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El trastorno obsesivo-compulsivo se puede diagnosticar de manera tardía, pues a veces la persona oculta los síntomas por vergüenza o miedo a que lo estigmaticen

La importancia de saber convivir: caso, trastorno obsesivo-compulsivo

Escrito por Adriana Ramirez en .

Aprender a convivir no es solo un arte, sino una necesidad en cualquier situación dentro y fuera del mismo país. Aprender a relacionarse dentro de la casa, aprender a resolver los problemas sin violencia ni gritos, sin resentimientos, sino más bien mediante el acuerdo, la tolerancia, la empatía, el respeto, el amor… es una necesidad y un deber, es una demostración de amor. 

Si nos ponemos a ver, la familia ―y tener la dicha de poder contar con ella, con su protección y abrigo, con su cariño―es nuestro principal equipo, nuestro principal sostén.

Pues así mismo debe ocurrir en situaciones relacionadas con la salud física y mental, aunque no siempre sea tan sencillo, a decir verdad, sobre todo cuando la situación implique un cambio imprevisto en nuestras vidas, o que no estemos en la capacidad de entender el problema y, por ende, no sepamos cómo actuar sin afectar al otro, sin reaccionar nada más que por medio del impulso, la rabia, la impotencia, el desconocimiento o el dolor. Recuerda siempre: ante todo, la familia.

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Y, así pues, ocurre lo mismo en el caso del trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), ya que las personas que lo afrontan se pueden sentir ―además de estresadas, ansiosas y temerosas― incomprendidas, y entonces se pueden alejar, aislarse, sufrir.

Sin embargo, también recuerda otra cosa que es de suma relevancia: todos los problemas tienen su grado de importancia para quien lo afronte, y todos tenemos problemas. Aun así, ten presente que hay maneras de sobreponerse y de salir airoso de la batalla con la que estemos lidiando, y que si no hallamos la mejor forma de hacerle frente, puede afectar nuestra salud en general.

Binomio, salud y familia.

Trastorno obsesivo-compulsivo

Ahora hablemos un poco del TOC para saber por qué es tan importante el apoyo y la comprensión familiar. 

El TOC, pues, se caracteriza por dos situaciones particulares: las obsesiones y las compulsiones. Así, una persona puede tener obsesiones, compulsiones o ambos a la vez. 

Las obsesiones son pensamientos, imágenes o impulsos que se distinguen por ser involuntarios y recurrentes, y que hacen que la persona sienta ansiedad, nervios, angustia, miedo, pues cree, entre otros aspectos, que pueden ocurrir hechos lamentables, aun cuando ni ella ni los demás corran ningún riesgo. 

Las compulsiones, por su parte, son la forma de actuar ante dichas obsesiones; es decir, la persona, impulsada por la necesidad de contener estas obsesiones, comete actos compulsivos o rituales para aplacar la mala sensación que le generan.

“El Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC) es una condición de la salud mental con tres características principales: las personas que padecen este trastorno tienen pensamientos involuntarios, irracionales y repetitivos llamados obsesiones (obsesiones). Estas obsesiones generan ansiedad, angustia y miedo en el paciente, quien se ve compelido a realizar acciones compulsivas (compulsiones) en su intento por neutralizar las sensaciones desagradables que están asociadas con las obsesiones. El ciclo de obsesiones y compulsiones requiere mucho tiempo diario e inhibe la realización de actividades importantes para la persona”, explicó la International OCD Foundation.

Sobre las obsesiones podemos decir que:

  1. Son pensamientos, imágenes o impulsos que ocurren repetitivamente y sin control.
  2. El individuo, sin embargo, no quiere tener esas obsesiones, que son inquietantes e indeseadas. Por lo general, sabe que no tienen sentido.
  3. Las obsesiones pueden causar miedo, indignación, duda, o que la persona piense que las cosas se tienen que hacer de una manera “correcta”.
  4. Ameritan mucho tiempo e impiden que la persona se dedique a otras cosas importantes como, por ejemplo, el trabajo, los estudios, etc.

Sobre las compulsiones:

  1. Las compulsiones son acciones o pensamientos recurrentes mediante los cuales la persona trata de neutralizar, contrarrestar o quitarse las obsesiones.
  2. Las compulsiones son una solución temporal cuando no hay otra manera efectiva de afrontar las obsesiones. Aunque el individuo no quiera actuar así, es una forma de aliviar la ansiedad que estas últimas le ocasionan.
  3. Las compulsiones también pueden comprender la evitación de aquellas situaciones que generan dichas obsesiones.
  4. También requieren mucho tiempo y hacen que la persona no pueda llevar a cabo otras actividades que son importantes, tales como relacionarse con los demás, trabajar, estudiar, etc.

Por otro lado, las obsesiones comunes en el TOC, que pueden aparecer al menos una vez al día, están relacionadas con situaciones como la contaminación (la persona teme contaminarse con, por ejemplo, bacterias, gérmenes), perder el control (la persona puede sentir miedo de, por ejemplo, hacerse daño a sí mismo o a los demás), perfeccionismo (la persona puede sentir otros miedos o preocupaciones vinculados con la simetría o la exactitud, miedo a perder cosas, etc.), daños (la persona puede sentir miedo de causar algún hecho peligroso como un incendio, un robo, o de que otros se lastimen por no ser lo suficientemente cuidadoso), pensamientos sexuales indeseados (la persona puede tener pensamientos o imágenes sexuales prohibidos, etc.), obsesiones religiosas (preocupación por la moralidad o por ofender a Dios) y otras obsesiones como la preocupación por contraer alguna otra enfermedad (que no tenga que ver con la contaminación) o supersticiones con números de la suerte o con ciertos colores.

Las compulsiones, por su parte, tienden a estar vinculadas a acciones como limpiar y lavar (la persona, por ejemplo, se lava una y otra vez las manos para evitar enfermedades), revisar (la persona, por ejemplo, revisa constantemente que no haya cometido ningún error, que no le haya hecho daño a nadie, o revisa aspectos de su cuerpo), repetir (volver a leer o escribir, repetir actividades comunes como entrar o salir de las habitaciones, pararse o sentarse en las sillas, etc.), compulsiones mentales (la persona revisa mentalmente situaciones o reza para prevenir daños, etc.) y otras compulsiones como es el caso del acaparamiento. 

La fundación agregó que, en el caso de Estados Unidos, se calcula que 1 de cada 100 adultos, o entre 2 y 3 millones de estos, tiene TOC. También indicó que se estima que 1 de cada 200 niños o adolescentes, o alrededor de 500.000, tiene esta condición.

“Esto significa que es probable que 4 o 5 niños con TOC estén inscriptos en cualquier escuela primaria común (de tamaño promedio). En una escuela secundaria de tamaño medio o grande podría haber hasta 20 estudiantes luchando contra los desafíos del TOC. El TOC afecta a hombres, mujeres y niños de todas las razas y orígenes por igual”, afirmó.

Por otro lado, se debe señalar que el trastorno obsesivo-compulsivo suele surgir en la niñez, la adolescencia o al comenzar la etapa adulta. No obstante, tiende a ocurrir más entre los 10 y los 12 años, y entre los últimos años de la adolescencia y los primeros de la adultez.

La Alianza Nacional de Enfermedades Mentales (NAMI, por sus siglas en inglés) acotó que cuando un padre o un hermano (un pariente de primer grado) tienen el trastorno obsesivo-compulsivo, la probabilidad de que otro miembro de la familia también lo presente es de alrededor del 25%.

Por otra parte, alguna veces las personas con TOC también tienen otras afecciones como son la depresión, la ansiedad o el trastorno dismórfico corporal. Este último tiene que ver con el hecho de que el individuo cree de manera errónea que una parte de su cuerpo es anormal.

A su vez, hay que tomar en cuenta que puede haber personas que oculten sus síntomas por vergüenza o por temor a que las estigmaticen, lo que retrasa un diagnóstico, intervención y tratamiento, y, por otro lado, antes había menos conciencia sobre el caso. Por tanto, las personas no sabían que se podían tratar.

El tratamiento tiende a comprender terapia (terapia de exposición con prevención de respuesta [se expone a la persona a la causa de su ansiedad para que lo pueda afrontar y  controlar] y terapia cognitivo-conductual [su objetivo es reconocer los pensamientos negativos y que, gracias a la práctica, se reduzca la intensidad de estos hasta el punto de que sean inofensivos]) y medicamentos.


Aunque no se ha determinado cuál es la causa exacta del trastorno obsesivo-compulsivo, se cree que, entre otros factores, tiene que ver con el funcionamiento de algunas áreas del cerebro que no respondan con normalidad a la serotonina, sustancia química que algunas células nerviosas usan para comunicarse con otras. A su vez, se cree que el factor genético influye en la aparición del TOC / Crédito: Freepik

¿Qué papel desempeña la familia y, por ende, la convivencia?

Entendamos primero que cuando hablamos de convivencia nos referimos a compartir una vida y unas relaciones óptimas, en las que sabemos que podemos contar con el otro y que el otro puede contar con nosotros; sabemos que nos queremos y que nos ayudamos mutuamente; sabemos que nos debemos aceptar tal y como somos, apoyarnos y entendernos entre nosotros mismos.

Por eso, es tan importante que los familiares lean y que se informen, en este caso, sobre el trastorno obsesivo-compulsivo; que sepan que las obsesiones, compulsiones o ambas no son solo “un capricho”, sino parte de una situación que cuenta con tratamiento. Para ello, también cobra suma importancia la psicoeducación, herramienta útil de la psicología para informar de manera clara, didáctica e ilustrativa tanto al paciente como a sus familiares acerca del caso que estén atravesando.

Mediante la información podrán saber qué es el trastorno obsesivo-compulsivo, cómo se presenta, por qué, de qué manera incide en la persona, etc. También estarán en la capacidad de no juzgar a su ser amado, de no criticarlo ni de forzarlo a que se recupere rápidamente o a que cambie de pensamientos y/o comportamientos, a no compararlo con otras personas que también están en tratamiento, y a no crearse expectativas irreales; es decir, dejar que la recuperación vaya a su ritmo. 

De este modo, también se pueden sentir más orientados y hacerse con herramientas cognitivas que les permitan adaptarse, aceptar el caso y ayudar; hacerle sentir a su pariente que lo apoyan y que puede confiar en ellos, puesto que este se puede sentir libre de expresarles sus sentimientos sin ser juzgado ni rechazado.

De esta manera, todos pueden desarrollar la empatía, habilidad necesaria para entender a aquel que está atravesando el mismo caso y a otros tantos seres humanos con otras tantas condiciones físicas, mentales, económicas, de género, nacionalidad, religiosas, etc., que les causan dolor, aislamiento y exclusión. 

Lea nuestro artículo La importancia de las habilidades sociales en la vida: 

Asimismo, es muy importante evitar el estigma en contra de la salud mental y el miedo a ser tildado por presentar afecciones de este tipo. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada 4 personas tendrá algún problema de salud mental en cualquier momento de su vida. Así pues, se trata de una situación común para la que, gracias a los avances científicos e investigaciones, hay ayuda.

Y, precisamente, el diagnóstico temprano, el buen diagnóstico hecho por un especialista en el tema, lleva a una intervención y a un tratamiento oportuno para evitar el agravamiento del caso.

“La psicoterapia puede ser un tratamiento eficaz para adultos y niños con trastorno obsesivo-compulsivo. Hay investigaciones que muestran que ciertos tipos de psicoterapia, incluida la terapia cognitivo-conductual y otras terapias relacionadas (como la capacitación en reversión de hábitos), pueden ser tan eficaces como los medicamentos para muchas personas. Para otros, la psicoterapia puede ser más eficaz cuando se usa junto con medicamentos”, explicó, por su parte, el Instituto Nacional de la Salud Mental (NIMH, por sus siglas en inglés). 

Así mismo, es muy importante participar en grupos en los que estén otras personas que presenten la misma condición a fin de compartir experiencias y saber que no se está solo.


Es clave que la persona siga el tratamiento indicado, además de la psicoeducación tanto para él (o ella) como para sus parientes. Sin embargo, el International OCD Foundation señaló que los estudios muestran que al menos el 25% de los pacientes con TOC se niega a la terapia cognitivo-conductual, y aproximadamente la mitad de los pacientes descontinúan la ingesta de los medicamentos por los efectos secundarios que puedan causar o por otras razones. / Crédito: Freepik

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