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La COVID-19 ha supuesto una crisis mundial que ha llevado a casos como el estrés, el trauma, el estrés postraumático, la depresión, la ansiedad, el consumo de alcohol y otras drogas, etc.

Recomendaciones para actuar ante las crisis

Escrito por Adriana Ramirez en .

Las crisis son situaciones de ruptura con respecto al día a día (o son casos que implican emergencias y tensión) y, como tal, conllevan una respuesta o reacción, muchas veces imprevista, para poderles hacer frente de manera individual, familiar o colectiva de la mejor forma posible, con raciocinio y control.

Sin embargo, las crisis también significan a veces oportunidades. Por ejemplo, en momentos de crisis económica hay personas que saben hacer negocios produciendo, quizás, algún artículo que se requiera por necesidad o por escasez. 

Tal es el caso de la pandemia de la COVID-19, debido a la cual surgió la necesidad de crear mascarillas para todos, pero, en especial, aquellas que estuviesen adaptadas a personas con discapacidad auditiva

El objetivo era que pudieran entender al leer los labios, ya que las mascarillas comunes se los impide y, por ende, les obstaculizan la libre comunicación y entendimiento tanto en sitios cerrados como abiertos. 

No obstante, es cierto que no siempre estamos preparados para actuar de manera acorde a la crisis, bien sea de tipo económico, familiar, amoroso, laboral, de salud, etc., pues si, por ejemplo, son imprevistas, nos sorprenden, nos pueden paralizar, ofuscar, atemorizar e impedir ver la solución en el momento (y nos pueden llevar al descontrol o descuido de otras actividades que hagamos simultáneamente). También nos pueden llevar a recordar momentos desagradables que vivimos en el pasado y tanto atemorizar como acelerar y ponernos nerviosos si pensamos que pueden volver a ocurrir.

Las reacciones, pues, también dependerán de diferentes factores. Esto es, aspectos como la personalidad de cada sujeto (y su madurez), el tipo de crisis que se presente (no es lo mismo una situación inesperada, tal es el caso de una emergencia de salud, una muerte repentina, un accidente de tránsito o un desastre natural grave, que una situación que se ha alargado en el tiempo, por ejemplo, la crisis económica de un país o el acoso de Estado, institucional o de algún grupo o persona), las experiencias de cada quien, que le permitan aprender a manejar situaciones complejas y desarrollar tanto la resiliencia como la empatía, y las condiciones socioculturales y económicas de cada persona influirán en cómo se hace frente al caso y en cómo incluso el entorno puede cooperar o no.

Lee nuestro artículo ¿Cómo te puede ayudar la resiliencia?

Ahora bien, se debe tener presente que, más allá de las condiciones generales de cada ser humano, no se puede sustituir el papel del psicólogo o del psiquiatra y su formación para tratar problemas para los que se requieran no solo preparación, evaluaciones, diagnósticos, intervenciones, terapias y terapias alternativas, sino también estudios científicos que sirvan de guía y lleven a un abordaje beneficioso. 

Con esto también se evitan o manejan problemas como el trauma, el estrés, el estrés postraumático, la depresión, la ansiedad, las autolesiones, el consumo problemático de alcohol y otras drogas, etc., y se aprenden o desarrollan estrategias de afrontamiento para ayudar a superar la crisis y adquirir habilidades a fin de controlar otras crisis en el futuro. Por tanto, las crisis son, asimismo, fuentes de aprendizaje.

Además, hay que saber que como cada persona reacciona de una manera diferente, sus pensamientos van a influir en sus emociones y conductas y, con ello, también en sus reacciones fisiológicas.

Por ende, el reconocimiento de lo que pensamos, sentimos y cómo actuamos es fundamental para evitar daños a la salud física y mental, como consecuencia de la misma tensión, el estrés y los altibajos emocionales que nos generan las dificultades y que no sabemos cómo controlar.

La crisis y la COVID-19

La Facultad de Educación y Psicología de la Universidad de Navarra, de España, elaboró la guía ¿Cómo afrontar la crisis con normalidad? Claves prácticas para tu bienestar psicológico en tiempos del covid-19. Dicha guía la hizo con motivo, precisamente, de la pandemia que aún sigue, y su finalidad es brindar luces a aquellas personas que se han sumido en la crisis como tal, por lo que se les puede hacer complicado controlar la situación, y sí ser presas del miedo, la tristeza y la incertidumbre.

Por ello, dice que, debido a la crisis que ha producido el nuevo coronavirus en el mundo, es normal sentir malestar y altibajos emocionales, y que esas son respuestas adaptativas del cuerpo que trata de afrontar a su manera la situación, para lo que apela a los recursos que tiene a la mano.

El problema surge, sin embargo, cuando esas respuestas adaptativas se convierten en emociones muy fuertes que impiden el normal desenvolvimiento de la persona, quien, incluso, puede actuar de forma impulsiva, con agresividad o con mucho miedo, se puede bloquear o dejar influenciar por las reacciones y presiones de los demás, y no apelar a la reflexión para pensar antes de proceder.

“El problema ocurre cuando esas emociones son tan intensas que nos asustan mucho, nos bloquean física o mentalmente o nos dificultan realizar nuestras actividades diarias con normalidad”, señaló.

Por ello, habla de seis pasos para alcanzar el bienestar psicológico. Estos son:

  1. El malestar psicológico como tal. 
  2. La autobservación (tiene que ver con el reconocimiento que hacemos de cómo nos sentimos, actuamos y reaccionamos, con el objetivo de que cambiemos aquello que está mal y que, así, podamos proceder mejor no solo para nosotros mismos, sino también para los demás). 
  3. La valoración y comprobación (tiene que ver con la evaluación y comprobación de las observaciones que hacemos de nosotros mismos durante un periodo determinado, con el objetivo de establecer qué funciona y qué no). 
  4. El autoconocimiento (si nos conocemos a nosotros mismos, podemos decidir, evaluar opciones, actuar con más propiedad y determinación, y no dejarnos condicionar por el temor ni la presión de los demás). 
  5. El afrontamiento y el control de la situación. 
  6. El bienestar psicológico en sí mismo.

Por otra parte, se recomienda no quedarse atrapado en los mismos pensamientos, críticas y recriminaciones en contra de nosotros mismos o en contra de las demás personas. Ello solo trae malestar, enojo, rabia, sentimiento de culpa, resentimiento, afectación de la autoestima y separaciones.

A su vez, la familia desempeña un papel crucial en el abordaje y la resolución de la crisis y, en consecuencia, en la unión o no de sus miembros.

“Una familia funcionante tiene capacidad para repartir entre sus miembros el peso de una crisis tanto si es global como si afecta principalmente a uno de ellos. Entre las posibilidades más frecuentes se incluyen: a) la distribución de papeles ante la crisis a afrontar, b) la potenciación colectiva de sus recursos individuales, c) el descargo del rol familiar de la persona más afectada en otro miembro, d), el apoyo emocional desculpabilizante y creativo. 

Una familia disfuncional puede fácilmente pervertir los mecanismos de la familia sana, por ejemplo: a) descargando el conjunto de sus problemas individuales en un chivo expiatorio, que se convierte así en el depositario de las insuficiencias familiares; b) ventilando las agresiones derivadas de la crisis en agresiones internas y reproches culpabilizantes; c) exigiendo despiadadamente al miembro en crisis el cumplimiento de sus responsabilidades, familiares u otras o, por el contrario, d), eximiéndole de manera extrema y permanente de las mismas, lo cual acaba siendo una forma de descalificación más que de ayuda”, indicó el especialista José Luis González de Rivera y Revuelta en su artículo Psicoterapia de la crisis.


El apoyo, la responsabilidad y la cooperación son tres factores esenciales en las familias / Crédito: Freepik

Finalmente, las crisis llevan al surgimiento de acciones cooperativas entre personas o asociaciones a fin de contribuir a la resolución del problema que se esté viviendo de manera colectiva o, al menos, a la ayuda y alivio de quien lo necesita. El objetivo es que sepa que no está solo, que sepa que hay quienes lo pueden oír y que sí hay soluciones.

Debido precisamente a la crisis que ha generado la pandemia, ha cobrado un mayor auge la atención psicológica virtualpara que personas de todas partes del mundo tengan acceso a orientación profesional cuando lo necesiten.

Lee nuestro artículo ¿Cómo puede ayudar la telepsicología?

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