posible. Si los hijos ven que sus padres son tranquilos, saben resolver los problemas sin agitarse, evitan la violencia, conversan y buscan las soluciones más acertadas después de analizar muy bien todas las opciones, podrán contar con un modelo apropiado por seguir y actuar del mismo modo.

Saber aceptar y valorar al otro

Saber aceptar y valorar al otro es un punto crucial para la convivencia, la empatía, la tolerancia, la resiliencia, el crecimiento personal y, en definitiva, el bienestar físico y mental de la persona y de toda la familia. Se trata de habilidades sociales que ayudan a enfrentar los problemas de manera clara y serena, tomar decisiones, respetar el punto de vista y los derechos del otro pero también hacer respetar los de uno mismo, entender y ayudar al prójimo, etc.

Estas mismas habilidades contribuyen a saber enfrentar y reducir el estrés en situaciones que representan incertidumbre ante lo desconocido o hacia las cuales abundan los prejuicios y la estigmatización.

Por esa razón, les presentamos el siguiente video de cómo los padres de Sofía, una niña con síndrome de Down, reaccionaron por primera vez cuando se enteraron de que su primera hija tenía esa condición, pero también ―y es un punto por resaltar en esta historia― cómo, gracias al apoyo de allegados y a la orientación de un médico en especial, se pudieron dar cuenta del valor de la aceptación y de que, si bien en un principio se pudieron haber sentido confundidos, sorprendidos y hasta desorientados, descubrieron fortalezas, un mundo nuevo y conocimientos, a la vez que otras habilidades y destrezas.

El valor de la aceptación de las diferencias dentro de la misma familia. De esa manera, se podrá contar con la seguridad y la fortaleza suficiente para reafirmarse ante la sociedad / Crédito: Down España

¿Qué hacer para evitar el estrés en los niños y adolescentes?

A fin de evitar el estrés en este grupo de la población, es muy importante que se sigan las siguientes recomendaciones:

  1. Los padres son el primer ejemplo para los hijos. Si adoptan un buen estilo de vida, disponen de habilidades sociales y saben manejar el estrés, podrán ser el mejor de los ejemplos para estos últimos.
  2. Los padres también deben estar atentos a los cambios en sus hijos y ayudarlos a enfrentar situaciones difíciles pero de una manera razonada y calmada.
  3. Se debe evitar el consumo de alcohol y de otras drogas que puedan incrementar el mal estado de ánimo y las agresiones dentro y fuera del hogar.
  4. Se debe compartir y disfrutar en familia.
  5. Se debe saber abordar los cambios.
  6. Se debe saber valorar las diferencias y aceptar al otro tal como es, sin causarle estrés, malas experiencias, dolor, exclusión o resentimientos.
  7. Se recomienda aprender ejercicios de relajación, mindfulnessyoga, y ejercitarse regularmente.
  8. Reforzar los valores y fortalezas de la persona y de cada uno de los miembros de la familia.
  9. Inculcar el valor de la familia como la base de la sociedad. Si se cuenta con la certeza del apoyo y la unión, todo será más sencillo y se podrán vencer las dificultades con más facilidad.
  10. Dedicarse a actividades que los apasionen y que les permitan destacarse.

La armonía y la comprensión familiar es la base de una buena vida y de la superación de las adversidades / Crédito: Freepik

Se recomienda que los adultos sepan manejar el estrés de la mejor manera posible. Si los hijos ven que sus padres son tranquilos, saben resolver los problemas sin agitarse, evitan la violencia, conversan y buscan las soluciones más acertadas después de analizar muy bien todas las opciones, podrán contar con un modelo apropiado por seguir y actuar del mismo modo

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