Javier Peris y la neurodiversidad, su importancia y situación actual
La neurodiversidad, es decir, la diferencia en la forma como funcionan los cerebros humanos y las distintas maneras de pensar, actuar y aprender, tiene como fin aceptar y abrir puertas a las capacidades, habilidades y conocimientos de las personas consideradas neurodiversas. Por ello, varios son los casos, por ejemplo, de bancos de empresas tecnológicas reconocidas mundialmente que ofrecen puestos de trabajo a este amplio grupo de la población.
A su vez, también es posible encontrar organizaciones que se encargan de insertar al talento neurodivergente en puestos de empleo calificados. Por ello, se entrevistó por escrito a Javier Peris, CEO y fundador de la organización NeurodiverSí y miembro de la RedTDAH, ambas de España.
NeurodiverSí, cabe destacar, tiene como objetivo crear lazos entre empleadores y empleados, estos últimos, relacionados con la neurodiversidad, la cual abarca condiciones como el autismo, la dislexia, la dispraxia, el trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH), etc., y muestra las fortalezas que cada una de ellas puede aportar al sector público o privado, además de valorar su talento, aptitudes y potencial.
Dicha organización opera tanto en España como en el exterior, creando una red en Latinoamérica y Estados Unidos; ha recibido ayudas administrativas y hasta está operando en el área académica.
Sin embargo, aún falta más a escala mundial por crear conciencia sobre la importancia de reconocer las capacidades de las personas neurodiversas y de inculcar una cultura inclusiva fuerte a fin de que también gocen de una mejor calidad de vida, respeto y tolerancia. Aun así, se aspira a que el trabajo que se esté haciendo hoy en día sirva no solo para la población actual, sino también para las futuras generaciones.
Cabe destacar, por otro lado, que esta entrevista se hizo por escrito, pues yo, Adriana Ramírez, quien soy periodista venezolana y redactora de Superar Centro Integral de Psicología, de Quito, Ecuador, tengo una discapacidad auditiva que me fue diagnosticada a los 19 años de edad. En mi caso, he ido perdiendo la audición progresivamente y desde que empezó la pandemia por la COVID-19, la comunicación se ha hecho más cuesta arriba, por lo que se me dificulta mucho entender por videollamadas o por teléfono. Así que, si bien es cierto que dicha pandemia ha significado un, digamos, acercamiento mediante la tecnología, también ha representado una barrera en lo que es la comunicación para algunos.
Peris, por su parte, no solo cuenta sobre su experiencia y la labor de NeurodiverSí, sino también su vivencia con TDAH y su visión acerca de la importancia de la salud mental
1.- ¿Cuál es su cargo exacto en NeurodiverSí y cuál, su trayectoria en el área de la neurodiversidad?
―Como me gusta definir mi cargo es con el término “createga”, creativo y estratega, que es donde me sitúo mejor, aunque realmente sea el CEO y fundador de NeurodiverSí.
NeurodiverSí fue un término creado para presentar un proyecto sobre empleabilidad y neurodiversidad, el cual fue aprobado obteniendo una magnífica calificación. Era una propuesta que ofrecía el Ayuntamiento de Valencia (creo que ustedes lo llaman municipalidad) enmarcado en los Objetivos de la ONU en su Agenda 2030, que aquí se presentó como Missions València 2030. Con este premio, en enero de 2021 pudimos empezar a desarrollar NeurodiverSí como pretendemos que se conozca hoy en día.
La neurodiversidad es la diversidad de los cerebros y mentes humanas, la infinita variación en el funcionamiento neurocognitivo dentro de nuestra especie. En este sentido, podríamos afirmar que todas las personas formamos parte de la neurodiversidad, en su propia definición. También significa que las diferencias entre los cerebros de las personas son simplemente diferencias y no trastornos o desórdenes ni enfermedades.
Sabemos que los cerebros humanos son diversos, no son todos iguales, no existen personas con cerebros “anormales”, sino con sistemas neuronales diferentes, con variaciones.
Hay una mayoría de personas cuyos cerebros tienen características similares; son las que denominamos neurotípicas. Esto no quiere decir que aquellos que no tienen esas similitudes sean anormales, sino que son atípicos, diferentes nada más.
Además de las personas neurotípicas, sabemos también que existen algunas diferencias en los cerebros de las personas con dificultades de aprendizaje, de atención, y que, en definitiva, pueden pensar de forma diferente.
La neurodiversidad ve esas diferencias como normales y señala que las personas que las tienen son tan normales como las que no.
Al ser cerebros diferentes y no considerarse trastornos, desórdenes o enfermedades, no plantean la necesidad de curación, sino que se debe asumir que el objetivo es aceptarlas como parte de lo que se considera la normalidad. Y eso significa ofrecerles el apoyo necesario para que puedan participar plenamente como miembros de la comunidad.
El concepto de neurodivergente: aquellas personas que poseen rasgos neurológicos poco comunes, sobre todo a nivel del sistema nervioso central o cerebro. Las personas neurodivergentes presentarán patrones de comportamiento fuera de lo común, al menos, en los términos de lo impuesto por los estándares sociales.
2.- ¿Qué lo llevó a trabajar en dicha área?
―Toda mi vida me formé y trabajé en torno al mundo de la comunicación visual y diseño gráfico. Desde pequeño tuve una inclinación hacia mi hemisferio creativo, que en mi casa, dadas las circunstancias y creencias en las que vivíamos, no supieron apoyarme tempranamente. Como se suele decir, era la oveja negra del rebaño.
En aquellos tiempos no se conocía este tipo de neurovariaciones; simplemente te decían más bien que no servías para tal cosa y, en mi caso, me fue difícil estudiar, no entendían mi condición cognitiva, y suspendía con cierta regularidad.
Nadie hubiera apostado ni un céntimo sobre mi futuro. Nadie se hubiera imaginado que acabaría trabajando en diseño gráfico y marketing, y menos todavía que consiguiera algunas de las cuentas más importantes del país en aquellos tiempos, como clientes.
Insisto mucho en esto: no se conocía nada sobre estas cuestiones de la neurodiversidad: o eras válido para estudiar, o directamente a trabajar, el resto eran “anormales”, o como se les llamaba entonces: “mongólicos”, “subnormales” y demás nombres despectivos.
Me casé con una médico, y en pocos años, nació nuestra primera hija. Con ella, empezamos a detectar ciertos problemas de aprendizaje y una gran timidez e inseguridad. Fue en esos momentos, cuando iniciamos nuestra investigación para poder ayudar a nuestra pequeña.
Tuvimos nuestro primer contacto con parte del mundo de la neurodiversidad; en concreto, con el TDAH.
Era mi mujer la que se ocupaba de todo lo que se refería al tratamiento, conocimiento y manejo del TDAH.
Yo era informado, pero prácticamente no participaba de manera activa tanto como hacía mi mujer.
Años más tarde, nació nuestro segundo hijo.
Con la experiencia adquirida en los años anteriores, mi mujer, al ser médico, empezó a detectar algunas características del TDAH, también en nuestro hijo, pero distintas a mi hija.
Mi mujer, cada vez más, iba adquiriendo más y más conocimiento sobre este trastorno. Me hablaba de ello, pero yo estaba en lo mío y de algún modo me despreocupaba porque sabía que ella lo estaba atendiendo muy bien.
Después de varias crisis económicas importantes, me sumergí en una gran depresión existencial. Cada vez estaba a más profundidad y no veía ni un hilo de luz.
Empecé con antidepresivos que, según mi opinión, no fueron acertados. Iba a varios psicólogos, psiquiatras, pero no salía de mi túnel.
Entonces mi mujer me aconsejó dos cosas: la primera, que me hicieran un diagnóstico con un buen profesional que confirmara que tenía TDAH y, la segunda, que trabajara o me dedicara a ayudar en una ONG.
Me empecé a interesar en estos temas, me leí algunos libros (conste que me cuesta mucho leer) que me ayudaron a reconstruir mi existencia, y también asistí a varias jornadas y conferencias: “El hombre en busca de sentido”, de Viktor Frankl; “Conversaciones con Dios”, de Neale Donald Walsch (no soy creyente)…, Daniel Goleman, Bruce Lipton, Joe Dispenza, Elizabeth Gilbert, Jorge Bucay, entre otros.
Me decidí a diagnosticarme y, efectivamente, tengo TDAH. Cambió el tratamiento, cambió el rumbo de mi vida, cambiaron ciertas preguntas existenciales que tenía y empecé a ver algo de luz.
Mi interés y curiosidad fue en aumento, por lo que decidí emprender un camino de aprendizaje para focalizar y asentar estos conocimientos que iba adquiriendo.
Me iba adentrando sin darme cuenta del concepto de neurodiversidad.
Entré en un proceso algo peligroso y con bastante ansiedad de adquirir conocimiento. Y me matriculé en varias especialidades en la universidad, coach, mindfulness y gestión emocional, facilitador de Lego@ Serious Play@, Diplomado Practitioner en Neuroeducación… ahora estoy con un posgrado de arteterapia.
Imagino que no pararé ahí, mi curiosidad no tiene límites, es parte de mi TDAH, de mi ADN.
3.- ¿Cuál ha sido su experiencia, a grandes rasgos, como persona con TDAH y miembro de la RED, y qué les puede decir tanto a las personas que tienen TDAH como a sus familiares, amigos y profesores sobre cómo tratar de superar o manejar esta condición con propiedad?
―Con esta pregunta hablaré de la segunda recomendación que me hizo mi mujer, puesto que la primera ya la contesté, en parte, en la anterior pregunta. La segunda: que trabajara o me dedicara a ayudar en una ONG.
En 2018 conocí a través de unas jornadas sobre el TDAH que asistió mi mujer a un joven con el mismo trastorno: Duarte Falcó. Coincidimos en muchos argumentos y fundamos en 2019 nuestra propia asociación sin ánimo de lucro, redtdah.org, junto a Ana Tchang (médico) y Eduardo López (economista).
2019 fue el año de arranque de todo esto en lo que me voy metiendo. Ese año fue una etapa magnífica. Conocí a mucha gente, personas interesantes, grandes profesionales, personajes conocidos, personas con problemas, solidarios, dispuestos a ayudar, etc.
En 2019 hicimos grandes proyectos, por ejemplo, un monográfico de aproximadamente 60 páginas en la revista más importante del sector de la educación, Cuaderno de Pedagogía; conferencias en aceleradoras de empresas y centros empresariales; coordinamos un magnífico libro con más de 30 de los mejores especialistas en sus campos (TDAH, autismo, dislexia, psicólogos, psiquiatras, pedagogos, terapeutas, etc.): Todo lo que necesitas saber sobre el TDAH en la etapa de aprendizaje). Diseñamos una serie de dibujos animados (actualmente, en búsqueda de financiación), del cual producimos el primer episodio como programa piloto; ganamos un prestigioso premio, “El valor de cuidar”, de los Laboratorios Janssen: un cómic de viñetas sobre el TDAH cuyo personaje es Victhur (Victoria y Thor, queriendo emular el significado y fortaleza de ambos nombres…).
Yo fui diagnosticado cuando ya era un adulto en 2018, me alegré mucho de saber que lo tenía, porque por fin daba respuestas a parte de mi persona y episodios vividos en mi vida. Fue como quitarme un sobrepeso que excedía en mi equipaje.
Tener TDAH no es una desgracia ni una bendición; simplemente, como en cualquier individuo, funcionas de modo diferente, y en tu diferencia, tal vez, tienes que trabajar y esforzarte algo más que el resto de lo que se llama coloquialmente “normal”. Pero… ¿qué es normal? Esa es otra cuestión.
Si se sospecha, hay indicios de tener posiblemente TDAH, cuidado, porque existen malas interpretaciones o confusiones. Lo primero es ir a un especialista, un buen especialista, y que efectúe un diagnóstico. Yo, personalmente, recomiendo un psiquiatra, y luego un psicólogo, ambos van a intervenir en el tratamiento futuro y son los que más entienden en estos temas. Ojo, deben ser especialistas en TDAH. Ellos te indicarán el tratamiento que se debe seguir. No todos somos iguales ni tenemos las mismas características, biológicas ni de personalidad, por lo que el tratamiento debe ser individualizado.
Afortunadamente, cada vez más, se detecta en edad infantil, en edades escolares. Por eso, el porcentaje es mayor que en adultos no porque tenga cura, sino por lo que he comentado al principio: antes no se conocía de su existencia.
Al diagnosticar a un niño, los padres empiezan a verse posiblemente reflejados. Al tener un factor genético, casi con toda probabilidad es que alguno de ambos también tenga TDAH, y ahí empieza otra cuestión diferente a la de los niños: “Bueno, ya soy muy mayor para esto…”, “si he vivido tantos años teniendo TDAH y he sobrevivido, puedo seguir como estoy…”, y empiezan las dudas. Hay personas que dan el paso, y otras que se ocultan pensando que no va con ellos.
De acuerdo con mi experiencia de TDAH diagnosticado en edad adulta, vale la pena hacerlo: entenderás, descubrirás muchas cosas ocultas, que bien no veías, bien no querías ver.
Para mí, es difícil ser breve con este tema, tengo tantas cosas que contar que no tengo límite; les ruego que me disculpen. Hacer este ejercicio de reflexión también me ayuda, forma parte de una de las terapias que se deben hacer, no solo pensar; escribir sobre tus emociones, tus vivencias, tus recuerdos, con una visión positiva, melancólica y alegre de haberlas vivido, porque ahora eres tú quien domina la situación.
Empezando por la etapa infantil, es muy importante el apoyo familiar. El tratamiento es multidisciplinar y gira en torno a tres ejes principales: psicológico, psicopedagógico y farmacológico, donde a partir de estos se van entrelazando y participando con otras terapias. Insisto en que la familia es clave para el buen desarrollo del niño.
No hay que desesperar, aunque reconozco que hay momentos complicados, retorcidos, difíciles, en los que la calma y la comprensión deben aflorar. La negociación suele funcionar bien, plan de tareas, obligaciones y recompensas que satisfagan.
Yo repetí curso en dos ocasiones y media. Pero aquí estoy, no se acabó el mundo entonces.
Descubrir y desarrollar sus habilidades. No todos tenemos las mismas fortalezas, no todos debemos estudiar arquitectura, ingeniería o ser abogados; también existen otras profesiones tan dignas como las citadas.
Creo que lo importante es sentirse feliz o encontrar la felicidad haciendo lo que mejor sabes hacer. Desarrollarte en lo que funcionas mejor y, sobre todo, no ser el mejor para los demás, sino para ti mismo. Es importante controlar la autoestima, ni sobreelevarlo ni infravalorarla: o te lleva a los “egos” o te “hunde”.
Suelo poner un ejemplo en mi aprendizaje infantil y adolescente. Suspendía matemáticas todos los años o iba muy justito, menos en el último curso de bachiller que saqué notable. ¿Por qué?
Es una cuestión de método. Ese profesor entendía la enseñanza bajo otro paradigma distinto al resto.
Con este comentario, dejo abierto el escenario sobre el cambio necesario en el sistema educativo actual. Apuntar también, como vital, añadir asignaturas como Inteligencia y Gestión Emocional durante toda la etapa de aprendizaje y otras que fomenten la innovación, creatividad, emprendimiento, habilidades sociales, altruismo, además de las tecnológicas emergentes, computación, robótica, multimedia, etc. Está claro que es necesario cambiar el sistema educativo hacia modelos más inclusivos, más equitativos, más sociales y actuales.
Me gustaría también citar algunas de las consecuencias que pueden llegar a causar un mal diagnóstico, no llevar ningún tratamiento o no ser diagnosticado, etc.: baja autoestima, sensación de bajo rendimiento e inseguridad, con independencia de lo que haya conseguido; infelicidad, demorar la toma de decisiones…, pudiendo llegar a límites como accidentes de tráfico y laborales, inestabilidad laboral, cambios de pareja (separaciones o divorcios), delincuencia, adicciones (drogas, alcoholismo, ludopatía), etc.
Como ves, esto da para mucho diálogo, no quisiera olvidar todas aquellas terapias y tecnologías tanto analógicas como digitales que ayudan mucho y que son necesarias como complemento y refuerzo. Por nombrar algunas: mindfulness, nutrición, arteterapia (pintura, música, teatro, danza), hablar en público, dialéctica, deporte, ajedrez, pasear, emprendimiento, terapia con animales, relaciones sociales, creatividad, etc.
Resumiendo: detección, diagnóstico, estrategia, tratamiento, seguimiento, constancia, voluntad, ánimo, tolerancia, comprensión, trabajo, esfuerzo, recompensa, descubrimiento, negociación, sentido del humor, amistad, felicidad, superación = vale la pena.
4.- ¿Qué puede aportar la neurodiversidad a la vida humana, en general, y a tanto al trabajo como a la educación, en particular?
―Entender que no todos los humanos somos iguales en cuanto a la forma de pensar, actuar, biológicamente…, tenemos mentes diferentes, como ya expliqué al principio de la entrevista. Tener este conocimiento, admitirlo, interiorizarlo y saber convivir ya es un paso de gigante.
Eso es parte de nuestro trabajo en NeurodiverSí: que la sociedad reconozca esta realidad que siempre ha existido.
El mundo se ha ido configurando para las personas neurotípicas, que son la gran mayoría. Pero la historia de la humanidad ha demostrado que las neurominorías han sido incuestionablemente fundamentales en los grandes avances y decisiones de nuestra historia.
Gracias a la neurociencia, se está reconociendo la existencia de estos talentos como personas neurodivergentes y dando voz a la importancia que esto supone para este presente-futuro que estamos viviendo. Son las nuevas generaciones las que están recuperando a estas neurominorías como personas talentosas que son capaces de aportar ni más ni menos que las personas neurotípicas; que aportan soluciones diferentes, innovadoras, creativas, distintas. Son a partir de los mileniales las generaciones que se preocupan más por la equidad de las personas, el cuidado por el medio ambiente, el fin de la pobreza, los cambios en el sistema educativo; en definitiva, cambiar de paradigmas anclados en el siglo XX, para dar paso a una mejor convivencia.
Para entender qué aporta la neurodiversidad a la vida humana, tan solo hay que recordar algunos de los grandes logros de la humanidad y quién los desarrolló. Por nombrar algunos históricos y contemporáneos: ALBERT EINSTEIN, ISAAC NEWTON, CHARLES DARWIN, WOLFGANG AMADEUS MOZART, BEETHOVEN, RAMÓN Y CAJAL, NIKOLA TESLA, LEONARDO DA VINCI, ABRAHAM LINCOLN, BENJAMIN FRANKLIN, GALILEO, SÓCRATES, THOMAS EDISON, VINCENT VAN GOGH, ALAN TURING, etc. Que supuestamente se les reconoce como neurodivergentes, dadas sus características de funcionamiento. Otros más contemporáneos que son reconocidos por las mismas circunstancias o han divulgado su condición: ANDY WARHOL, STEVEN SPIELBERG, SUSAN BOYLE, KEANU REEVES, WOODY ALLEN, GRETA THUNBERG, BILL GATES, LIONEL MESSI, ANTHONY HOPKINS, STEVE JOBS, MICHAEL PHELPS, RICHARD BRANSON, WILL SMITH, LUIS ROJAS MARCOS, EISENHOWER, ELEANOR ROOSEVELT, CHURCHILL, WALT DISNEY, ERNEST HEMINGWAY, JOHN LENNON, etc.
Hace tiempo, aunque también actualmente y es algo que estamos cambiando, se les llamaba personas con discapacidad, por ejemplo, Beethoven, que tenía una discapacidad auditiva, es decir, estaba sordo. Gracias a esta “discapacidad”, ha sido uno de los mejores compositores de la historia; gracias a esta “discapacidad” compuso obras como la Missa solemnis, la Novena sinfonía… y la increíble Quinta sinfonía, que, con solo cuatro notas, fue capaz de sorprender al mundo a lo largo de la historia y componer esta magnífica sinfonía que se desarrolla en torno a estas famosas cuatro notas.
Más bien, es necesario cambiar este término negativista y despectivo como es la palabra “discapacidad”, por otra que refleja más la realidad: el de poseer capacidades diferentes y que hemos demostrado a lo largo del tiempo; que no solo hemos conseguido hitos importantes, sino que también somos imprescindibles.
Quedan demostrados los grandes aportes que la neurodiversidad ha conseguido, sigue y seguirá
logrando en nuestra sociedad.
Dicho esto, es necesario que vayamos evolucionando hacia un mundo más equitativo en oportunidades. Hay mucho trabajo por hacer, sin lástima, pero sí con comprensión, compañerismo y aceptación.
¿Somos diferentes? Pues SÍ, ¿y quién no es diferente?
¿Pensamos todos de forma diferente? Claro que Sí. De otro modo, la vida sería muy aburrida y no habría avances, creatividad, emprendimiento, innovación…
Este es el mensaje de NeurodiverSí, ese “SÍ” final, de aceptación, de existencia, de futuro.
5.- ¿Cuál es la situación ahorita de la neurodiversidad, en general, y según su experiencia, en el campo laboral, en particular?
―El término neurodiversidad es cada vez más aceptado. Es una verdad imparable y positiva. La sociedad se está dando cuenta de esta realidad. Hay que seguir trabajando, divulgando e informando.
La neurociencia, junto con las TIC, son las herramientas clave para la educación del futuro, para el desarrollo de la enseñanza. Las emociones positivas y el fomento de la curiosidad logran una mejor capacidad de aprendizaje.
Gracias a la neurociencia, podemos comprender cómo funciona y aprende nuestro cerebro. Cuando sentimos curiosidad respecto a un tema concreto, se activan las conexiones neuronales de la atención.
Por ejemplo, una experiencia demostró que una persona con autismo, en unas circunstancias adecuadas, era un 60% más productivo que una persona neurotípica, ambas con la misma formación en tecnología y resolviendo el mismo problema. Esto es consecuencia del alto grado de concentración y capacidad de detectar detalles que pueden alcanzar. Otro ejemplo podría ser el de otra persona que tiene TDAH, que interesado por un tema, se hiperfocaliza llegando a conclusiones creativas, innovadoras, disruptivas, que tal vez a otras personas neurotípicas no se les ocurran.
El concepto neurodivergente son aquellas personas que poseen rasgos neurológicos poco comunes, presentando patrones de comportamiento fuera de lo común, al menos en los términos de lo impuesto por los estándares sociales.
Las grandes empresas, sobre todo tecnológicas, entre las que se encuentran SAP, IBM, Google, Microsoft, etc., se dieron cuenta de estos comportamientos diferenciales, de estas neurominorías y de los grandes talentos que podrían contratar. Empezaron a apostar firmemente en personas neurodivergentes: autismo, asperger, TDAH, dislexia, etc., para según qué departamentos o roles laborales, configurar equipos neurodiversos de alto rendimiento y efectividad.
Según James Mahoney, de JP Morgan Chase, “la demanda de talento está aumentando y necesitábamos ser más creativos en la forma y cómo construimos diversidad cognitiva en nuestra fuerza laboral”.
Vemos un futuro cada vez más neurodiverso, hay que adquirir talento neurodistinto, crear equipos más efectivos e impulsar la inclusión. Las empresas deben de aprovechar la neurodiversidad como estrategia de talento.
6.- ¿Qué falta por hacer para que haya un mayor empuje en este sentido?
―El movimiento surge y está muy desarrollado en los países anglosajones. Desde NeurodiverSí, lanzamos este proyecto con alianzas internacionales para obtener conocimiento y experiencias sobre los modelos de empleabilidad y neurodiversidad existentes. Llevamos varios años trabajando e investigando con distintos profesionales en sus diferentes especialidades sobre la situación de la empleabilidad y la neurodiversidad en países de habla hispana, España y Latinoamérica.
El trabajo de investigación llevado a cabo está empezando a dar sus frutos. NeurodiverSí ha obtenido varios premios y ayudas administrativas. Hemos creado una organización en Latinoamérica para trabajar junto con España y crear una red internacional de neurodiversidad, con cuatro localizaciones como contactos principales: Perú, Miami, México y España.
En diciembre de 2021 organizamos el 1.er Congreso Internacional de Empleabilidad y Neurodiversidad en habla hispana, NEURENM, con la esperanza de tener continuidad.
Y actualmente estamos impartiendo la primera edición de un diplomado de especialización en trastornos del neurodesarrollo: NEURODET, desde Latinoamérica, de 120 horas y con cerca de 40 docentes de varios países.
Falta mucho por hacer, y el camino no es fácil, pero no por ello desilusionante; todo lo contrario, nos ilusiona y nos motiva cada día más ver los frutos que se consiguen poco a poco.
Hace falta, sobre todo, el reconocimiento por parte de los Gobiernos a la existencia de la neurodiversidad como una realidad del siglo XXI. Calculamos, así por encima, que las personas neurodivergentes superan los 100.000.000 de habitantes de habla hispana, una cifra muy alta para que los Gobiernos se desentiendan. Estamos hablando de cerca del 20% de la población; posiblemente más.
Además de los cambios obligados en cuestiones de educación y empleo, hay un factor muy importante y preocupante: la salud mental.
Se habla mucho, pero se actúa poco. Esta pandemia en la que estamos sumergidos está dejando al descubierto muchas de nuestras vergüenzas, en todos los campos, pero sobre todo es alarmante que la salud mental sea esa asignatura pendiente que siempre suspende.
Están aumentando y seguirán creciendo los casos de depresión, estrés, ansiedad, adicciones, y lo más grave: suicidio, suicidio en edades infantiles. Por lo que, desde aquí, hago un llamamiento a que podamos entre todos solucionar estos problemas que nos afectan a todos, y más todavía a las personas neurodivergentes.
Hace falta un mayor compromiso, entendimiento y solidaridad. En definitiva, hace falta un gran cambio de paradigma en nuestra sociedad.
7.- ¿Cómo podrían hacer los psicólogos y especialistas de la salud para aportar más a este campo?
―Hace falta más investigación y especialistas bien preparados en este campo. Están dándose muchos cambios sociales, económicos, culturales y, sobre todo, tecnológicos. Desde mi punto de vista, los especialistas en salud mental deberían estar más unidos y trabajar más multidisciplinarmente; creo que se avanzaría mucho más. El tratamiento es de por vida. Y en la vida se suceden acontecimientos, etapas, cambios, etc.; comprender todo esto es complejo. La neurociencia, junto a las tecnologías, nos ayuda a entender y encontrar nuevos caminos. Uno no se puede estancar en su conocimiento o declararse autosuficiente; la vida es un continuo aprendizaje.
Creo que hay que “normalizar” cierto lenguaje o cambiar su estigmatización. Me refiero a quitarse complejos y no tener miedo a decir: voy al psiquiatra o al psicólogo. Tendría que significar algo tan normal como decir que “voy al médico porque estoy resfriado”. Esto es muy importante en nuestra sociedad; todavía decir que voy al psicólogo es como…, algo vergonzoso o que solo está reservado para los más locos.
Ir al psicólogo está dejando de ser un tabú. Los problemas de salud mental han estado siempre, pero ahora están cambiando los valores, que, como dije anteriormente, las nuevas generaciones tienen mayor capacidad de adaptarse a una realidad cambiante e inesperada, y les gusta hacerlo de una manera saludable, es un valor esencial para ellos, han normalizado ser más sensibles, tener problemas, querer entenderlos y querer comunicarnos. Las nuevas generaciones de padres cada vez dan más peso a este ámbito de bienestar, que lo vemos con más frecuencia en las escuelas, empresas, organizaciones e incluso en ambientes sociales.
La psicología está en un momento clave, con claras perspectivas de futuro. Esa estigmatización de los problemas de salud mental está cambiando y está siendo clave para el sector, dando como resultado un aumento de los casos terapéuticos.
8.- ¿Qué papel desempeña la gente en general en cuanto a la aceptación y el respeto con respecto a la neurodiversidad?
―Precisamente, el trabajo por realizar no es solo para la comunidad neurodivergente; también se trata en centrarse más en los mensajes, formación e información a toda la sociedad.
El trabajo no es aislado, es conjunto, y el mensaje debe ser enfocado, en este caso, en el empleador y los compañeros de trabajo. El entrenamiento en neurodiversidad intenta atraer talento sin explotar, impulsar la colaboración y el bienestar, ayudando a los empleadores a adoptar y aprovechar la verdadera diversidad de pensamiento. Una de las metas es conseguir que las empresas sean también neuroinclusivas. Las capacitaciones en neurodiversidad empresarial ayudan a impulsar la inclusión en toda la organización, concienciando y creando cultura neuroinclusiva a todos los empleados.
Por lo tanto, el centro de la diana recae sobre la sociedad, no se trata únicamente de aceptar y tener respeto, creemos en un proceso de “normalización” de la neurodiversidad, para lo que es conveniente ir cambiando modos de expresión, creencias pasadas de sobreprotección, ser empático. En el ámbito laboral buscamos que todos los empleados de la organización tengan un conocimiento básico, al menos, sobre la neurodiversidad.
Informar y formar a la población, promover una integración efectiva y real de las personas con diversidad funcional en todos los ámbitos de su vida, concienciar y sensibilizar a la ciudadanía de las trabas sociales, físicas y actitudinales que existen todavía en la sociedad. Ofrecer la oportunidad de conocer, interactuar y tener experiencias directas.
Con método y conocimiento (formación e información), llegaremos a conseguir la equidad de oportunidades laborales para todas las personas.
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